Fue un año bastante equilibrado hasta que llegó la época de la vendimia. El comienzo del ciclo en octubre empezó con temperaturas elevadas y no fue hasta mediados de Noviembre que comenzaron las primeras heladas y empezaron a caerse las hojas de la vid para prepararse para el invierno. Durante todo el invierno el régimen de lluvias fue generoso y se pudieron asegurar las reservas de agua para la época del crecimiento vegetativo.Durante los meses de Marzo y Abril se produjo un aumento de las temperaturas que propició una buena brotación de la planta. El crecimiento vegetativo fue correcto y la repentina subida de temperaturas dios paso a una floración bastante rápida. óptimo crecimiento del fruto hasta que llegó la época de la vendimia, donde se produjeron lluvias que perjudicaron el estado de la uva y una bajada de la producción. Es una buena añada en la que las últimas lluvias perjudicaron el resultado final, buenos vinos que se pueden beber a corto-medio plazo, de medio cuerpo y materia.
El año estuvo caracterizado por un buen equilibrio y las pocas incidencias climatológicas. El otoño comenzó con temperaturas suaves y escasez de lluvias. En marzo comenzó el lloro y el principio del desarrollo de la vid. Cuando comenzaba el desarrollo vegetativo de la vid bajaron las temperaturas y una gran cantidad de días de lluvia, esto provocó un irregular crecimiento del viñedo. Tras un mes de mayo inestable, las temperaturas aumentaron y comenzó un ciclo sin lluvias lo que se tradujo en un perfecto cuajado de las yemas y una buena floración. Los meses de verano fueron cálidos y con alguna ola de calor, lo que provocó un menor crecimiento vegetativo y algunos síntomas de estrés hídrico, provocando una concentración de fruto. A finales de septiembre y antes de vendimia se produjo alguna lluvia que fue perfecta para dar salida a un muy buen año por su perfecta madurez. Los vinos de esta añada se caracterizan por la integración de la buena acidez y concentración. Vinos finos y de buena guarda.
Una añada excelente en la Rioja. Con un otoño suave e un invierno frío y lluvioso, comenzó la época vegetativa con los recursos suficientes para que se desarrollara la vid de una manera perfecta. Durante este periodo no se produjeron ninguna incidencia de plagas y enfermedades hasta el final del ciclo. En vendimia no se produjeron lluvias significativos con lo que el estado sanitario de las mismas y la maduración fueron excelentes. Un gran año donde los grandes vinos criados se podrán guardar durante mucho. Perfecto equilibrio entre los taninos más amables y una buena acidez que aportan a los vinos una extraordinaria longitud.
Viña Arana 2009 es un vino tinto de cuerpo medio y complejo. Los 36 meses de crianza le aportan la finura y a partes iguales la complejidad. Un equilibrio muy típico de los clásicos riojas de larga crianza.
Cata a la vista
Color rojo cereza. Aspecto limpio y brillante.
Cata en nariz
En nariz se presenta una gran potencia aromática, con notas de fruta confitada (fresas y arándanos) junto a toques a maderas, balsámicos, vainillas y cacao.
Cata en boca
En boca es equilibrado, de cuerpo medio, con elegante acidez y taninos suaves.
Cata a la vista
Color cereza picota, capa media, con tonos granates pálidos en el borde de la copa. Cata en nariz
Tiene una buena intensidad aromática, con una nariz fresca, con notas de maderas especiadas, tabaco, cacao y caramelo en armonía con aromas de fruta roja en su punto. Cata en boca
Es un vino tinto de cuerpo medio, equilibrado, con taninos sedosos y una noble y agradable acidez final que profundiza el trago. Final largo y persistente. Complejo y elegante.
Cata a la vista
Intenso color cereza picota con finos ribetes violáceos. Limpio y muy brillante. Làgrima de caída lenta. Cata en nariz
Intensa fruta roja madura sobre un elegante fondo de vainillas y coco de la buena madera. Cata en boca
En boca es potente y sedoso. Paso muy sabroso pero suave. Fruta muy presente y agradable. Buenos tostados que no quitan protagonismo a la fruta. Taninos maduros bien integrados. Con cuerpo. Final largo y muy persistente con postgusto balsámico y especiado.
Un clásico de La Rioja elegante, con gran finura. Un vino redondo.
Cata a la vista
Color cereza picota, de media capa, limpio y brillante, con matices anaranjados en el borde de la copa. Cata en nariz
Presenta en nariz una notable intensidad aromática de frutas rojas maduras y cítricos, integradas en un fondo mentolado y de canelas, vainillas, caramelo y toffe. Cata en boca
En boca se presenta de medio cuerpo, muy redondo, con los taninos dulces que armonizan con una ligera acidez típica de esta marca. Largo retrogusto, con aromas y sabores de cítricos y balsámicos que llevarán a un excelente bouquet con el paso del tiempo en botella.