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Vinos del Penedès
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Existen documentos que prueban el cultivo de la viña en el Penedés en el siglo IV a.C. Ya Avieno habla de ello en su “Ora martima” en el siglo v a.C., aunque el perfeccionamiento de las estructuras agrícolas llegó con el desembarco del Imperio romano. Escritores como Plinio, Silio, ltálico y Marcial ya elogiaban y describían los vinos de las regiones layetanas. La Vía Augusta, que atravesaba el Penedés, era la aorta del comercio internacional romano, donde confluían los caminos “vinarios” del Ródano, del Ebro, del Duero y del Guadalquivir.
Los vinos tintos del Penedés eran más cotizados que los blancos, como ocurrió siempre en todo el Mediterráneo, donde los oscuros vinos pramnios se consideraban la mejor ofrenda de Baco. La producción de vinos de calidad se mantuvo durante la Edad Media, aunque los asentamientos islámicos no favorecieron el cultivo de la viña en ciertas zonas del Penedés.
Tampoco las buenas perspectivas comerciales de los siglos XVIII y XIX fueron aprovechadas por el Penedés, que se dedicó a una viticultura de masa y de producción, siguiendo la mala política que los franceses habían impuesto en el Rosellón, por lo que la viña en el Penedès representa el 70% de sus cultivos.
Es cuando aparece el conocido concepto de Indiano y de los maravillosos contratos con América. También, con la crisis de los vinos franceses debido a la filoxera, los vinos del Penedès entran en su Edad de Oro y se exportan masivamente a Francia.
Debido al éxito se empieza 1872 a trabajar los vinos espumosos mediante el "methode champenoise", pero a finales del s.XIX aparece la plaga de la filoxera, que cruza los Pirineos y se instala en toda Cataluña. El único modo de combatir la filoxera fue arrancar la vid de cuajo, pero gracias a visión de futuro de Marc Mir y Manuel Raventós se replantaron los áridos campos con cepas americanas, momento en que también llega la máquina de vapor a los campos del Penedès y también se instaló en Vilafranca el "Centre Vitícola del Penedès" que se convertiría en el mayor proveedor de cepas americanas de Cataluña y del resto de España.
Sin embargo, después de la filoxera y debido el auge y tirón económico del vino espumoso, al replantarse el viñedo se apostó por las variedades blancas y se abandonaron muchas variedades tintas, menos productivas y demandadas en aquel momento, por lo que se perdieron prácticamente algunas cepas ancestrales, como la Garrut, la Terret Negra, la Morastell, la Trepat, la Sumoll o la Mando, entre otras. Sólo los tintos más tradicionales, de Garnacha, Monastrell y Cariñena, siguieron elaborándose -al igual que en todo el Mediterráneo, desde Jumilla y Priorato hasta Cháteauneuf-du-Pape- como un testimonio único de la tradición.
Los embotellados con cierta calidad empezaron a los inicios del siglo s.XX, y en 1960 se consolidad la DO Penedès, momento en que también los elaboradores comenzaron a introducir la tecnología del espumoso -el acero inoxidable y la fermentación en frío- a los vinos tranquilos, siendo los pioneros en España, así como también los primeros en introducir variedades de uvas procedente de Francia.
La DO Penedès se encuentra en el cuadrante nororiental de España, en Catalunya, dentro de la provincia de Barcelona. Es una región amplia y abierta y se extiende a lo largo de una gran franja de territorio entre mar y montaña, a medio camino entre Barcelona y Tarragona, en el corazón de la Depresión Prelitoral catalana, entre la Cordillera Prelitoral y las pequeñas llanuras de la costa mediterránea. En la DO Penedès hay inscritas cerca de 24.300 hectáreas de viña que trabajan 2.900 viticultores y se extiende al sur de la provincia de Barcelona, sobre 47 términos municipales, y en una zona (Bajo Penedès) situada en Tarragona, con 16 municipios, con total de 170 bodegas inscritas.
