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D.O.: D.O.Ca. Rioja
Resulta impresionante que Roda, sin antecedentes ni herencias vitivinícolas, haya conseguido consolidarse en tan corto plazo como una de las bodegas de la élite riojana. Sus inicios se remontan a finales de los 80, cuando la familia catalana Rotllant-Daurella, relacionada históricamente con el comercio de vinos y productos gourmet de alta calidad, decidió crear su propia bodega en La Rioja.
Concretamente se decantaron por el afamado Barrio de la Estación en la localidad de Haro, donde fundaron Roda en 1987 con la intención de elaborar un vino excepcional y diferente. Durante sus primeros cinco años de vida se llevó a cabo un importante trabajo en la viticultura y la adquisición de viñedo, se realizaron diversos ensayos con distintas maderas y procedencias, y se establecieron técnicas revolucionarias de elaboración y crianza.
Tras años de esfuerzo, de fuertes inversiones y de decisiones difíciles, esta bodega ha demostrado que no sólo posee un sexto sentido para prever las nuevas tendencias del mercado vinícola, sino también que sabe ejecutarlas con una impecable maestría. Fue un proceso largo y aparentemente sin resultados ya que no se lanzó al mercado ningún vino. Sin embargo, sirvió para poner en marcha un proyecto totalmente innovador en su tiempo. En definitiva, Roda es el modelo de una bodega que conjuga la tecnología más avanzada con la sabia relectura de las costumbres vitícolas de la región.
Actualmente, los vinos de Roda se comercializan en todos los rincones de la geografía española y también han traspasado fronteras, donde un 40% de la producción total se distribuye en 40 países.
Historia de la bodega
Bodega Roda está ubicada a la vera del río Ebro, en un balcón del Barrio de La Estación de Haro, sobre un calado centenario. A pesar de que la fundación de Roda se remonta a 1.987, la construcción de la bodega se inició en 1.991 y terminó en el año 2001, realizándose en tres fases: la primera se realizó a cargo del arquitecto Roses y la última y más emblemática dirigida por el estudio de Llimona Ruiz-Recorder.
La primera fase se alargó casi una década pero ha permitido que ahora estas instalaciones estén dimensionadas para la producción de entre 250.000 y 300.000 botellas anuales. La bodega dispone de tres naves de crianza, dos subterráneas excavadas en la roca: El Cardo, que hace honor a una gran escultura de forja que representa las tres flores de cardo que forman el emblema de la bodega, y El Calado, un antiguo túnel del siglo XIX que sale a 12 metros de profundidad a una terraza sobre el río Ebro. La tercera nave es la Navet, con suelo refrescante, consiguiendo una temperatura de 15ºC en el vino.
La investigación científica, el desarrollo y la innovación tecnológica (I+D+i) son claves en la estrategia empresarial de Bodegas Roda. La competitividad, el compromiso y la calidad son los argumentos de esta apuesta innovadora, que se ha materializado en planes sucesivos de I+D+i, como son la creación de un banco genético (germoplasma) de Tempranillo, el desarrollo de una nave de crianza bioclimática, la extracción de principios saludables de la uva y la adaptación del viñedo al cambio climático.
Respecto a la nave bioclimática está diseñada para poder realizar la fermentación maloláctica de 1.200 barricas simultáneamente. Para ello, la nave está dotada de un suelo radiante que proporciona la temperatura óptima para que las bacterias trabajen (20ºC) sin apenas movimiento de aire. El mismo suelo puede convertirse en refrescante en primavera o verano para permitir así continuar la crianza durante todo el año. Además, también tiene un dispositivo que controla automáticamente que la humedad sea la adecuada para las barricas (78%), y una vez finalizada la fermentación maloláctica se abren unas grandes ventanas al norte que posibilitan la penetración del frío en invierno para estabilizar los vinos de forma natural.
La bodega se abastece de unas 100 hectáreas de viñedo, de las que 60 son viñedos propios que se encuentran en Haro, Briñas, Villalba, Ollauri y Tudelilla. Generalmente son viñedos viejos y muy viejos de Tempranillo, Graciano y Garnacha, establecidos en suelos pobres, poco profundos y con buena orientación, en definitiva, el tesoro más preciado de la bodega.
