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Durante mucho tiempo los Beaujolais no se han visto como vinos de prestigio. Dictámenes como el que proclamó Felipe II de Borgoña ya a finales del siglo XIV en el que prohibía cultivar la variedad típica de la zona, la gamay, por percibirla de calidad inferior a la pinot noir, no le ayudó a tener buena reputación. Si a eso le sumamos que su vino más conocido es el Beaujolais Nouveau, un vino joven, sencillo y sin grandes pretensiones, los vinos de esta región no lo han tenido nada fácil para despuntar. Sin embargo, una nueva generación de viticultores están empezando a experimentar en esta región obteniendo muy buenos resultados. Es el caso de los hermanos Antoine y Maxime Graillot, hijos del prestigioso Alain Graillot que, afines a los vinos del norte del Valle del Ródano, se enamoran de un paraje conocido como Côte de Basset y crean su propio proyecto Domaine de Fa.
Trabajos como Domaine de Fa Fleurie definen el estilo de la familia Graillot. Un vino monovarietal de gamay integrado en la AOC Fleurie, conocida como la "reina" de Beaujolais Crus, y elaborado a partir de una parcela ubicada a 350 metros de altura sobre suelos de granito descompuesto. En el cultivo se respetan las técnicas que utilizan los viticultores de la propia zona y se practica una agricultura ecológica sin uso de productos químicos. Una vez vendimiada la uva, siguiendo la tradición Beaujolais, se vinifica de manera semi-carbónica, con raspón entero y levaduras autóctonas. Después el vino se crían en fudres Stockinger de 20 hectolitros durante 12 meses.
Así Domaine de Fa Fleurie rompe con el mito de que los Beaujolais son del año. Se trata de un vino tinto de guarda con esa sutil intensidad floral que solo consiguen los grandes viñateros.
Domaine de Fa Fleurie 2018 es un vino tinto fluido con aromas rústicos de fruta roja, notas florales y toques especiados. En boca es redondo, denso y aterciopelado. Un vino con una elevada acidez, con taninos poco pulidos y con un toque de carbónico muy agradable.