Lo cierto es que la DO Penedès fue la puerta de entrada de una manera de entender el negocio del vino, donde se autorizaron y se autorizan las variedades necesarias para hacer el vino que sea necesario. Esta mentalidad funcionó muy bien desde los inicios de los años 80 hasta finales de la primera década del XXI, y desde entonces las cosas están cambiando, cuando salió a la luz el Plan Estratégico del Penedès, que concentraba toda la energía en la variedad blanca Xarel·lo como variedad propia y casi exclusiva de la comarca, dejando de lado el resto de cuestiones varietales que se debería resolver a largo plazo, tal vez confiando en que el mercado será el juez que propiciara los sucesivos cambios en el listado de tipos de uva admitidos. Cabe decir que teniendo en cuenta la dimensión y la importancia estratégica de esta DO, los cambios van a buen ritmo, y también que el Consejo Regulador de la DO Penedès sigue una estrategia acertada al prestigiar una parte pequeña de la producción de los vinos espumosos bajo el paraguas de la marca Clàssic Penedès, o incluso el estudio y la aprobación de subzonas dentro del territorio de la DO.
Es evidente que queda una huella importante de la etapa francófila del Penedès, pero ahora la fuerza está en la Xarel·lo, que atrae la I + D de muchos elaboradores en decenas de vinificaciones diferentes; en la Macabeo que, aunque sean todavía con pocas muestras, ya suelta todo su potencial; y en tintos, donde la Sumoll parece que es la gran revelación de los últimos años. También hay otras opciones, como en algunos lugares la Garnacha Tinta o la Tempranillo, incluso en Albet y Noya tienen una gran confianza en la Balado, una variedad recuperada de la nada, sin que se haya tenido noticia de su existencia hasta hace unos años. Hay que esperar para ver cuál de estas opciones debe ser la elección de la mayoría de bodegas a la hora de hacer vino tinto, pero hay que hacerlo asumiendo que el Penedès también es un lugar para lograr vinos tintos con carácter.
No sólo hay mucho potencial para el futuro; la cuestión es que históricamente es una región puntera, que marca tendencia, que influye en todas las demás porque económicamente es muy potente. Y por lo tanto, los cambios que se puedan producir en el Penedès -tal como ha ocurrido en los últimos cincuenta años- serán probablemente modelo de comportamiento para muchas bodegas del resto del territorio. En este sentido, la responsabilidad es doble y, antes de hacer cualquier paso, la DO Penedès debe ser consciente de la trascendencia que sus decisiones han tenido en el pasado más reciente.
Clima, suelos y variedades
En la DO Penedès coexisten tres zonas diferenciadas: el Penedès Superior, cercana a la Cordillera Prelitoral, el Penedès Marítimo, junto al mar y en la Cordillera Litoral, y el Penedès Central, entre una y otra zona. De ahí que la DO Penedès dispone de una gran diversidad de microclimas, consecuencia de su proximidad litoral y de su altitud. La climatología es típicamente mediterránea, es decir, suave y cálida. La zona del Penedès Marítimo (Baix Penedès y Garraf) es más templada por la influencia y proximidad del mar. El Penedès Superior (Alt Penedès, Alt Camp, Anoia y Baix Llobregat) goza de precipitaciones más frecuentes y de mayor contraste entre temperaturas máximas y mínimas. El Penedès Central (fundamentalmente Alt Penedès) es el compendio de ambos microclimas.
Los suelos de las tres zonas tienen similares características: ricos en fósforo, bajos en potasio y un 20% de piedra caliza por término medio. En las zonas más bajas, la mayoría de los terrenos son arenosos mientras que en las más altas son calizos y con predominio de arcilla.
En cuestión de variedades, una de las ventajas más claras del Penedés frente a otras zonas vinícolas es el clima, el cual posibilita la aclimatación de diferentes variedades de uva en distintas alturas. Así, en tintas preferentes destacan la Tempranillo, Garnacha, Samsó, Sumoll, Monastrell, Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir, Syrah, Cabernet Franc. Y en blancas preferentes sobresale la Macabeo, Xarel·lo, Parellada, Subirat Parent, Moscatel de Alejandría, Moscatel de grano menudo, Malvasía de Sitges, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Riesling, Gewürztraminer y Chenin Blanc. De las cerca de 24,300 hectáreas de viñedo, en más de 19.000 se cultivan variedades blancas y en cerca de 5.000 tintas. La variedad blanca más cultivada es la Xarel·lo, con unas 7.000 hectáreas, a la que le siguen la Macabeo con 5.300 y la Parellada con unas 4.500 has. En tintas, la variedad más cultivada es la Merlot con unas 1.770 hectáreas, seguida de la Cabernet Sauvignon con 1.170 y muy de cerca la Tempranillo (Ull de Llebre) con 1.150.
