La añada se caracterizó por las altas temperaturas estivales. Después de un invierno templado y con pocas precipitaciones, la primavera comenzó con bastantes lluvias lo que favoreció el crecimiento vegetativo de la vid. Durante el verano se sufrieron temperaturas muy altas y ausencia de precipitaciones, obteniendo un gran estado sanitario de la viña. Como resultado general tenemos un año equilibrado, donde la ausencia final de lluvias propició una buena concentración de materia. Este año se caracteriza por una añada con volumen que se podrá disfrutar desde su juventud.
Después de un invierno con unas temperaturas y precipitaciones normales para la DOCa Rioja, el año estuvo marcado por las altas temperaturas en primavera y verano, y por la ausencia de lluvias en los momentos más peligroso para el viñedo. A consecuencia de estos factores el estado sanitario de las vides fue muy bueno pero hubo un adelanto medio de tres semanas en la vendimia. Como resultado, el año fue calificado muy bueno en la zona con el único inconveniente de no llegar a una madurez total. Por ello, los vinos de esta añada son típicamente riojanos con algo más de graduación y un buen equilibrio entre acidez y maduración.