Raventós i Blanc de Nit 2022
VT Conca del Riu Anoia (Cataluña)
- Nuevo
Los Raventós son una familia muy arraigada en Cataluña con raíces vitícolas que se remontan a 1497, y a Raventós i Blanc le gusta contar que los primeros cavas creados en 1872 por su antepasado Josep Raventós Fatjó se elaboraron con uvas de Xarel·lo procedentes de su finca. Su historia está ligada a la de Codorníu hasta 1984, fecha en la que Josep María Raventós i Blanc y su hijo Manuel Raventós deciden iniciar un proyecto propio con la finca histórica de 90 hectáreas de viñedo en la que edifican una nueva bodega en torno al viejo roble familiar, símbolo e icono del proyecto: la bodega Raventós i Blanc.
Desde que en 1872 Josep Raventós Fatjó realiza el primer vino espumoso de segunda fermentación en botella, todas las generaciones se han dedicado al cultivo de la vid y a la elaboración de vinos espumosos. Pero para dar sentido a esta bodega y a esta finca hay que remontarse a Josep María Raventós i Blanc, hijo de Manuel Raventós i Fatjó y Montserrat Blanc i Tintoré, el mayor de 6 hermanos, y por tanto el “hereu” (heredero en catalán) de Can Codorníu.
En 1946 se casa con Isabel Negra i Valls y un año más tarde nace su hijo Manuel Raventós i Negra, el nuevo heredero de Can Codorníu.
La historia de Josep María Raventós en Codorníu es larga e intensa. Ostenta la dirección de Codorníu y en su lucha por la calidad, y como viticultor y heredero de Can Codorníu, contribuyó mucho en la integración entre el viticultor y el elaborador de vinos y cavas. Estaba convencido de que sin uva de calidad no habría buen cava, y sin una viticultura rentable, no hay inversión, no hay nuevas viñas, no hay calidad y no hay futuro.
Esta tensión de trabajo unida a una larga serie de conflictos familiares le provoca un fuerte infarto en 1966. Recuperado en poco tiempo, recibe a finales de la década de 1960 la propuesta de D. Torcuato Fernández Miranda de presidir la Diputación de Barcelona. Ante la decisión del Consejo de Codorníu de que tal cargo era incompatible con la gestión de Codorníu, Josep María renuncia a la Presidencia de la Diputación, pero en 1970 recibe un nuevo golpe: el consejo de Codorníu decide prohibir la incorporación de los hijos de los gerentes de la sociedad, por lo que Josep María ve en esta decisión una clara intención de cortar de una vez "la línea de l'hereu".
En 1977 muere su padre Manuel, a partir de este momento, la situación en Codorníu se hace más difícil y tensa, hasta que el 30 de junio de 1982 es invitado a renunciar a sus poderes de Gerente de Codorníu S.A. Sin embargo, su marcha no implica el abandono de la casa familiar ni de la finca Can Codorníu. Desde allí se presenta como independiente a la presidencia del Consejo Regulador del Cava y es elegido presidente.
A partir de este momento dedica casi toda su actividad al sector del cava y a luchar por la DO Cava, hasta que en Abril de 1985, junto con su hijo Manuel, acaba el estudio de viabilidad para la construcción de unas nuevas cavas en la finca, y el 4 de marzo de 1986 funda la sociedad Josep María Raventós i Blanc, S.A.
De esta forma la finca Raventós i Blanc, de 90 hectáreas de bosques y viñedos en Sant Sadurní d'Anoia, que pertenece a la familia Raventós desde 1497, y se ha transmitido indivisible de generación en generación hasta nuestros días, gracias al Código Civil de Catalunya, donde el heredero es la persona designada para recibir una herencia. Esta institución catalana que otorga los bienes familiares al hijo mayor, o heredero, surge en la Edad Media por la necesidad de evitar la división del patrimonio familiar y mantener la economía familiar, basada entonces en la agricultura. Josep María Raventós fallece en 1986, y en ese mismo año nace un nuevo cava que llevará su nombre: el cava Josep María Raventós i Blanc, hoy Raventós i Blanc.
Historia de la bodega
En 1986, Josep María Raventós i Blanc y su hijo Manuel Raventós i Negre fundan las bodegas Raventós i Blanc, y toman como símbolo y logotipo, así como la propia arquitectura de la bodega, el famoso roble familiar y centenario que preside Can Codorníu, representado así el fiel testimonio del compromiso con una tierra y de la fidelidad a unas ideas que se han ido perfeccionando a lo largo de más de 500 años.
