L'Abrunet de Frisach Blanc

Hernest Hemingway era un amante de los vinos en general, y de los tintos españoles en particular. Numerosas son las referencias que el escritor norteamericano y corresponsal de guerra, apasionado las fiestas y costumbres españolas, dejó recogidas en su obra. Incluso gracias al vino dejó de fumar. “El humo del cigarrillo es el peor enemigo de la nariz. Y, ¿cómo puedes disfrutar de un buen vino que realmente no puedes olfatear?”, aseguró durante una entrevista con el periodista A.E. Hotchner.

En principio, poco se habla de que le gustasen los vinos blancos (exceptuando el champán que aparece en su libro ‘París era una fiesta’) pero posiblemente hoy en día, desafiando las barreras espacio-temporales, es muy probable que exista uno que al menos le interesara.

En la D.O. Tierra Alta, al sur de Cataluña, existe una región llena de viñedos, olivos y otros cultivos, donde la huella de la Guerra Civil en forma de trincheras aún se ve a simple vista. Allí, entre los recuerdos y las ruinas de El Pueblo Viejo de Corbera (bombardeado por las tropas franquistas), brota L'Abrunet de Frisach Blanc, un vino elaborado por las bodegas Frisach a partir de las cepas plantadas en la finca Cuarto, con suelos de caliza y pobres en materias orgánicas. Allí las cepas se enfrentan a insolaciones y lluvias escasas, con inviernos fríos, y aguantan el envite de dos vientos: el cierzo y la garbinada.

Para la elaboración de L'Abrunet de Frisach Blanc el trabajo en el campo, siguiendo el cultivo ecológico, es muy importante. En este punto, es destacable el juego que realizan con la maduración, llegando a vendimiar la misma cepa en dos tiempos. Primero, la uva se recoge con 11,5º grados Baumé (lo que equivale aproximadamente a 17 gramos de azúcar), lo que aportará al vino la acidez, frescura y aromas varietales. Tras esto, con lo que se consigue que la planta destine más recursos a la maduración de las bayas que quedan, se recoge la segunda tanda con 14º grados baumé.

Finalmente L'Abrunet de Frisach Blanc será sometido a un envejecimiento sobre lías, y será embotellado sin clarificar ni estabilizar.

Desde las bodegas Frisach también se organizan visitas entre las trincheras, donde se cuenta la historia de la batalla del Ebro mientras se degusta alguno de sus vinos. No se sabe si L'Abrunet de Frisach Blanc agradaría a Hemingway, pero no sería extraño verlo con una copa andando entre los restos de la guerra, su otra pasión.