Vino de la bodega Pétrus
Descubre los mejores vinos elaborados por la bodega Pétrus
Conoce Petrus
Historia de Pétrus.
Pétrus, el vino “sin Château”.
A diferencia de los grandes vinos bordeleses, Pétrus no cuenta con una construcción en sus viñedos a la que se le conozca como Château, como es habitual en las bodegas de la zona. Por ello en la etiqueta de sus vinos jamás se ha mencionado como Château Pétrus.
En la finca lo que podemos encontrar es una representativa estatua de piedra de San Pedro (Pétrus) con la llave del reino de los cielos, metáfora ideal para dar la bienvenida a la bodega.
La propiedad perteneció a la familia Arnaud desde finales del siglo XVIII inclusive algunas de sus añadas llegaron a salir como Petrus-Arnaud. La edición de 1868 de Cooks & Feret, histórico directorio de los vinos de Burdeos, ya mencionaba a Pétrus como uno de los mejores vinos de Pomerol y diez años después, en 1878, durante la Exposición Universal de París, Pétrus ganó una medalla de oro impulsando así su nombre y el de la propia región donde nace: Pomerol.
En 1925, la familia Arnaud comenzó a vender paulatinamente la propiedad a Edmond Loubat, un hotelero de Libourne, región donde se ubica Pomerol, y finalmente su viuda, la señora Marie-Louise Loubat, la adquirió en su totalidad en 1945. Es entonces cuando comienza la época de oro de Pétrus.
La señora Loubat tenía un sentido innato para los negocios y trabajó intensamente para aprovechar al máximo lo que le ofrecía su terroir pues consideraba que su vino tenía que venderse al mismo nivel que los grandes vinos de Burdeos. En aquella época la finca Pétrus constaba de siete hectáreas.
Madame Loubat salió a recorrer mundo para dar a conocer su vino y en 1947 consiguió que fuera servido en el banquete de bodas de la Reina Isabel II al que asistieron invitadas la viuda Loubat y su sobrina Lily Lacoste quien, en 1962 heredó la finca Pétrus cuando Marie-Louise Loubat murió.
En 1964 Jean-Pierre Moueix compró una parte de las acciones de la finca convirtiéndose en copropietario y consolidando el mito que Pétrus es hoy en día.
En ese mismo año, Jean-Claude Berrouet, que entonces tenía 22 años, llegó a Pétrus sin ninguna experiencia para sacar su primera añada como enólogo de la bodega, puesto en el que permaneció con discreción y elegancia durante 40 años conformando quizá otra pieza clave dentro de la leyenda de la bodega. Hay quienes piensan que él es el secreto del mito mientras que Berrouet se considera solamente un director de orquesta que trabajó con la sensibilidad suficiente para entender y saber que esa tierra era el origen de un vino de gran calidad.
En 1970 Pétrus compró 4,5 hectáreas de viñedo a su vecino Château Gazin, pasando entonces de 7 a 11,5 hectáreas. En la actualidad Olivier Berrouet, hijo de Jean-Claude Berrouet , es quien ejerce como enólogo de la mítica bodega.
En 2003, tras la muerte de su padre Jean-Pierre Moueix, Jean-François Moueix se convirtió en el dueño de Pétrus, pero en septiembre de 2018 el empresario colombiano-estadounidense Alejandro Santo Domingo compró el 20% de participaciones de Pétrus.
Filosofía de trabajo de Pétrus.
Pétrus elabora su gran vino únicamente con uvas de la variedad merlot. La bodega fue una de las pioneras en practicar la poda en verde con el objetivo de reducir la producción para así obtener menos racimos pero de gran concentración y calidad.
En Pétrus, según indica su legendario enólogo, Jean-Claude Berrouet, se trabaja con la mínima intervención para permitir que las variaciones climáticas se expresen a través del vino, que es lo que marca el carácter de cada una de las añadas. Berrouet también afirma que “Los vinos cuando consolidan una historia dan más placer”.
Obviamente las viñas se cuidan con mimo extremo, el mismo con el que se hace la selección de los racimos que pasan por cortas maceraciones y fermentan en depósitos de hormigón sin recubrir y con control de temperatura. Esta clase de contenedores son térmicamente neutrales, minimizan el aporte de oxígeno y favorecen el desarrollo de los aromas evitando una extracción excesiva.
En Pétrus se lleva a cabo una estricta preselección de cada tina antes del ensamblaje final, incluso hay parcelas que pueden ser rechazadas y no se incluyen en la vinificación del Gran Vin. Los vinos jóvenes envejecen en barricas nuevas de roble francés al 50% durante un tiempo que puede ir de los 12 a los 24 meses dependiendo de las añadas.
Como curiosidad vale la pena explicar la anécdota que cuenta que una vez llovió durante la vendimia así que hicieron uso de un helicóptero que secó las vides con el aire que generaba. No es algo que responda a la filosofía de Pétrus pero en aquel momento puntual funcionó.
Los afortunados que han podido probarlo coinciden en decir que Pétrus es concentrado, potente y profundo y sobre todo, delicioso. Es un vino equilibrado de aroma penetrante, con carácter y muy elegante que en sus mejores añadas puede incluso remitir a la fortaleza de un buen Oporto. El merlot en la tierra de Pomerol da vinos sensuales, dulces y modernos, afirma su enólogo. Hay quienes afirman que es tan complejo e interesante que es imposible describirlo en su totalidad pues no termina de expresar matices y aromas. Un vino que cautiva a quien lo sabe apreciar.
Situación de Pétrus.
Las parcelas de donde se obtiene Pétrus están ubicadas en una terraza alta en Pomerol que cuenta con un peculiar suelo compuesto por crasse de fer, arcilla rica en hierro, y una pequeña proporción de suelo con gravas que es la que corresponde a las hectáreas compradas a Château Gazin, un hábitat que al parecer sienta de maravilla a la merlot.
En sus inicios Pétrus contaba con una proporción de alrededor del 20% de viñedos de cabernet franc frente a un 80% de parcelas con cepas de merlot. Después pasaron a ser el 95% de parcelas las cultivadas con la variedad merlot y sólo se conservaron un 5% de viñedos dedicados a la variedad cabernet franc que se utilizaban en el coupage solamente en los años muy maduros. Desde el 2010, el 100% del viñedo está cultivado con cepas de merlot.
Las vides tienen una edad de entre 40 a 45 años. En 1956 Pétrus vivió una feroz helada y no hubo producción, por suerte nunca han vuelto a pasar por algo así. Las cepas no se replantaron, se realizaron injertos con éxito en las raíces existentes. Esta práctica se efectúa cada determinado tiempo para mantener las vides en una edad promedio en torno a los 45 años.
Mejores añadas de Pétrus.
Las grandes añadas de Pétrusreconocidas por unanimidad son las de 1929, 1945, 1947, 1961, 1964, 1982, 1989, 1990, 2000, 2005, 2009 y 2010.
Las añadas 1921, 1929, 1947, 1961, 1989, 1990, 2000, 2009 y 2010 recibieron una puntuación de 100/100 del conocido crítico Robert Parker.
En 1965 y 1991 las cosechas no permitieron hacer vino de calidad, por lo tanto estas añadas no existen. Tampoco la de 1956 que, como ya hemos mencionado, no hubo producción debido a los desastres causados por una gran helada.
Las cosechas de los años 1963, 1968 1977 y 1984 existen en cantidades muy limitadas debido también a que se obtuvo una calidad muy justa como para obtener una mayor producción.