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Vino de la denominación D.O. Cigales
Vinos con esencia de su historia y su entorno rural
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Conoce D.O. Cigales

Cuanta la historia que los primeros pobladores de la comarca fueron los vacceos, sometidos por los romanos en el siglo II a. C., y que más tarde llegaron los invasiones bárbaros germanos y árabes, por lo que en estas tierras conservan innumerables huellas de un pasado esplendoroso con numerosos castillos que jalonan sus municipios, como el de Trigueros del Valle, el de Fuensaldaña o el de Mucientes donde permaneció Juana La Loca. Junto a los castillos comenzaron a extenderse los viñedos, especialmente propiedad de los monasterios, que necesitaban el vino tanto para el culto como para su consumo privado.
Sin embargo, los vinos de Cigales alcanzaron gran fama en España y en el exterior, sobre todo cuando la filoxera invadió los viñedos franceses y los vinos de Cigales llegaron hasta Burdeos, donde llegó a producir en aquella época más de 15 millones de kilos de uva. Al igual que otras denominaciones de la zona, Cigales abasteció de vino a Valladolid y a otras ciudades durante la época medieval.
Estos vinos eran elaborados hasta fechas muy recientes en pequeños y viejos sótanos agrupados como hormigueros y próximos a las ciudades, los cuales tenían una profundidad de unos diez metros, y a menudo eran compartidos por pequeños bodegueros.
Lo que ha venido caracterizando los elementos diferenciales en los vinos rosados de Cigales ha sido la elaboración en blanco con mezcla de variedades tintas y blancas, teniendo en cuenta la aclimatación de las variedades al suelo, clima y prácticas culturales de la zona. A lo largo de los años se han realizado experiencias, colaborando con la estación enológica de Castilla y León, para determinar las proporciones idóneas de variedades blancas y tintas que dan como resultado el vino rosado típico de Cigales.
A partir del año 1985, se realizaron también experiencias con tintos, y en la cosecha de 1991 se elaboró el primer vino Reserva, año en que también se consolidó la DO Cigales. No obstante, en 2011 se aprobó un nuevo Reglamento por el que se autoriza la elaboración de vinos blancos, espumosos y dulces, que tras varios años de contrastadas experiencias, han ratificado la calidad de estas novedosas elaboraciones en Cigales.
El área geográfica de la DO Cigales se ubica en el cuadrante noroccidental de España, al norte de la ciudad de Valladolid, extendiéndose por esta provincia y algo por la de Palencia. Sus cerca de 3.000 hectáreas de viñedo se extienden por una altitud media de 750 metros por el sector norte de la Depresión del Duero, a ambos márgenes del río Pisuerga, y tiene una superficie de 574 km2, por lo que es la menor de las cinco Denominaciones de Origen de Castilla y León. Se contabilizan unos 500 viticultores y 34 bodegas elaboran vino.
Clima, suelo y variedades
En la DO Cigales el clima es el característico continental de la meseta central, con influencia atlántica y fuertes oscilaciones térmicas, donde las temperaturas bajan a menudo de los cero grados en invierno y en verano se alcanzan a menudo los 40º.
Está caracterizado por su irregularidad pluviométrica y su fuerte sequía estival, donde los inviernos son crudos y prolongados con heladas y nieblas frecuentes y predominio de los vientos Poniente y Abrego.
La insolación media anual se cifra en 2.616 horas, con una máxima de 371 horas en julio, y un mínimo de 87 horas en diciembre. La precipitación media anual es de 407 mm que se reparten en 93 días al año.
El suelo está formado por sedimentos terciarios y cuaternarios: arenas, calizas y gredas yesíferas, que reposan sobre arcillas y margas. Tiene una estructura granular débil, de fina o media, con escasa pedregosidad y con poca materia orgánica.
Respecto a las variedades, la DO Cigales aprobó en 2011 que, además, las variedades experimentales Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah pasaran a formar parte de las variedades complementarias a la principal Tempranillo o Tinta del País, junto con la Garnacha Tinta y Gris, y las variedades blancas Viura, Albillo y Verdejo, que han sido la base de los históricos vinos rosados de la región.