La arquitectura de la bodega es innovadora y se integra armónicamente al diseño funcional de la bodega, el roble, los viñedos, y el ecosistema del Serral. Todo el diseño del edificio es obra de los arquitectos Jaume Bach y Gabriel Mora, (premio FAD de arquitectura en 1989) y está concebido para combinar funcionalidad y estética.
Tras la muerte de su padre, Manuel Raventós i Negre es el presidente y enólogo de Raventós i Blanc, y también el heredero de Codorníu, es el mayor de 11 hijos, y se crió y creció en la casa pairal de Can Codorníu, en Sant Sadurní d'Anoia. Es Ingeniero Agrónomo, en la especialidad de Industrias Agrarias por la Universidad Politécnica de Madrid, y diplomado en Enología por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Los inicios de la bodega vienen acompañados de una gran tristeza, pero a su vez están llenos de ilusión y entusiasmo. Junto con el apoyo de su madre, hermanos, tíos y amigos, consigue lanzar al mercado el primer coupaje de su creador: el cava Josep María Raventós i Blanc y crea en los años 90 el primer cava de finca: Raventós i Blanc.
Durante los años 90 tiene que luchar fuerte para mantener a flote la bodega, la difícil situación económica y problemas internos, hacen que Manuel se vea forzado a vender la propiedad que Raventós i Blanc tenía en Bordeaux, Chateau d'Aiguille, así como la casa familiar de Can Codorníu, que le pertenecía como heredero de la familia Raventós. Hoy sigue al frente de esta bodega, fiel a sus ideas, viajando por toda España, por el mundo, dando catas, y preparando cada nueva añada con la misma ilusión que su primer coupage.
En la actualidad, y desde 2001, el hijo de Manuel Raventós, Pepe Raventós, se incorporó a Raventós i Blanc asumiendo el cargo de director, enólogo y viticultor.
Pepe es un apasionado del mundo del vino y la viticultura, está vinculado desde pequeño al mundo del cava, pero también compartió horas de trabajo en el campo en Saint Emilion, aprendiendo a elaborar tintos. Enólogo por la Universidad Complutense de Madrid, adquiere su experiencia en la elaboración de vinos de terruño trabajando con Didier Dagenau en Poully Fume, Olivier Lamy en Saint Aubin, Herald Hexamer en el Nahe, y Phillippe Blanc en Alsacia.
En 2012 Pepe Raventós decide que Raventós i Blanc abandone la DO Cava para iniciar un nuevo camino, Conca del riu Anoia, el nombre de una pequeña área geográfica que les ayude a transmitir y conocer mejor la tradición vitícola, la fuerza de esa tierra, las tipicidades de las uvas y las características de los suelos para elaborar vinos espumosos y tranquilos con el carácter de la finca y el terruño. A partir de ese momento Raventós i Blanc emprende en solitario el camino de hacer valer el terruño propio sin designaciones oficiales que lo avalen, incluso manteniendo en las etiquetas la ubicación geográfica “Conca del Riu Anoia”, siendo ésta una de las nuevas subzonas establecidas dentro de la DO Penedès.
Filosofía de trabajo
La filosofía de Raventós i Blanc es respetar al máximo el equilibrio de cada parcela con la obsesión de llegar a comprenderla para obtener de ella su mejor expresión. Por eso, atendiendo a sus distintos suelos y microclimas la finca está dividida en 46 parcelas y cinco grandes zonas.
De ellas, la Plana, el Llac, Clos del Serral y Barbera se destinan a vinos espumosos, mientras que el área del Serral va para vinos tranquilos. Los pilares de la filosofía actual de Raventós i Blanc son el cultivo orgánico y biodinámico, el uso exclusivo de variedades autóctonas, el trabajo con al menos un 80% de viñas propias dentro del valle del Anoia, la vinificación de todos sus vinos y la elaboración exclusiva de vinos de añada, y en el caso de los espumosos, un mínimo de 18 meses de crianza.
También otros factores como la poda con el número de yemas, los trabajos en verde como el desbrotado, deshojado, desnietados o las cubiertas vegetales que cada año son tareas de estudio. No usan herbicidas, la tierra se labra o se dejan cubiertas vegetales según las posibilidades de la parcela.
