“¿Por qué la gente se siente tan atrapada por la pasión por hacer vino?”, se preguntan en la italiana bodega de Castellare di Castellina. Y la respuesta es muy sencilla: porque elaborar vinos es siempre un reto constante. No obstante, al final del camino, con todos los obstáculos superados, cualquier esfuerzo merece la pena. Y más si se tiene delante una botella de Castellare di Castellina I Sodi di S. Niccolò.
El primer escollo a salvar en el caso de este tinto ya viene indicado en su propio nombre con la palabra Sodi, término que utilizan los campesinos para referirse a esas tierras duras de la Toscana donde nace este vino. Totalmente a mano, y sin ningún tipo de ayuda mecánica, se trabajan las 33 hectáreas de viñedo que se extienden por las laderas de un anfiteatro natural. En total 450 metros de altura, orientación sureste y viñedos con edades entre los siete y los 45 años es el balance total que se realiza en esta bodega que comenzó a dar sus pasos en los años 70. Ya ahí, desde el principio, tenían muy claro que tanto el trabajo como el tipo de cultivo debía ser totalmente respetuosos con el medio ambiente, consiguiendo con ello que algunas aves vuelvan al terreno. Para que esta hazaña no quede en el olvido, Castellare di Castellina plasma distintas especies en sus etiquetas. La naturaleza es sabia. Y los animales más.
En general, los rendimientos de Castellare di Castellina I Sodi di S. Niccolò se mantienen muy bajos, consiguiendo con ello potenciar al máximo la calidad. Tan sólo así se puede asegurar que este viñedo —que toma su nombre de la iglesia de San Niccolò— ofrezca los mejores racimos de sangiovese y malvasía con los que se elabora este supertoscano. Esto, unido a la calidad de los suelos —muy bien drenados, donde se mezclan la caliza, los galestros y algo de arcilla— forman el tándem perfecto para conseguir Castellare di Castellina I Sodi di S. Niccolò.
Igualmente, será muy importante el paso de Castellare di Castellina I Sodi di S. Niccolò por bodega. La vendimia se realiza de forma manual, siempre durante la primera semana de octubre, utilizando cajas muy pequeñas con el fin de evitar aplastamientos. Desde aquí, Castellare di Castellina I Sodi di S. Niccolò pasa directamente a la mesa de selección, donde se escogerán los mejores racimos para pasar a la despalilladora. Eliminados el raspón, Castellare di Castellina I Sodi di S. Niccolò se encuba (cada variedad por separado) y arrancará a fermentar de forma espontánea a partir de las levaduras autóctonas. A estos siete días de trabajo, donde el mosto se convertirá en vino, le seguirá una maceración de 20 días donde Castellare di Castellina I Sodi di S. Niccolò se mantendrá en contacto con los hollejos. Castellare di Castellina I Sodi di S. Niccolò realizará también la fermentación maloláctica y se trasiega a barricas de roble nuevas, donde reposará unos 30 meses. Pasado este tiempo, Castellare di Castellina I Sodi di S. Niccolò se mezcla, se embotella y pasará otros 10 meses de crianza en botella.
Desde hace más de 30 años, Castellare di Castellina va superando día a día todas las pruebas y desafíos que se le ponen por delante. Con el tiempo han demostrado ser unos de los mejores elaboradores. Y Castellare di Castellina I Sodi di S. Niccolò lo corrobora. ¿Te atreves a juzgar por ti mismo?