Vinos y bodegas de la D.O. Cigales
Los pequeños productores que han empezado a producir vino en los últimos años se concentran en las mezclas de la tinta del país y la garnacha, que maduran de forma excelente en pequeñas barricas de roble. El potencial para producir tintos de primera clase existe, pero faltan más viticultores capaces de crear en Cigales un estilo más definido de vino tinto. Los rosados de Cigales son los vinos de mayor renombre donde su frescor, ligereza y agradable aroma son sus singulares características.
Uno de sus mejores ejemplos de modernidad son las Bodegas Lezcano Lacalle, en Trigueros del Valle, cuya bodega se fundó a principios de los ochenta con el objetivo de elaborar vinos tintos a base de Tempranillo, siendo el pionero en comercializar el primer Reserva de la Denominación de Origen Cigales: el Lezcano Lacalle Reserva 1991.
Hoy, la propiedad cuenta con tres parcelas de viñedo en Pagos pertenecientes al antiguo Mayorazgo de Valdetrigueros. Aunque la tinta del país ocupa el 80% de sus 16 hectáreas de viñedo, cultiva actualmente otras cinco variedades de uva, dos tintas más y tres blancas, algunas de ellas foráneas. Actualmente elabora dos reservas: el Lezcano Lacalle y el Dú, a partir de una meticulosa selección de uva. También elabora el Maudes, segunda marca de tinto, y el famoso rosado Docetañidos, que vio la luz por primera vez con la cosecha de 1994 y es el modelo de un vino rosado moderno que combina suavidad y potente estructura.
Otra bodega con mucho peso en la DO Cigales es Frutos Villar, donde la familia Frutos Villar creó su primera bodega en Toro en 1920, anticipándose incluso al concepto de las denominaciones de origen. Años más tarde, en 1960, el instinto les llevó a instalarse en Cigales y, posteriormente, ya con el afianzamiento de la DO, se establecieron también en la Ribera del Duero en 1988 y comenzaron a comercializar vinos con DO Rueda en 1990.
La bodega inició su andadora en Cigales con la adquisición de 100 hectáreas de viñedos, pero también mantiene contratos de suministro con otros seleccionados viticultores de la zona para atender la producción de sus vinos. Por otro lado, la bodega posee las más modernas técnicas de elaboración así como un espectacular parque de 200 barricas de roble americano, con una renovación anual del 25%. Elabora dos líneas de vinos bajo las etiquetas Calderona y Conde Ansurez. Con Calderota elabora un rosado con base de tempranillo, garnacha, verdejo y albillo, y una serie de tintos de varietales de tempranillo que van desde un joven y un tinto roble hasta un crianza y en reserva. No obstante, su mayor reconocimiento lo consigue con la serie de vinos Calderota Élite, donde incluye un rosado varietal de tempranillo y también un tinto de estilo libre y altamente expresivo, con una media de 18 meses en barrica de roble americano y 10% francés, procedente de una selección de viñedos viejos. Por otro lado, con la marca Conde Ansurez embotella y comercializa un rosado, un tinto joven, un roble y una crianza con un mínimo de 12 meses en barrica. La filosofía de la bodega y el carácter de sus vinos tanto rosados como tintos se centra en la variedad tempranillo y en la actualidad es una de las bodegas líder de la zona.
También en Cubillas de Santa María se encuentra la Bodega Valdelosfrailes, que pertenece al Grupo Matarromera, el cual amplió en 1998 su radio de acción en la DO Cigales. La familia cultivaba ya viñedos y elaboraba tradicionalmente vino en las zonas de Cubillas de Santa Marta y Valoria la Buena, pero Carlos Moro inició una renovación para producir nuevos tintos partiendo de dos premisas: cuidada elaboración y reducida cantidad. Actualmente, la bodega dispone de unas instalaciones de nueva construcción con un impresionante parque de 500 barricas entre roble francés y americano para dar crianza a sus vinos. Por otro lado, posee 60 hectáreas de viñedo propio, donde cultivan principalmente las variedades Tinta del País (Tempranillo) y Garnacha con las que elaboran una línea de vinos precisa bajo la marca Valdelosfrailes. Elabora blancos y tintos, y entre ellos no falta el típico rosado moderno donde aromas florales desembocan a otros aromas primarios de fruta madura, con un paladar amplio y fresco, cuerpo, y una acidez equilibrada. Su línea de tintos se elaboran exclusivamente con tempranillo y destaca el Valdelosfrailes Prestigio, obtenido a partir de una selección de uvas y 14 meses en barricas de roble francés y americano, y también el Valdelosfrailes Pago De Las Costanas, un tinto de estilo más libre donde resalta la fruta, la madurez tánica y la carnosidad. Su vino más alto de gama es el Valdelosfrailes Selección Personal Carlos Moro, que nace del Pago de la Sallana, un viñedo de 3,5 ha, con 21 meses de crianza en barricas de roble y una producción que no supera las 1.000 botellas.