Desde el año 2007 están inscritos en el Consejo Catalán de Producción Integrada y desde entonces usan feromonas para el control de la polilla. También disponen de un sistema de recuperación de aguas pluviales para abastecer el lago que riega los bosques y pastos, participando del microclima y multiplicando la biodiversidad de la finca. Además, para el mantenimiento de los bosques del Serral han rescatado la filosofía agrícola de combinar el cultivo agrícola con la actividad ganadera, incorporando la vaca rústica de las alberas así como las ovejas que pastan por las cubiertas vegetales en los meses de invierno.
Vinos de la bodega Raventós i Blanc
Cabe recordar que en toda la viticultura de Raventós i Blanc se aplica la biodinámica, y además tanto los espumosos como los vinos tranquilos siempre se comercializan con la añada, por lo que los porcentajes de mezclas y procedencia de parcelas pueden variar ostensiblemente de una añada a otra.
La actual gama de espumosos de Raventós i Blanc se inicia con dos marcas básicas que se sirven de las viñas más jóvenes de la finca: L’Hereu, que es su espumoso premier, con clásico coupage de Macabeo como base estructural, Xarel·lo y Parellada, y 18 meses de crianza; y De Nit Rosé, que nace de una selección de parcelas de Macabeo, Xarel·lo y Parellada, y el toque de la Monstrell que le aporta la personalidad y el color, con 18 meses de crianza en rima.
A éstos les sigue el Textures de Pedra, que nace de una selección de parcelas de Xarel·lo y Bastard Negre de la viña más alta de la finca, situada en lo alto de la cima del Turó del Serral, con un toque de Sumoll y Parellada, y una crianza mínima de 42 meses en rima.
Raventós i Blanc de La Finca es un espumoso con 3 años de crianza que procede de una viña histórica, con una selección de 8 parcelas de la Vinya dels Fòssils, situadas en las terrazas del río Anoia, en exposición norte y noreste, entre el bosque del Serral y el lago, dónde se encuentran las temperaturas más frescas durante todo el ciclo vegetativo.
Y la colección de espumosos termina con el Manuel Raventós, con crianza mínima de 72 meses y una selección personal de Manuel Raventós de los mejores vinos de la añada, con selección de parcelas de Xarel.lo de la parecela el Clos, de orientación norte, la parcela con el mesoclima más fresco y húmedo de la finca que provoca maduraciones lentísimas, complementado con Parellada de La Creueta sobre suelo arenoso, y el Macabeo de la Vinya dels Fòssils, la parcela más baja de la finca que aporta frescura y cierta mineralidad.
También, desde hace unos pocos años se comercializan añadas viejas bajo la marca Enoteca Personal Manuel Raventós, donde cada añada tiene un coupage único y diferente elegido personalmente por su creador, con una producción siempre muy reducida.
La gama de vinos de Raventós i Blanc, también reestructurada en los últimos tiempos, se ha centrado en los blancos de Xarel.lo con la nueva versión reducida de sulfuroso puesta en marcha en 2015.
Su blanco Extrem es un vino natural 100% Xarel·lo radicalmente auténtico, que expresa los extremos del terroir de la finca Viña del Serral, dividida en varias parcelas de las que se obtienen Xarel·los con características diferenciadas. Se realiza un trabajo intenso sobre lías que le aportan larga vida, más volumen en boca y protegen al vino de oxidaciones, pudiendo trabajar con un uso reducido de sulfuroso añadido.
Le sigue su tradicional Silencis, un vino blanco de Xarel·lo, ácido, de alta expresión salina, que proviene de suelos con fósiles marinos del mioceno, cepas de 50 años, al que se le aplicado un trabajo sobre lías, y se embotella sin estabilizar ni filtrar.
Raventós i Blanc elabora otros dos vinos tranquilos jóvenes, el Perfum de Vi Blanc, un blanco ágil, elaborado con Macabeo (60%) y Moscatel (40%), donde el primero le aporta frescor y vivacidad, mientras que el Moscatel le imprime un perfil aromático sutil con marcadas notas de flor de viña y un atisbo sabor de uva de mesa.
Y La Rosa, un rosado pálido de nueva generación, elaborado con uvas de Pinot Noir, que evidencia la frescura y la luminosidad de un estilo de vino muy mediterráneo.
Y cierra la gama su tinto Isabel Negra, con una crianza de 12 meses en barrica de roble francés, que nace de un coupage de Cabernet Sauvignon, Syrah y un toque de Monastrell.
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