Clasificación de Subzonas de la DO Penedès
El mapa de las nuevas subzonas de la DO Penedès tiene el objetivo de continuar con el proyecto propuesto por el propio Consejo Regulador y por petición de algunas bodegas, de dar valor añadido y contenido a aquellos vinos que se elaboran con una uva de una zona concreta. Desde el punto de vista de los productores, es importante que los consumidores conozcan las diferencias que existen en las diferentes zonas, ya que cada una produce un vino con un carácter u otro dependiendo del suelo y el clima del que provengan. En definitiva, se trata de poner en valor, no sólo la DO o los vinos de las bodegas, sino también el terreno en el que se cultivan las viñas. Por ello, en el mes de abril de 2015, el pleno de la DO Penedès aprobó por unanimidad el mapa de subzonas, hecho a partir de un estudio de suelos que se elabora desde hace 15 años, y que nutrirá de contenido los vinos en función del suelo y el clima.
A partir de este estudio, el plenario ha determinado que en la zona del Penedès hay 96 tipos de suelos diferentes que han sido clasificados por el clima, la inclinación y la exposición solar, entre otros factores. Con estos datos, se han delimitado un total de siete zonas diferenciadas, que son: Conca del riu Anoia, Valls del Bitlles Anoia, la Conca del riu Foix, Serra d’Ancosa, Massís del Garraf i Costers de l’Ordal, Marina del Garraf i Costers del Montmell. El segundo paso del proyecto se aprobó una normativa general y específica para cada subzona, con la colaboración de las bodegas implicadas. Ésta, sin embargo, es una cuestión que todavía se está debatiendo entre todos los actores implicados.
Los Clàssic Penedès
Los vinos espumosos de calidad pertenecen a la DO Penedès desde sus inicios, aunque siempre en un volumen mucho menor que los vinos tranquilos. Sin embargo, desde 2013, con la entrada de nuevas bodegas es cuando este tipo de vinos se han impulsado dentro de la DO Penedès. Desde 2014 reciben el nombre de Clàssic Penedès, y a partir de ahí se marcan las directrices que definen el producto. Los Clàssic Penedès siguen el método tradicional y ancestral de elaboración de los mejores espumosos de calidad de todo el mundo y se caracterizan por 3 puntos principalmente:
* 100% Ecológico: con este requisito la DO Penedès se proclama en 2014 la primera DO 100% ecológica del mundo con respecto a los vinos espumosos de calidad. Los espumosos Clàssic Penedès nacen con la garantía de respetar una agricultura que se integra en el medio, utilizando métodos tradicionales de cultivo y técnicas 100% ecológicas que hacen de la DO Penedès la denominación de origen que encabeza en cantidad y calidad el ranking de producción ecológica de Cataluña y en España.
* 100% Penedès: uno de los puntos fuertes de los Clàssic Penedès es la garantía de territorio que ofrece el hecho de estar dentro de la DO Penedès. Es un producto con identidad definida, donde su producción se limita exclusivamente al territorio de la DO Penedès, potenciando por encima de todo las variedades ancestrales y propias de esta tierra.
* 100% Reserva: el escrupuloso seguimiento de los métodos tradicional y ancestral, y el objetivo de mantener Clàssic Penedès con los mejores espumosos del mundo, obligan a nuestras bodegas guardar Clàssic Penedès un mínimo de 15 meses en la bodega. De esta manera todos los Clàssic Penedès son Reserva.
Algunas de las bodegas del Penedés que abandonaron la DO Cava e integraron su vinos espumosos dentro la DO Penedès bajo la marca Clàssic Penedès son Albet i Noya, Bonans, Castell de Pujades, Celler Cal Costas, Celler Can Morral del Moli, Celler Grapissó, Celler Puig Romeu, Cellers AT Roca, Clos Lentiscus, Colet, Loxarel, Mas Bertran, Mas Comtal, Mas dels Clavers Can Gallego, Torre del Veguer.