La bodega también dispone de un bar de vinos a pie de calle, en pleno barrio de la Estación de Haro, sin necesidad de acceder a la bodega, donde se pueden disfrutar los vinos de la bodega en un impresionante calado del siglo XIX.
Filosofía de trabajo
El respeto a la naturaleza es una obsesión en Roda, por lo que la bodega confeccionó un ambicioso mapa en el que quedaran definidas las mejores 100 hectáreas de viñedo de la región, aquellas que fuesen capaces de dar por separado vinos extraordinarios el mayor número de años posibles.
Este mapa vivo, y por lo tanto inconcluso, ha ayudado a situar los viñedos en ecosistemas diversos y privilegiados que definen la filosofía de los vinos de Roda.
Actualmente, la bodega controla el cultivo de 150 hectáreas de viñedo de las cuales la mitad son propias y la otra mitad mantienen diferentes acuerdos con viticultores. Están distribuidas en 28 ecosistemas diferentes que varían desde altitudes de 380 m hasta 650 m sobre el nivel del mar, con suelos distintos, arenosos, arcillo calcáreos, arcillosos, terrazas pedregosas, siempre con buenas orientaciones y en zonas de excelente vocación vitícola. Cada año, después de un seguimiento meticuloso del ciclo y del cultivo, se eligen los 17 mejores viñedos para elaborarlos en Roda, mientras que el resto se vende.
En los viñedos la hierba suele crecer libremente desde el mes de octubre hasta el mes de abril y las borduras de los viñedos se mantienen con la flora autóctona durante todo el año para que los insectos beneficiosos puedan cerrar su ciclo. Por otro lado, los abonos se limitan al mínimo, aportando la mayor parte en forma de estiércol. Los tratamientos fitosanitarios son fundamentalmente en forma de azufre y cobre, evitando, en lo posible, los productos de síntesis química.
Una de las operaciones más complejas es la selección de los viñedos que van a entrar a Roda y del día de vendimia. De aquí que entre el comienzo de la maduración y el final de la vendimia, las visitas a cada viñedo se intensifican hasta llegar a tres veces por semana. La observación detallada de cada síntoma, texturas, colores, la cata de bayas y pepitas y el apoyo continuo del laboratorio les permiten aproximarse al hipotético óptimo de la maduración.
Una cuadrilla de 40 personas, que repiten año tras año, se encargan de vendimiar manualmente, en cajas de 18 Kgs. Además, salvo alguna excepción, todos los viñedos, sean propios o no, los recolecta el personal de bodega para poder controlar el momento y la selección de racimos en campo. También es frecuente que en algunos casos se hagan dos vendimias e incluso tres para poder recoger todas las uvas con la maduración perfecta. Los viñedos que se utilizan para elaborar Roda y Cirsion son viejos (con más de 30 años) y mantienen producciones bajas que proporcionan la concentración y el extracto buscados. En cambio, los viñedos jóvenes se cultivan de una forma diferencial: suelos pobres, alta densidad, escaso o nulo abonado, formación en vaso, en algunos casos cubierta vegetal, buscando plantas de poco vigor que proporcionen concentración en su fruta.
Y si el trabajo en viñedo es meticuloso, en bodega es milimétrico. Las instalaciones fueron concebidas a la medida de los viñedos, por lo que poseen 17 tinas de roble francés, tantas como viñedos seleccionados por temporada, que se renuevan cada 10 años, la mencionada sala bioclimática y dos naves de crianza excavadas directamente en la roca. Sobre la base de esa selección de uva, se elaboran separadamente las de cada variedad y cada viña, se crían separadamente y sólo al final, se hace el coupage de cada año. La duración de la crianza en barrica varía dependiendo de cada pago, pero la norma habitual está entre 12 y 16 meses.
Vinos de Bodegas Roda
En la actualidad, y después de algunas restructuraciones en la gama de vinos, elabora cuatro vinos, todos tintos.
