Enate Chardonnay 234 2023
D.O. Somontano (Aragón)
- -10,1%
- Nuevo
La variedad de uva chardonnay, originaria de la Borgoña, en Francia, está considerada como la reina de las uvas blancas pues es la más conocida a nivel internacional, ya que crece y madura sin dificultad en prácticamente todas las zonas aptas para el cultivo de la vid, y porque da lugar a vinos refinados y elegantes con o sin crianza y que además siempre aportan características del terroir de donde provengan.
Características de la chardonnay
Esta cepa ofrece racimos pequeños y compactos de granos ovalados con hollejo fino y de color amarillo-verdoso y brota de manera temprana, situación que puede ponerla en peligro en caso de heladas primaverales, sin embargo resiste muy bien a los rigores del invierno.
Debido a que sus racimos y bayas son pequeños, tiene un gran potencial cualitativo que permite una elaboración de vinos de gran calidad y de estilos muy diversos que van desde el blanco seco pasando por los espumosos hasta llegar a los vinos dulces de licor.
A pesar de que se adapta a casi todos los suelos, acostumbra preferir los que contienen arcillas y piedras calizas, como los de la Borgoña.
Los vinos que se elaboran con la uva chardonnay en climas fríos suelen estar mejor valorados que los que provienen de zonas más cálidas.
Cata de los vinos chardonnay
Con climas más frescos la cepa mantiene la acidez mientras madura pero en zonas calurosas la variedad va perdiendo esa acidez y produce vinos afrutados pero con menos estructura.
Su sabor es sutil, por ello es la uva para vino blanco más popular del mundo. Al no tener tanta intensidad responde perfectamente a la fermentación y al envejecimiento en barricas de roble.
Cuando se vendimia de manera precoz ofrece poco cuerpo y bastante acidez, por lo que es excelente para la elaboración de espumosos como el champagne.
Los vinos elaborados con chardonnay van de una acidez media, si son vinos con crianza en barrica y que provienen de regiones con climas templados, a una acidez media alta si son vinos sin crianza y que nacen de cepas plantadas en zonas de climas fríos.
Cuando las cepas se vendimian en su óptimo punto de maduración pueden ofrecer vinos con recuerdos a bollería recién elaborada, a la mantequilla o las avellanas.
Si se elaboran sin crianza en barrica se obtienen vinos con aroma a piña, tarta de manzana, limón y a veces pera, melocotón, o fruta de la pasión, dependiendo de la zona en la que sean cultivadas las vides.
Cuando los vinos elaborados con la uva chardonnay pasan por fermentaciones y/o crianzas en roble adquieren cuerpo y sus aromas varietales se equilibran bastante bien con los de la madera y aparecen notas avainilladas, toffee, limón, notas ahumadas, nata, tostados, mantequilla o inclusive de coco, clavo y canela dependiendo también de la clase y procedencia de la madera que se utilice para su crianza. Estos vinos suelen mejorar después de un reposo en botella que puede ir de los tres a los cinco años como media.
Se puede decir que hay dos tipos de vinos de chardonnay:
Por otra parte, si eres más de burbujas puedes encontrar espumosos que la contienen como el Champagne, y el Cava en algunos de sus coupages.
Cuando veas que una botella de Champagne está etiquetada como un “Blanc de Blancs” se refiere a que estás ante un espumoso de esa zona elaborado únicamente con la variedad chardonnay.
En boca, los vinos de chardonnay suelen ser sutiles, sin una acidez agresiva y tampoco un sabor propio especialmente fuerte. Nos ofrecen sabores que nos recuerdan a las manzanas, los cítricos, el melón, las peras, la miel, la cera, el caramelo y recuerdos a algunas notas minerales dependiendo la zona en la que hayan sido cultivadas las cepas.
El sabor de los vinos de chardonnay variará también en función del punto de madurez en el que se cosechan las uvas que puede ir desde limón a manzana verde cuando se vendimian menos maduras, hasta sabores que recuerdan a la piña o los higos cuando los racimos se recolectan muy maduros.
Los vinos elaborados con chardonnay son ideales para acompañar quesos, especialmente los que se asemejan al estilo del queso Brie, los quesos semi tiernos o suaves de leche de cabra o vaca.
También moderan la sensación de la intensidad de las especias presentes en algunos platos e intensifican los sabores y las texturas cremosas. Son los vinos perfectos para acompañar, por ejemplo, una langosta o bien platos de cocinas como la asiática, donde las especias tienen un lugar preponderante.
Los vinos sin crianza armonizan con mariscos crudos, pescados salteados, aves, patés y platos como el sushi o el risotto de vegetales.
Los vinos elaborados con chardonnay y que pasan por una crianza en barrica aceptan armonías más complejas que van desde los mariscos hasta la carne de cerdo.
También hacen estupenda pareja con pescados como el bacalao, salmón, halibut o el esturión y carnes de aves como el pollo o el pavo y acompaña vegetales con alto contenido en almidón como el maíz, la calabaza o los guisantes, y armonizan con los espárragos, el seitán, las trufas, los champiñones y las almendras.
Como ya hemos mencionado, la cepa se cultiva prácticamente en cualquier punto del área vinícola mundial y podemos encontrar grandes ejemplos obviamente en su natal Borgoña, pero también en Estados Unidos: es la uva más plantada en California; en Argentina, España, Chile, Nueva Zelanda, Australia y en el resto de Francia.
Si te agradan los vinos elaborados con uva chardonnay entonces puede que te gusten los vinos de las variedades Marsanne, Roussanne, Viognier, Sémillon, Fiano (Italia) o Antão Vaz (Portugal).
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