Vinos y bodegas
El Penedès es una región vitivinícola muy prolífera en bodegas, y casi todas elaboran una amplia gama de vinos en todos los colores, tanto vinos tranquilos como espumosos, por lo que es imposible hacer una referencia de todas ellas en estas páginas. No obstante, el territorio es relativamente pequeño y se pueden entrelazar distintas y variadas rutas enoturísticas que nos permitirán visitar tanto bodegas singulares como familiares y, al mismo tiempo, conocer algunos encantos históricos de la región.
Parés Baltà, en Pacs del Penedès, es una bodega centenaria que mantiene su carácter tradicional y familiar, y es un ejemplo claro de la nueva tendencia vitivinícola del Penedès más ortodoxo. Cuenta con un rico patrimonio: cinco hermosas fincas situadas en cinco municipios, donde aplica un exhaustivo cultivo ecológico y la biodinámica (Demeter) desde 2012. Posee más de media docena de variedades tanto blancas como tintas, las cuales elaboran con sofisticadas técnicas modernas, incluso vinos naturales, y algunos desarrollados en ánforas de arcilla procedente de sus viñedos plantados en las montañas del Foix. Elabora en total casi una treintena de vinos, entre blancos, naturales blancos, tintos, rosados y espumosos, tanto en monovarietal como de coupage.
Jané Ventura fue fundada en 1914 por el bisabuelo de su actual protagonista: Gerard Ventura. Empezó comercializando vinos de la zona, y continuó su actividad hasta que, en 1985, Benjamí Jané Ventura, padre de Gerard, dio el impulso definitivo a la bodega, recondujo el negocio, y creó la marca Jané Ventura. En 1990 llegaría el cava, y en 1991 el vino tinto.
El objetivo actual de la bodega es elaborar vinos singulares y personales, que transmitan todo el afecto que sus dueños sienten hacia su tierra, un cariño que se hace patente en el propio diseño de las etiquetas, que muestran una simbología inspirada en elementos del entorno (una rueda de carro, un palmito, un zorro, una hoja de lentisco, una referencia al pico de El Montmell, etc.).
La bodega dispone de dos fincas en propiedad, ambas situadas en la comarca del Baix Penedès; por un lado, Finca Els Camps, a 450 metros de altura, en el término municipal de la Juncosa del Montmell, donde hay cepas de hasta 50 años de antigüedad, y Mas Vilella, situada a 250 metros, en el término municipal de La Bisbal del Penedès, una típica masía catalana del siglo XII que fue restaurada para construir la bodega, y se adquirió con la determinación de obtener vinos de especial prestigio, vinificando de manera minimalista.
Elabora un blanco, un rosado y un tinto bajo la colección Selección de Viñas, y 3 vinos de finca, el Mas Vilella tinto de Cabernet Sauvignon con 13 meses de crianza en roble francés nuevo, el Finca Els Camps blanco a base de Masabeo (85%) y Malvasía de Sitges, y el Finca Els Camps tinto de Ull de Llebre (Tempranillo ) con crianza de 12 meses en roble francés nuevo y de 1 año. También elabora una colección de Ediciones Especiales con un blanco varietal de Malvasía de Sitges, un tinto de Sumoll, un cava de larga crianza y el 1914 con 60 meses de crianza en rima, así como una colección tradicional de espumosos.
Huguet de Can Feixes es otra bodega familiar situada en una casa señorial del siglo XV, cuya referencia escrita más antigua data del año 1400, cuando la familia Feixes cultivaba las tierras cedidas por el barón de Cabrera. A principios del siglo XX, la familia Huguet tomó el relevo y, en la década de 1980, se inició una nueva etapa con la segunda y tercera generación de los Huguet, que imprimieron a sus bodegas el espíritu y la filosofía tradicionales del château. En 1984 se presentó al mercado la primera botella con el nombre de Can Feixes. Esta bodega cuenta con 80 ha de viñedo propio, cultivado con variedades tradicionales e internacionales, dispone de una nave de crianza con un total de 225 barricas de roble y elabora vinos blancos y tintos muy interesantes que se han ganado, en los últimos años, el aprecio de los consumidores. Sus vinos llevan el nombre de Can Feixes, mientras que los cavas se etiquetan con el nombre de Huguet. Bajo la etiqueta Can Feixes, se comercializa un tinto de crianza, 40 % merlot, 40 % cabernet sauvignon y 20 % ull de llebre (tempranillo) de cosechas propias de la finca Can Feixes, un blanco varietal de chardonnay con crianza y el Blanc Selecció con una combinación de parellada, macabeo y chardonnay. En cuanto a la otra línea de la bodega, la del cava Huguet, la producción es limitada y se comercializan botellas numeradas de Brut Clàssic, Brut Nature y Cava Gran Reserva.
