Alfred Merkelbach Kinheimer Rosenberg Riesling Kabinett

A mediados del siglo XX la tecnificación y la modernización llegaron a las bodegas alemanas. Muy pronto los viñedos y lagares pasaron a parecer más fábricas y laboratorios que los lugares mágicos a los que estamos acostumbrados, donde se elabora el vino. Sin embargo, siempre hay una excepción que confirma la regla. Hubo unos supervivientes, una pareja que resistió el envite. Un reducto donde las cosas que continuaron haciendo manualmente, de la forma tradicional. Un lugar donde las máquinas no pudieron hacer frente a siglos y siglos de sabiduría y saber. Ese lugar fue la bodega Alfred Merkelbach, en el Mosela.

Hoy en día, considerada como bodega de culto, esta empresa sigue elaborando vinos. Sus propietarios, los hermanos Alfred y Rolf Merkelbach, siguen el pie del viñedo, pendientes a cada pequeño detalle que requiera el cultivo. Sus propiedades comprender apenas una hectárea (repartidas por los viñedos de Ürziger Würzgarten, Erdener Treppchen y Kinheimer Rosenberg); pero este detalle aumenta, aún más si cabe, el interés en estas botellas. En cuanto a la variedad, la reina es sin duda la riesling, uva que se adapta perfectamente a los suelos de pizarra roja y pedregosa, muy erosionada, que abunda en el Mosela.

En bodega la tradición se mantiene utilizando materiales nobles y tradicionales (como la madera) y llevando a cabo fermentaciones espontáneas, donde se intervenga lo mínimo. El vino sabe bien lo que se hace y el vinicultor tan sólo debe supervisar y controlar a que todo salga bien y no se desvíe del camino que debe seguir.

Donde estén los hermanos Merkelbach que se quite todo lo demás. Donde esté una buena botella de Alfred Merkelbach Kinheimer Rosenberg Riesling Kabinett no hace falta nada más.