Bodega Roda Sela. es el benjamín de la familia y su última novedad. Se elabora básicamente con Tempranillo y pequeños toques de Graciano y Garnacha, procedentes de viñedos en vaso de 15 a 30 años. Realiza la fermentación alcohólica y maloláctica espontáneas en tinas de roble francés y prosigue una crianza de 12 meses en barricas roble francés semi-nuevas. Es un vino de volumen medio, muy amable, sabroso y fresco, con un tanino muy pulido que otorga una sensación de redondez.
Roda. Está elaborado con más de un 90% de Tempranillo, con porcentajes variables según la añada de Graciano y Garnacha, procedentes de cepas con más de 30 años de edad, en su mayor parte plantadas en Haro y pueblos limítrofes. Fermentación alcohólica en tinas de roble francés (con control de temperatura), seguida por una fermentación maloláctica en barrica francesa, y crianza de 14 meses en barricas de roble francés (40% nuevas y 60% de segundo uso). Sobresale el perfil de la fruta roja bien madura con cierta negrura, en la gama de las cerezas picotas en punto de sazón; voluminoso, con plenitud y de tacto aterciopelado.
Roda I. Generalmente es siempre un 100% Tempranillo de selección de pagos con viñas de más de 30 años. Fermenta en tinas de roble, con temperatura controlada, y recibe una crianza de 16 meses en barricas de roble francés (50% nuevas y 50% de un vino). Ofrece una fruta roja y negra, entre la cereza y la ciruela, con notas de especias dulces en la línea del clavo de olor y la canela. En boca muestra siempre una sensación de frescura, con taninos maduros y muy pulidos que impulsan un final largo y de grato recuerdo.
Elegante presentación en estuche de regalo para este vino de Rioja de Bodegas Roda. Un vino fresco, largo y sedoso que hará las delicias de los amantes de los vinos de Rioja.
Elegante presentación en estuche de regalo para este vino de Rioja de Bodegas Roda. Un vino fresco, largo y sedoso que hará las delicias de los amantes de los vinos de Rioja.
Bonita presentación para regalar de Sela, el pequeño de Bodegas Roda. Un vino fresco y elegante de Rioja.
Bonita presentación para regalar de Sela, el pequeño de Bodegas Roda. Un vino fresco y elegante de Rioja.
D.O.: D.O.Ca. Rioja
Resulta impresionante que Roda, sin antecedentes ni herencias vitivinícolas, haya conseguido consolidarse en tan corto plazo como una de las bodegas de la élite riojana. Sus inicios se remontan a finales de los 80, cuando la familia catalana Rotllant-Daurella, relacionada históricamente con el comercio de vinos y productos gourmet de alta calidad, decidió crear su propia bodega en La Rioja.
Concretamente se decantaron por el afamado Barrio de la Estación en la localidad de Haro, donde fundaron Roda en 1987 con la intención de elaborar un vino excepcional y diferente. Durante sus primeros cinco años de vida se llevó a cabo un importante trabajo en la viticultura y la adquisición de viñedo, se realizaron diversos ensayos con distintas maderas y procedencias, y se establecieron técnicas revolucionarias de elaboración y crianza.
Tras años de esfuerzo, de fuertes inversiones y de decisiones difíciles, esta bodega ha demostrado que no sólo posee un sexto sentido para prever las nuevas tendencias del mercado vinícola, sino también que sabe ejecutarlas con una impecable maestría. Fue un proceso largo y aparentemente sin resultados ya que no se lanzó al mercado ningún vino. Sin embargo, sirvió para poner en marcha un proyecto totalmente innovador en su tiempo. En definitiva, Roda es el modelo de una bodega que conjuga la tecnología más avanzada con la sabia relectura de las costumbres vitícolas de la región.
Actualmente, los vinos de Roda se comercializan en todos los rincones de la geografía española y también han traspasado fronteras, donde un 40% de la producción total se distribuye en 40 países.