Jean León pertenece desde 1994 a la famiia Torres, pero es la historia de un pionero en plantar variedades galas en el Penedès. La bodega la inauguró Ceferino Carrión, nacido en Santander en 1928 y, a los 19 años, emprendió un largo viaje que le llevó a París y, posteriormente, a Nueva York. Cruzó Estados Unidos y llegó a la ciudad de Hollywood, donde su vida empezaría a cambiar, empezando por su propio nombre (como solían hacer los actores de la época), que sustituyó por el de Jean León. Tras trabajar para Frank Sinatra y Joe di Maggio y conocer a numerosos artistas, entabló amistad con James Dean y ambos crearon el restaurante La Scala, que se inauguró en abril de 1956 en el corazón de Beverly Hills y por el que pasaron prácticamente todas las celebridades de la época. Como buen anfitrión, Jean León siempre escogía el vino cuidadosamente y, con el tiempo, decidió iniciar su segunda gran aventura: viajó por todo el mundo en busca de terrenos apropiados hasta llegar a Cataluña y, en 1962, adquirió las mejores tierras de la comarca y creó el Pago Jean León, de 150 ha.
Ante la sorpresa de los viticultores del Penedès, mandó arrancar las cepas existentes y plantar cepas procedentes de Francia de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot y Chardonnay, desconocidas hasta entonces en la zona, y así se inició la andadura de las bodegas Jean León, pioneras en España en la elaboración de vinos siguiendo el concepto de château o single vineyard. Entre las marcas comercializadas destacan los vinos de pago, como el Jean León Chardonnay Viña Gigi, fermentado y criado en pequeñas barricas de roble francés y actualmente distinguido como “Vi de Finca”, el Jean León Merlot procede de la viña Palau y, el mítico Jean Leon Cabernet Sauvignon Gran Reserva, nacido en 1969, con uvas procedentes de la viña La Scala, y el Zemis, un tinto especial cuya primera cosecha fue la del 2000.
Agustí Torelló Mata es conocido como «el hombre del cava», ya que contribuyó de manera decisiva a su impulso mientras ocupaba puestos de responsabilidad en bodegas tan importantes de la zona como Segura Viudas y Marqués de Monistrol. En 1960 hizo su apuesta personal junto a su esposa y su familia con la creación de su propia bodega. Desde entonces, el trabajo, la ilusión y la pasión de toda una familia se transmite a la personalidad de sus creaciones. Fieles a las variedades autóctonas tradicionales (macabeo, xarel·lo y parellada), elaboran sus cavas a partir de viñedos propios y controlados muy cuidados, con las técnicas más avanzadas, una selección propia de levaduras autóctonas y tras el tiraje, el embotellado, la crianza, el degüelle, una garantía de calidad. Pero también elaboran vinos tranquilos bajo la DO Penedés, como son el blanco Xic, un Xarel·lo 100% procedente de viticultura ecológica y un trabajo sobre sus lías durante 3 meses, y el Aptià otro varietral de Macabeo fermentado en barrica de roble francés durante 6 meses.
Caves Llopart es una bodega familiar donde la personalidad y el estilo que definen sus vinos y cavas procede del singular emplazamiento de sus viñas, de un impecable proceso de elaboración, de una tierra concreta y de una tradición. Elaborados en la Heretat de Can Llopart, una de las fincas vitícolas de más larga tradición de la zona, tal como atestigua un documento conservado por la familia escrito en latín y fechado en el año 1385, se caracterizan por una calidad contrastada y un gran prestigio.
