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Vinos del Bierzo
Comprar vinos Bierzo DO de cepas viejas de mencía
Aún y el gran potencial de El Bierzo, su auge actual no se entendería sin dos nombres propios: Raúl Pérez y Ricardo Pérez, dos grandes elaboradores que en poco tiempo han sabido ganarse los elogios de la crítica internacional elaborando grandes vinos del Bierzo.
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El Castro de Valtuille Mencía Joven 2021
D.O. Bierzo
(Castilla y León)
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D.O. Bierzo
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Verónica Ortega Quite 2021
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Verónica Ortega La Llorona 2021
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Castro Ventosa Valtuille Vino de Villa 2020
D.O. Bierzo
(Castilla y León)
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Conoce D.O. Bierzo

Situada al noroeste de España, lindando con Galicia y relativamente cerca de Portugal, el Bierzo es una comarca con una peculiar identidad propia, que actúa como zona de transición entre las comunidades de Castilla y León, Asturias y Galicia. Es una región por la que discurre el Camino de Santiago (Ruta Jacobea) y entre los peregrinos la denominaban la “suiza española” por su orografía montañosa. Estas singulares condiciones geográficas y climáticas de la comarca ya fueron detectadas por los romanos, que hace unos 2.000 años empezaron a experimentar con la plantación de viñedos.
Sin embargo, el desarrollo del cultivo de la vid en el Bierzo está relacionado con las necesidades de los monasterios y conventos medievales nacidos al amparo del Camino de Santiago, que precisaban el vino tanto para las ceremonias religiosas como para sus necesidades alimenticias.
Durante la Edad Media, la transitada ruta jacobea provocó el surgimiento de numerosos burgos y aldeas, que adoptaron la industria vinícola como principal fuente de riqueza. La destrucción de la casi totalidad de las vides por parte de la plaga de la filoxera de finales del siglo XIX supuso un terrible golpe para la economía berciana. En las primeras décadas del siglo XX, la producción se recuperó gracias a los injertos realizados con vides americanas y, ya en la década de 1960, experimentó una interesante evolución gracias al papel de las cooperativas.
En 1989, este proceso culminó con el reconocimiento de la DO Bierzo, que en la actualidad está considerada una de las denominaciones con mayor potencial de crecimiento. La DO Bierzo acoge algo más 3.000 hectáreas de viñedo que cultivan unos 2.400 viticultores y elaboran 73 bodegas, según datos del Consejo Regulador, por lo que es una atomización parcelaria y una propiedad minifundista.
Sin embargo, a pesar de la larga tradición vitivinícola de la zona, la llegada al Bierzo de Ricardo Pérez y su tío Álvaro Palacios (creador del celebérrimo vino tinto L’Ermita en el Priorat) junto al inquieto enólogo y viticultor berciano Raúl Pérez, que muestra pasión por los retos más innovadores en cualquier parte del mundo y es uno de los grandes maestros en la variedad Mencía, entre otros visionarios, marcaron un punto de inflexión en los vinos del Bierzo, donde la selección de los parajes y las viñas más viejas en suelo pizarroso, su bajo rendimiento y altura, junto a la ejecución de la enología más puntera, así como la selección de los mejores robles y maderas para las crianzas, son en buena parte las responsables de la ennoblecida concentración de sabores de los modernos vinos del Bierzo.
Clima, suelo y variedades
La característica de extrema montaña de la comarca del Bierzo es lo que hace de ella, junto a su clima y suelos, una de las regiones ideales para el cultivo del viñedo.

Su geografía aparece marcada por el contraste entre las zonas montañosas y los valles fluviales, que permiten que la comarca goce de un microclima especial, suave y regulado por cierta humedad, con precipitaciones anuales de 720 milímetros, una temperatura media de 12,3ºC., y una insolación media anual entre 2.100 y 2.200 horas. De hecho, es un clima a caballo entre continental-atlántico, lo que preserva un equilibrio hídrico en las vides, además de su baja altitud, que impide, generalmente, las heladas tardías, aunque la vendimia se adelanta, normalmente, un mes sobre las del resto de las zonas productoras de Castilla y León.