Historia de la bodega
Bodega Roda está ubicada a la vera del río Ebro, en un balcón del Barrio de La Estación de Haro, sobre un calado centenario. A pesar de que la fundación de Roda se remonta a 1.987, la construcción de la bodega se inició en 1.991 y terminó en el año 2001, realizándose en tres fases: la primera se realizó a cargo del arquitecto Roses y la última y más emblemática dirigida por el estudio de Llimona Ruiz-Recorder.
La primera fase se alargó casi una década pero ha permitido que ahora estas instalaciones estén dimensionadas para la producción de entre 250.000 y 300.000 botellas anuales. La bodega dispone de tres naves de crianza, dos subterráneas excavadas en la roca: El Cardo, que hace honor a una gran escultura de forja que representa las tres flores de cardo que forman el emblema de la bodega, y El Calado, un antiguo túnel del siglo XIX que sale a 12 metros de profundidad a una terraza sobre el río Ebro. La tercera nave es la Navet, con suelo refrescante, consiguiendo una temperatura de 15ºC en el vino.
La investigación científica, el desarrollo y la innovación tecnológica (I+D+i) son claves en la estrategia empresarial de Bodegas Roda. La competitividad, el compromiso y la calidad son los argumentos de esta apuesta innovadora, que se ha materializado en planes sucesivos de I+D+i, como son la creación de un banco genético (germoplasma) de Tempranillo, el desarrollo de una nave de crianza bioclimática, la extracción de principios saludables de la uva y la adaptación del viñedo al cambio climático.
Respecto a la nave bioclimática está diseñada para poder realizar la fermentación maloláctica de 1.200 barricas simultáneamente. Para ello, la nave está dotada de un suelo radiante que proporciona la temperatura óptima para que las bacterias trabajen (20ºC) sin apenas movimiento de aire. El mismo suelo puede convertirse en refrescante en primavera o verano para permitir así continuar la crianza durante todo el año. Además, también tiene un dispositivo que controla automáticamente que la humedad sea la adecuada para las barricas (78%), y una vez finalizada la fermentación maloláctica se abren unas grandes ventanas al norte que posibilitan la penetración del frío en invierno para estabilizar los vinos de forma natural.
La bodega se abastece de unas 100 hectáreas de viñedo, de las que 60 son viñedos propios que se encuentran en Haro, Briñas, Villalba, Ollauri y Tudelilla. Generalmente son viñedos viejos y muy viejos de Tempranillo, Graciano y Garnacha, establecidos en suelos pobres, poco profundos y con buena orientación, en definitiva, el tesoro más preciado de la bodega.
La bodega también dispone de un bar de vinos a pie de calle, en pleno barrio de la Estación de Haro, sin necesidad de acceder a la bodega, donde se pueden disfrutar los vinos de la bodega en un impresionante calado del siglo XIX.
Filosofía de trabajo
El respeto a la naturaleza es una obsesión en Roda, por lo que la bodega confeccionó un ambicioso mapa en el que quedaran definidas las mejores 100 hectáreas de viñedo de la región, aquellas que fuesen capaces de dar por separado vinos extraordinarios el mayor número de años posibles.
Este mapa vivo, y por lo tanto inconcluso, ha ayudado a situar los viñedos en ecosistemas diversos y privilegiados que definen la filosofía de los vinos de Roda.
Actualmente, la bodega controla el cultivo de 150 hectáreas de viñedo de las cuales la mitad son propias y la otra mitad mantienen diferentes acuerdos con viticultores. Están distribuidas en 28 ecosistemas diferentes que varían desde altitudes de 380 m hasta 650 m sobre el nivel del mar, con suelos distintos, arenosos, arcillo calcáreos, arcillosos, terrazas pedregosas, siempre con buenas orientaciones y en zonas de excelente vocación vitícola. Cada año, después de un seguimiento meticuloso del ciclo y del cultivo, se eligen los 17 mejores viñedos para elaborarlos en Roda, mientras que el resto se vende.