Las primeras botellas de cava Llopart fueron elaboradas en 1887, en las antiguas bodegas de la masía, que actualmente han sido renovadas y acogen una sala de vinificación y crianza de vinos y una moderna cava integrada en el centro de la heredad. Con 70 ha de viñedos propios, situados en una zona montañosa, se elaboran dos vinos y una amplia gama de cavas. El Castell de Subirats es un tinto reserva de Merlot, Tempranillo y Cabernet Sauvignon, sedoso y bien estructurado, con taninos redondos y suaves. El Llopart Vitis, elaborado con Xarel·lo, Subirat Parent y Muscat, y Llopart Clos dels Fòssils con Xarel·lo 65% y Chardonnay 35% procedente de la parcela Clos dels Fòssils, con un estrato de calcárea arrecifal con abundantes restos de fósiles marinos, formando terrazas y pendientes, con una crianza de 4 meses en barricas de roble francés de Allier.
Gramona es una de las bodegas de larga tradición vitivinícola en el Penedès. La familia inició la elaboración de vino espumoso con marcas como Victoria, Gramon, Clos du Marquis o Ninon de Lenclos, que dieron paso en la década de 1940 a la marca definitiva, Gramona. Actualmente, es la quinta generación la que lleva las riendas de esta prestigiosa casa en las personas de Jaume Gramona (hijo de Jose Luís), actual enólogo, y Xavier Gramona (hijo de Bartolomé). Elabora una completa gama de cavas, pero también elabora vinos tranquilos bajo la DO Penedès, entre los que se encuentra la colección de vinos de terruño, con sus blancos Font Jui de viticultura orgánica, el Roent de práctica biodinámica, y Ovum también te viticultura orgánica, todos elaborados con Xarel·lo, el Gramona Sauvignon Blanc fermentado en barrica, y el Gramona Chardonnay, así como el vino de pago Mas Escorpí, un Chardonnay de viticultura ecológica. En tintos sobresale el Bru de Gramona, en honor a la Pinot Noir. También elabora dos vinos jóvenes muy afrutados, el Gessamí, con 40% Muscat de Frontignan, 35% Sauvignon Blanc y 25% Gewürztraminer, uno de los vinos blancos más impactantes elaborados en los últimos tiempos en Cataluña merecedor de varios premios, y el rosado Gramona Primeur con Syrah de cultivo ecológico. También tienen muy buena acogida en el marcado sus dos vinos de aguja, el Mustillant de Gramona Blanco y el Rosado. Otras elaboraciones incluyen dos vinos dulces de Gewürtztraminer y un Riesling denominados Vi de Gel, así como también el Frisant de Gel, un blanco dulce de aguja también con Gewürtztraminer.
Colet Vinos y Cavas es el ejemplo de la elaboración de vinos espumosos bajo la DO Penedès y la marca Clàssic Penedès. Los orígenes vitivinícolas (1783) nacen en la Heredad Romaní, con 25 has de viñedos propios. Esta pequeña bodega familiar marca tendencia de la mano del enólogo Sergi Colet, con tan sólo una producción de 100.000 botellas. La bodega es funcional y de dimensiones reducidas y las variedades de uva cultivadas incluyen las autóctonas junto a las foráneas. La gama actual de la bodega está compuesta por blanco tranquilo de Xarel·lo, y seis cavas extra brut, donde destacan el Tradition, ensamblaje de las variedades tradicionales del cava, Parellada, Macabeo y Xarel·lo; el A Priori es un cava diferente, fresco, limpio, ligero y refrescante, orientado a un público joven, con una imagen moderna, un predominio de fruta y una mezcla de cinco variedades diferentes; el Assemblage, mitad Pinot Noir y mitad Chardonnay, es un espumoso original que difiere de los habituales cavas rosados. La originalidad, creatividad y atrevimiento de estos cavas choca a veces con las rígidas reglamentaciones de la DO Cava, pero los consumidores saben valorar la calidad y la pasión por encima de todo.