El viñedo en El Bierzo se cultiva en parcelas y terrenos con pendiente, desde los 450 a los 800 metros, en lomas orientadas a los cuatro puntos cardinales. El suelo en la comarca del Bierzo se asienta sobre materiales del Mioceno recubiertos por una capa del cuaternario. La textura es franco-limosa, son moderadamente ácidos, su pH está próximo a 5,5, y tiene ausencia de carbonatos, propio de climas húmedos, mientras que los suelos en las laderas están constituidos por una mezcla de elementos gruesos, cuarcitas y pizarras.
La variedad de uva más cultivada y que mejor se adapta a estas condiciones es la tinta Mencía, que representa el 75% de la uva que se cultiva en la zona de producción, la cual permite obtener excelentes tintos y rosados, con una gran diversidad de aromas primarios.
Algunos estudiosos vincularon la Mencía con la Cabernet Franc por los peregrinos provenientes de Francia que desde siglos hacen el Camino de Santiago, pero los recientes estudios de ADN lo descartan por completo. De hecho, muchos opinan que la evolución de los vinos modernos se aproxima más al estilo de la uva Pinot Noir, que junto a la orografía parcelaria y minifundista de sus viñedos, la forma tradicional de la botella borgoñona empleada, y la original utilización de los nombres de los municipios y parajes en sus mejores vinos, la proyectan con el sobrenombre de “la pequeña borgoña española”.
Entre el resto de variedades destacan las tintas Garnacha Tintorera (2%), una de las más tradicionales en la comarca, y las blancas Godello (4%), Doña Blanca (2,4%), algo de Malvasía, y Palomino (17%), aunque esta última está en claro retroceso.
Bodegas y vinos del Bierzo
Se elaboran blancos y rosados, pero el mejor sello de identidad y cantidad de los vinos del Bierzo recae en los vinos tintos, desde los más jóvenes a los reservas, pasando por los roble y crianzas.
Pero su escalada en busca de la identidad territorial ha sido vertiginosa. En tan solo una década, los sencillos tintos del Bierzo, ligeros, de baja graduación alcohólica, parcos de color y poco aptos para el envejecimiento por la excesiva producción de los viñedos, han evolucionado a un estilo de vinos más corpóreos y aterciopelados, muy fragantes de fruta fresca y especies, con una vibrante acidez, larga vida y una marcada personalidad del terroir que los convierte en genuinos vinos atlánticos.
En el Bierzo existen y coexisten bodegas grandes, pequeñas y minúsculas, antiguas y mucho más modernas, incluso algunas fuera y otras dentro la DO Bierzo, pero los vinos del Bierzo siempre transmiten una gran personalidad.
Sirvan sólo como ejemplo las Bodegas y Viñedos Paixar que en el año 2000 culminan el sueño de Alberto y Eduardo García, hijos del célebre enólogo Mariano García, junto a Alejandro Luna de las bodegas Luna Beberide y el enólogo francés Gregory Pérez.
Descendientes de J. Palacios, con Ricardo Pérez y su tío Álvaro Palacios, que empezaron con 15 hectáreas de viñedos viejos de altura, aplicando la biodinámica, repartidos en unas sesenta pequeñas parcelas con exposiciones muy diversas y sobre diferentes suelos y escalas de altitud.
Bodegas Castro Ventosa, en Valtuille, es la bodega familiar de Raúl Pérez, que elaboraba desde antiguo aguardientes por el método tradicional del fuego directo y vinos a granel a partir de unas pocas hectáreas de vid en las proximidades del Castro Ventosa.
Bodegas Peique que nace para dar respuesta a una centenaria tradición familiar de tres las generaciones en activo, imprimiendo a sus vinos la combinación perfecta entre el ancestral trabajo de campo, la formación académica, y el profesionalismo de los miembros más jóvenes.
Bodegas Luna Beberide que nace en 1987 de la mano de Alejandro Luna y Fernando García con la filosofía de aprovechar lo mejor de las variedades autóctonas e investigar el potencial de las foráneas.
Viñedos y Bodegas Pittacum, ahora en manos de la bodega gallega Terras Gauda, que consigue año tras año mostrar el carácter, la finura, la complejidad y la armonía en sus vinos tintos Pittacum Barrica y Pittacum Aurea.
Bodegas Estefanía, asesorada por Raúl Pérez, que con su línea de vinos Tilenus apuestan por no aumentar su producción anual para ser fiel a la filosofía de ofrecer siempre la máxima calidad.
Dominio de Tares, que vio la luz en el año 2000 de la mano del enólogo Amancio Fernández, y desde entonces sus vinos se han situado entre las más prestigiosas listas internacionales.