Le Coste Carbò

Romano de pura cepa, Gianmarco Antonuzzi es un apasionado de la buena comida y el buen vino. Tanto es así que se hizo sommelier y periodista gastronómico. Concentrado en la importancia del terruño, el suelo, el clima, la exposición y los hombres, decidió escribir un libro sobre diferentes tipos de terruño. El trabajo de campo le apasionó tanto, incluso más que escribir, que le llevó a comprar un terreno en la ciudad de su familia en Gradoli, al norte de Lazio y atreverse a elaborar sus propios vinos con su pareja y enóloga Clémentine Bouveron. Con un total de 14 hectáreas de tierra donde conviven viñedos, olivares, castaños, cereales y robles inician un trabajo de recuperación de viñas y tradiciones bajo el nombre Le Coste. Algo que consiguen muy gustosamente lanzando añada tras añada una sorprendente variedad de vinos.

Entre sus mejores trabajos encontramos Le Coste Carbò, un vino que demuestra su gran control por la maceración carbónica gracias a todo lo que asimilaron de sus multitudes colaboraciones con grandes viticultores franceses. Y es que si algo aprendieron de esta técnica es que si se quiere lograr un gran vino se requiere la mejor materia prima. Racimos enteros de la variedad sangiovese procedente de cepas plantadas sobre suelos volcánicos, ricos en hierro y minerales. Todas las prácticas se hacen a mano poniendo especial atención a las necesidades de cada planta y sin uso de ningún producto químico que pueda perjudicar el equilibrio natural del terroir. Una vez la uva alcanza su momento óptimo de maduración, se traslada a la bodega ubicada en el centro del pueblo. Allí con paciencia y maestría se realiza un maceración carbónica en tinas de roble francés con algunos racimos enteros y con los hollejos durante más de un mes. Después el vino cría en barricas de 500 litros usadas durante 12 meses y finalmente permanece en botella 12 meses más antes de salir al mercado.

Fruto de la pasión y la dedicación de dos personas enamoradas de su finca nace Le Coste Carbò. Un vino de carácter vivaz, enérgico y holístico que, por más cliché que suene, es puro reflejo de la pareja.