Juvé y Camps es una bodega familiar que se remonta a 1796, pero es finales de los sesenta cuando los nietos de los fundadores aportan savia nueva a una empresa ya plenamente consolidada y con una reputación intachable. Luego viene la exportación y la culminación de un sueño con la construcción, por parte de Josep Juvé Raventós, de una nueva bodega de elaboración y crianza al más puro estilo château en la finca Espiells. En esta moderna bodega, con la tecnología más puntera, se obtienen los vinos base para el cava y también se elaboran vinos tranquilos bajo la DO Penedès. Destacan los blancos Ermita d’Espiells, con Macabeo, Xarel·lo y Parellada, y Miranda d’Espiells, un monovarietal de Chardonnay fermentado en barrica, así como el Flor d’Espiells, un vino de pago con 8 meses de crianza. En tintos destaca el Casa Vella d’Espiells, con 85% de Cabernet y Merlot y 12 meses de crianza en barricas de roble francés y americano, el Viña Escarlata, un varietal de Merlot con 12 meses de crianza, y su más novedoso, Iohanes, un tinto de Merlot con un toque de Cabernet Sauvignon y una particular crianza en roble nuevo francés.
Raventós i Blanc es un proyecto personal de Josep Maria Raventós Blanc y su hijo Manuel que se inicia 1984. Con una filosofía clara, la elaboración con uvas propias, Raventós i Blanc ofrece una amplia gama de vinos con DO Penedès. Elabora dos vinos tranquilos jóvenes, el Perfum de Vi Blanc, un blanco ágil, elaborado con Macabeo (60%) y Moscatel (40%), donde el primero le aporta frescor y vivacidad, mientras que el Moscatel le imprime un perfil aromático sutil con marcadas notas de flor de viña y un atisbo sabor de uva de mesa. El otro es La Rosa, un rosado pálido de nueva generación, elaborado con uvas de Pinot Noir, que evidencia la frescura y la luminosidad de un estilo de vino muy mediterráneo. Su blanco Extrem es un vino natural 100% Xarel·lo radicalmente auténtico, que expresa los extremos del terroir de la finca Viña del Serral, dividida en varias parcelas de las que se obtienen Xarel·los con características diferenciadas. Se realiza un trabajo intenso sobre lías que le aportan larga vida, más volumen en boca y protegen al vino de oxidaciones, pudiendo trabajar con un uso reducido de sulfuroso añadido. Le sigue su tradicional Silencis, un vino blanco de Xarel·lo, ácido, de alta expresión salina, que proviene de suelos con fósiles marinos del mioceno, cepas de 50 años, al que se le aplicado un trabajo sobre lías, y se embotella sin estabilizar ni filtrar. Y cierra la gama su tinto Isabel Negra, con una crianza de 12 meses en barrica de roble francés, que nace de un coupage de Cabernet Sauvignon, Syrah y un toque de Monastrell.
Albet i Noya se funda en 1979 y desde sus 70 ha de viñedo, entre Subirats i Mediona, elaboran vinos y cavas a partir de una producción ecológica siendo con ello los pioneros en España. Además de sus cavas, Albet i Noya es conocida por su colección de vinos tranquilos, con 9 blancos, 1 rosado y 10 tintos. En blancos sobresale El Fanio, que representa la esencia del Xarel·lo de viña vieja, con una elaboración en huevos de cemento y barricas de acacia que respectan la pureza del vino. El Marina Rión, elaborado con una variedad desconocida por lo que el vino adquiere el nombre de la bisabuela de Josep Maria Albet, y es la primera variedad blanca del proyecto de recuperación de variedades abandonadas que han pasado a producción comercial. Un clásico es el Albet i Noya Chardonnay Colección, que fermenta en botas nuevas de roble, quedando encima de las propias lías hasta completar un envejecimiento en madera de 8 meses. Y uno de los blancos más particulares es el Blanc XXV, elaborado con la variedad Viognier (V), junto con la Vidal y la Marina Rión, con una presencia en barrica. En tintos sobresalen La Milana, elaborado con Caladoc, Ull de Llebre, Cabernet Sauvignon y Merlot procedentes de 11 terrazas que hacen un total de 7 has. entorno a la actual masía de Can Milà de la Roca,con 18 meses en barrica de roble francés. Otro tinto sugestivo es Belat, elaborado por una variedad única (Belat) abandonada después de la plaga de filoxera y recuperada por Albet i Noya en los años 90, con 16 meses de crianza en roble francés. Y uno de sus tintos clásicos es el Reserva Martí, procedente de las viñas de Ull de Llebre, Syrah, Cabernet Sauvignon y Merlot más viejas de la propiedad, y 24 meses en barrica de roble francés. También dentro la DO Penedès se incluyen sus 7 espumosos, donde sobresalen su Brut 21, y el Brut Barrica 21.