En los viñedos la hierba suele crecer libremente desde el mes de octubre hasta el mes de abril y las borduras de los viñedos se mantienen con la flora autóctona durante todo el año para que los insectos beneficiosos puedan cerrar su ciclo. Por otro lado, los abonos se limitan al mínimo, aportando la mayor parte en forma de estiércol. Los tratamientos fitosanitarios son fundamentalmente en forma de azufre y cobre, evitando, en lo posible, los productos de síntesis química.
Una de las operaciones más complejas es la selección de los viñedos que van a entrar a Roda y del día de vendimia. De aquí que entre el comienzo de la maduración y el final de la vendimia, las visitas a cada viñedo se intensifican hasta llegar a tres veces por semana. La observación detallada de cada síntoma, texturas, colores, la cata de bayas y pepitas y el apoyo continuo del laboratorio les permiten aproximarse al hipotético óptimo de la maduración.
Una cuadrilla de 40 personas, que repiten año tras año, se encargan de vendimiar manualmente, en cajas de 18 Kgs. Además, salvo alguna excepción, todos los viñedos, sean propios o no, los recolecta el personal de bodega para poder controlar el momento y la selección de racimos en campo. También es frecuente que en algunos casos se hagan dos vendimias e incluso tres para poder recoger todas las uvas con la maduración perfecta. Los viñedos que se utilizan para elaborar Roda y Cirsion son viejos (con más de 30 años) y mantienen producciones bajas que proporcionan la concentración y el extracto buscados. En cambio, los viñedos jóvenes se cultivan de una forma diferencial: suelos pobres, alta densidad, escaso o nulo abonado, formación en vaso, en algunos casos cubierta vegetal, buscando plantas de poco vigor que proporcionen concentración en su fruta.
Y si el trabajo en viñedo es meticuloso, en bodega es milimétrico. Las instalaciones fueron concebidas a la medida de los viñedos, por lo que poseen 17 tinas de roble francés, tantas como viñedos seleccionados por temporada, que se renuevan cada 10 años, la mencionada sala bioclimática y dos naves de crianza excavadas directamente en la roca. Sobre la base de esa selección de uva, se elaboran separadamente las de cada variedad y cada viña, se crían separadamente y sólo al final, se hace el coupage de cada año. La duración de la crianza en barrica varía dependiendo de cada pago, pero la norma habitual está entre 12 y 16 meses.
Vinos de Bodegas Roda
En la actualidad, y después de algunas restructuraciones en la gama de vinos, elabora cuatro vinos, todos tintos.
Bodega Roda Sela. es el benjamín de la familia y su última novedad. Se elabora básicamente con Tempranillo y pequeños toques de Graciano y Garnacha, procedentes de viñedos en vaso de 15 a 30 años. Realiza la fermentación alcohólica y maloláctica espontáneas en tinas de roble francés y prosigue una crianza de 12 meses en barricas roble francés semi-nuevas. Es un vino de volumen medio, muy amable, sabroso y fresco, con un tanino muy pulido que otorga una sensación de redondez.
Roda. Está elaborado con más de un 90% de Tempranillo, con porcentajes variables según la añada de Graciano y Garnacha, procedentes de cepas con más de 30 años de edad, en su mayor parte plantadas en Haro y pueblos limítrofes. Fermentación alcohólica en tinas de roble francés (con control de temperatura), seguida por una fermentación maloláctica en barrica francesa, y crianza de 14 meses en barricas de roble francés (40% nuevas y 60% de segundo uso). Sobresale el perfil de la fruta roja bien madura con cierta negrura, en la gama de las cerezas picotas en punto de sazón; voluminoso, con plenitud y de tacto aterciopelado.
Roda I. Generalmente es siempre un 100% Tempranillo de selección de pagos con viñas de más de 30 años. Fermenta en tinas de roble, con temperatura controlada, y recibe una crianza de 16 meses en barricas de roble francés (50% nuevas y 50% de un vino). Ofrece una fruta roja y negra, entre la cereza y la ciruela, con notas de especias dulces en la línea del clavo de olor y la canela. En boca muestra siempre una sensación de frescura, con taninos maduros y muy pulidos que impulsan un final largo y de grato recuerdo.