Oddbird Domaine de La Prade Chardonnay

Durante años Moa Gürbüzer trabajó como terapeuta familiar y trabajadora social; sin embargo, a lo largo de su carrera, siempre se repetía una constante: el daño y los estragos que el alcohol causaba en las familias, especialmente en los niños. Movida por esta realidad, y sin ningún tipo de experiencia en el mundo del vino, en el año 2013 Moa se decidió por emprender una aventura elaborando vinos sin ningún tipo de alcohol. Aunque los comienzos fueron difíciles, el resultado ha sido más que satisfactorio (con reconocimiento del rey Carlos XVI Gustavo de Suecia incluído). Prueba de ello es el Oddbird Domaine de La Prade Chardonnay. 

 

Crujiente, chispeante y vibrante. Poco más es necesario decir de este monovarietal cultivado en la región francesa de Languedoc, en el sur de Francia. En este punto, quizás uno de los más importantes, las uvas se seleccionan manualmente. Oddbird Domaine de La Prade Chardonnay crece sobre suelo calizo, consiguiendo un carácter mineral muy difícil de encontrar en otros lugares. A pesar del proceso de desalcoholización, con un método propio patentado por la empresa, estos matices se consiguen mantener tras dejar el vino reposar un mínimo de 12 meses. 

 

Tan fácil como preguntar si prefieres el café solo o con leche, Oddbird aspira a implantar la misma pregunta en referencia a los vinos. Con o sin alcohol, da igual. Lo que es indudable e incuestionable la calidad que se puede disfrutar en Oddbird Domaine de La Prade Chardonnay. En la actualidad esta empresa factura unos tres millones de euros vendiendo vinos sin alcohol. El principal objetivo de su fundadora es eliminar por completo el uso del alcohol. Con estos números ya le va quedando menos…