La Bota Nº. 93 de Manzanilla Navazos

Para ellos el vino es parte indispensable de la vida. “El vino forma parte de mi vida y me gusta compartirlo con mis amigos”, asegura Jesús Barquín. Él es un gran amante de los vinos, catedrático de Derecho Penal y Criminología de la Universidad de Granada. Su compañero, Eduardo Ojeda, es enólogo y director del Grupo Estévez (una de las grandes bodegas de la D.O. Jerez donde se produce la conocida manzanilla La Guita). Ambos forman Equipo Navazos, un proyecto que recupera grandes joyas enológicas de las bodegas del triángulo sureño (Jerez, Sanlúcar y El Puerto de Santa María).

Imposible no pensar en los dos como una especie de Indiana Jones, en búsqueda de los vinos perdidos que permanecen dormidos en estas bodegas catedrales. El origen de este proyecto partió de las bodegas Sánchez Ayala (en el Barrio Bajo de Sanlúcar de Barrameda) donde se escondían 64 botas de amontillado que reposaban desde 1986. Tras el hallazgo, el Equipo Navazos consideró la idea de embotellar esa joya y distribuirla entre unos pocos amigos: nada más y nada menos que 650. Finalmente, la tarea fue mucho más sencilla de lo que se pensaba (ya que se vendieron todas las botellas) y mucho más aplaudida de lo que se esperaba. Esta primera saca fue bautizada como La Bota de Amontillado Número 1.

Desde entonces, Barquín y Ojeda no han parado. Ahora —siempre dando prioridad a los socios de este club —, producen ediciones más amplias, pero sin abandonar nunca ese carácter tradicional. Entre ellas se encuentra La Bota N.º 93 de Manzanilla Navazos, la novena saca de esta serie que comenzó en las soleras de Sánchez Ayala (y que fue abandonada con La Bota 71 de Manzanilla Navazos cuando se trasladaron a las bodegas Hijos de Rainera Pérez Marín). De esta forma, La Bota N.º 93 de Manzanilla Navazos se convierte en la segunda edición que nace en estas bodegas ubicadad el barrio alto sanluqueño, propiedad del grupo Estévez. La ubicación no es baladí, ya que en concreto los vinos criados en esta parte de la ciudad presentan un carácter más fino y menos bruto que los que aguardan en la parte baja

En concreto, en el caso de La Bota N.º 93 de Manzanilla Navazos, tiene una edad media de 7 años y destaca por presentar un “rabioso carácter sanluqueño”, tal y como explican sus elaboradores. Este carácter no se puede perder por nada del mundo. Para ello, La Bota N.º 93 de Manzanilla Navazos se cuida mucho durante su embotellamiento, siendo sometida a un levísimo filtrado donde se garantiza toda su fuerza y carácter.