Bodegas y Viñedos Pilcar, en Valoria La Buena, se funda en 1998, pero hace más de cien años que la familia ya cultivaba viñedos y elaboraba vinos de ámbito local. Incluso el bisabuelo del actual propietario, Enrique Concejo, construyó con sus propias manos una prensa que hoy tiene más de 100 años y que aún se conserva en la bodega, con la que se elaboraba un moscatel muy apreciado en la zona. Este nuevo proyecto empezó a tomar forma en 1987, cuando se gestó la nueva plantación de viñedos y la reestructuración de los pagos que ya poseía la bodega. De hecho, el nombre la bodega, Pilcar, hace honor a la memoria de Pilar y Carlos, los iniciadores de la saga de bodegueros. En diciembre del año 2000 elaboraron el primer vino: El Viña Concejo crianza 1998, y sucesivamente aparecieron los jóvenes de la casa que se bautizaron con el nombre de la finca Carredueñas, una propiedad de la bodega con 26 hectáreas de las cuales 15 se dedican al cultivo de viñedo con una edad entre 6 y 25 años.
Otra bodega protagonista de la revolución de los vinos de Cigales es César Príncipe, situada en la parte más alta de Fuensaldaña, cuya bodega de la familia Príncipe data de mediados de la década de los 1990, cuando se transformó la bodega tradicional de claretes a granel en una bodega centrada en los vinos embotellados. La familia y la bodega conserva el viñedo original de 17 hectáreas en el término municipal de Fuensaldaña, con edades entre 40-50 años, plantadas en vaso, donde se cultivan las variedades Tempranillo (principal), Garnacha Tinta y las blancas Verdejo y Albillo. A la su vez inicia también una ampliación de 23 hectáreas de viñedo de tempranillo en el término vecino de Corcos del Valle, aunque la filosofía de la bodega se mantiene en seguir elaborando unos volúmenes de producción muy ajustados. Elabora bajo las etiquetas Clarete de Luna un rosado; el tinto César Príncipe con 14 meses de crianza en roble francés y americano; y el 13 Cántaros Nicolás, un tinto 100% Tempranillo y 8 meses de crianza.
Otras bodega que merece la pena renombrar es Finca Museum, del Grupo Barón de Ley (Rioja), que en la actualidad dispone de 240 hectáreas, con las que elabora el Vinea Rosado a base de Tempranillo, el tinto Vinea Crianza, 100% Tempranillo con 12 meses de crianza en roble francés y americano, y su top de gama, el Museum, un tinto que procede de una selección de viñas muy viejas, más de 70 años, ubicadas en unos suelos con 50 cm de piedra (cantos rodados) debajo de los cuales se encuentra un subsuelo arcillo-calcáreo. Estas viñas coronan las partes altas de la orografía del valle del Pisuerga a escasos kilómetros de Valladolid, situándose a 790 metros de altitud. Con 24 meses de crianza en roble francés nuevo, el vino hace un alarde de un delicado perfume de carácter tostado y especiado donde aparecen notas de regaliz, frutas rojas y frutas del bosque, y en un segundo plano se aprecian matices balsámicos y minerales; delicado, sutil y elegante en su entrada en boca, de amplio recorrido, con taninos redondos, volumen y cremosidad, con un paso por boca es sedoso y muy expresivo, y con un final muy largo.