Extremos por baja pluviometría y sequía estival, con unas temperaturas altas que produjo un adelanto inusual de la vendimia. Los accidentes climatológicos más importante se produjeron el 28 de abril con una helada tardía, que arrasó los cultivos del valle del Bierzo y también la granizada que cayó días después el 9 de mayo que arrasó parte de los viñedos de las laderas de Corullón. La vendimia se adelantó a fechas insólitas debido a las altas temperatura, los últimos días de agosto algunos viticultores comenzaron a recoger uva. Los vinos de esta añada se caracterizan por tener un buen equilibrio entre estructura y acidez, la rápida maduración de la uva provocó un pequeño descenso de la acidez que hacen accesibles desde la primera añada los vinos.
Una añada en el que el clima atlántico ha imperado sobre el continental. La ligereza de este tipo clima junto con el perfecto estado sanitario del viñedo ha dado lugar a una añada excelente en la zona. El año comenzó templado y lluvioso en un invierno típico. Lo que diferencio el año fue las lluvias muy intensas que se produjeron entre los meses de Abril y Mayo condicionando el desarrollo vegetativo de la vid. El verano estuvo marcado por ser cálido y seco, por lo que le fue muy bien a la uva para que estuviera en punto perfecto.
La añada 2015 se caracterizó por las escasas lluvias. La falta de agua durante todo el año adelantó el ciclo vegetativo de la vid y no fue hasta días antes de la vendimia que comenzó a llover de una manera considerables. Este hecho provocó que se hidratara la uva y dar paso a una añada algo más fresca de lo que parecía. El carácter continental que parecía que iba a tener esta añada se mitigó con el agua caída antes de vendimia y equilibró la madurez fenólica, calificando la añada como excelente. Los vinos de esta añada se caracterizan por un excelente equilibrio entre estructura, acidez y textura en boca, Una añada que se podrá guardar perfectamente.
La añada 2014 se caracterizó por un marcado clima atlántico. Las lluvias y el frío en otoño fueron los protagonistas, dando paso a un invierno algo más templado de lo habitual. La primavera comenzó de una manera suave con un retraso de la brotación de dos semanas y las lluvias se fueron intercalando como una acumulación total de agua de 1000 mm que le otorga el carácter atlántico a la añada. En los meses de julio y agosto las temperaturas subieron y las lluvias fueron escasas dejando madurar a la uva de una manera excelente y dotando de algo más de estructura a la añada. A finales de agosto sufrieron unas altas temperaturas y en septiembre las tradicionales lluvias que dificultaron la vendimia. Los vinos de esta añada se caracterizan por su amplia complejidad. Vino con un carácter atlántico y fresco y la estructura aportada por ese final de ciclo más caluroso. Vinos con una larga guarda.
Cata a la vista
Color amarillo dorado pálido con ribete acerado. Limpio y brillante. Cata en nariz
En nariz se presenta limpio, de mediana intensidad, muy fresco y mineral. Aparecen aromas de frutas blancas maduras junto a notas florales y herbáceas. Toques de bollería acompañando el fondo muy mineral. Cata en boca
En boca se presenta fresco, untuoso y mineral. Es equilibrado, estructurado, redondo, presenta una buena acidez. Final largo y persistente. Notas tostadas procedentes de la crianza.
Cata a la vista
Color amarillo dorado pálido con ribete acerado. Limpio y brillante. Cata en nariz
Limpia, de mediana intensidad, muy fresca y mineral. Aromas de frutas blancas maduras, ligeras notas florales y herbáceas, recuerdos leves de frutas tropicales y cítricas y algún toque de bollería aparecen bien conjugados sobre un fondo muy mineral. Cata en boca
En boca, empieza con una buena entrada, continua fresco y mineral. Su recorrido es untuoso y su paso, equilibrado, estructurado, redondo, con una buena acidez y un final largo de notable persistencia en el que, ahora sí, aparecen unas agradable notas tostadas.
Un gran vino blanco del Bierzo.
Cata a la vista
Color amarillo dorado pálido con ribete acerado. Limpio y brillante. Cata en nariz
Limpia, de mediana intensidad, muy fresca y mineral. Aromas de frutas blancas maduras, ligeras notas florales y herbáceas, recuerdos leves de frutas tropicales y cítricas y algún toque de bollería aparecen bien conjugados sobre un fondo muy mineral. Cata en boca
En boca, empieza con una buena entrada, continua fresco y mineral. Su recorrido es untuoso y su paso, equilibrado, estructurado, redondo, con una buena acidez y un final largo de notable persistencia en el que, ahora sí, aparecen unas agradable notas tostadas.
Un gran vino blanco del Bierzo.