Sumarroca se funda en 1983, y es una bodega familiar que pronto apostó por la innovación en el universo de los vinos tranquilos y cavas del Penedés. La familia Sumarroca, cuya historia vitivinícola arranca en la población leridana de Llimiana (Pallars Jussà), se trasladó al Penedès en la década de 1980 y allí adquirió las fincas Molí Coloma de 36 ha y Sabartés de 24 ha. En 1999, adquieren la antigua propiedad de Marqués de Monistrol, que pasa a denominarse Finca Sumarroca y que, con sus más de 400 ha es una de las parcelas más grandes de la zona. Con una filosofía basada en la elaboración a partir de materia prima propia y en mantener un tamaño de mediana empresa que le permita participar en proyectos de investigación y desarrollo y conservar el trato personalizado que sólo pueden ofrecer las pequeñas bodegas, Sumarroca elabora una amplia gama de cavas y una gran línea de vinos tranquilos con un predominio de blancos monovarietales (Muscat, Chardonnay, Riesling, Gewürtztraminer, etc.).
Can Ràfols dels Caus es el nombre de la finca propiedad de Carlos Esteva en Avinyonet del Penedès, adquirida por el abuelo, Jacinto Esteva en 1930 y con una larga tradición en el cultivo de la vid y la elaboración de vino (hay un premio registrado en la Exposición Universal de Barcelona de 1888 a un vino tinto de esta finca). En 1979, Carlos Esteva decide irse a vivir a la finca de su abuelo, rehabilita la masía que data de 1634, regenera la explotación de las viñas y empieza a elaborar vinos bajo la filosofía del terruño, de la satisfacción de las cosas bien hechas, de la sabiduría de la naturaleza y de la máxima calidad. Las viñas se cultivan con criterios biológicos y, en el proceso de elaboración de los vinos, se pretende manifestar a la par las propiedades de la fruta, del terreno y de la intervención personal y humana de la familia.
El proyecto más reciente de este emprendedor es la construcción de una nueva bodega, unas modernas instalaciones integradas en el paisaje del Garraf que le permitan seguir mejorando y potenciando la calidad de sus elaboraciones, que no la cantidad, y cuya oferta incluye cinco blancos, Petit Caus, Gran Caus, El Rocallís, La Calma y el Xarel·lo Pairal. Las etiquetas Gran Caus y Petit Caus sirven también para dos rosados excepcionales y dos tintos, que se complementan con el Cuvée Syrah, AD Fines, el Caus Lubis y un reserva especial que conmemora el 20 aniversario.
Alemany i Corrió es el ejemplo del vino de garaje o de boutique. Se hallan en un pequeño almacén de Vilafranca del Penedès, donde el matrimonio Laurent Corrió, enólogo y bioquímico, e Irene Alemany, también enóloga, iniciaron su aventura personal en 1999 después de su paso por Borgoña. El viñedo de la familia Alemany, de unas 8 ha, está situado en Lavern (Subirats) y en él cultivan Merlot, Cabernet Sauvignon y Cariñena tras un minucioso estudio de cada una de las parcelas para conocer mejor el terreno y establecer el potencial de las variedades en cada lugar. Las variedades se vinifican por separado en depósitos de acero inoxidable de varios volúmenes y la producción anual ronda las 18.500 botellas, repartidas entre su Sot Lefriec y su Pas Curtei. La primera cosecha de Sot Lefriec, con un ensamblaje de las tres variedades cultivadas por la pareja, nació en 1999, se comercializó en 2000 y fue calificada desde el primer momento como una de los proyectos más interesantes del Penedès. En 2003 nace Pas Curtei, en la misma línea de su predecesor, tinto joven con crianza. Sus últimas novedades son el blanco Principia Mathematica, elaborado con viñas viejas de Xarel·lo cultivadas en las Sierra del Garraf, y el Cargol treu vi, con una producción de sólo 1.200 botellas, que refleja el carácter y la personalidad de unas cepas de Xarel·lo de más de 70 años en el macizo del Garraf.