Vinos Rosados, ahora es el momento
El Rosado, un tipo de vino que desorienta al consumidor peninsular y que tiene, muy a menudo, el estigma de “vino de segunda”. Mediante este artículo intentaremos haceros llegar otra visión y percibir este tipo de vinos de forma distinta, como un producto que puede llegar a alcanzar una alta calidad y, sobre todo, un imprescindible para esta época del año.
M. Castino, un importante estudioso italiano de la microbiología y enología, definió: Un vino rosado es afrutado, de estructura liviana y se suele beber fresco. Pueden acompañar toda comida. No por ello es menos cierto, que se trata de vinos de gran clase, incluso hay algunos que han adquirido gran notoriedad. Ciertamente no son fáciles de vinificar y no siempre reciben los cuidados necesarios.
Existen muchos tipos de vino entre la categoría rosados, a continuación os explicaremos las diferencias existentes en su elaboración y en el producto final los diferentes matices que pueden tener los vinos resultantes.
- Rosado de sangrado: para elaborar este tipo de rosados se requiere de una uva muy sana y en perfecto estado. La técnica utilizada se basa en macerar las uvas durante unas horas para que el mosto adquiera los colores rojizos que se encuentran en la piel de la uva -por lo general, cuanto más contacto más color adquirirá el vino-; cuando el elaborador lo cree oportuno deja de macerar con las pieles y encuba el líquido sin prensar. A partir de ese momento, el vino se puede estabilizar y embotellar o también se puede criar en barricas para hacerlo más longevo. Buenos ejemplos de este tipo de vinos son: Gran Caus Rosado, Dido La Solución Rosa.
- Rosado de prensado directo: este método consiste en vinificar una variedad tinta como si fuera blanca. Las uvas se depositan en la prensa y se dejan macerar durante un breve espacio de tiempo antes de prensarlas. Rápidamente se inicia el prensado, este proceso es muy importante ya que marcará las dos variables más importantes del vino rosado: el color y la tanicidad. Normalmente este tipo de rosados tienen menos intensidad colorante pero si algo más de tanicidad debido al prensado. Cuanto más se prensa la uva más color y más estructura le aporta al vino. En este caso, el Roselito sería el máximo exponente de esta categoría.
- El Clarete: es una forma de elaborar “rosado” muy común en varias zonas del norte de España como Cigales o Rioja. La gran diferencia que existe con los anteriores, es que el mosto formado por variedades blancas y tintas, fermenta con los hollejos de las uvas tintas, es decir, se mezcla uva blanca y tinta o mosto blanco en la fermentación del vino tinto. Al tener un gran porcentaje de uva blanca estos vinos suelen tener algo más acidez y amargor, lo que le otorga una viveza muy elegante. Después de la fermentación algunos vinos se trasiegan a barricas para darles mayor longevidad, como el Clarete de Dominio del Águila.
Como siempre, otra variable fundamental para diferenciar los vinos rosados, es la variedad de uva que también influye en la manera de elaborar el vino. Por ejemplo, con las Garnachas se obtienen vinos más afrutados; con las variedades Tempranillo, Merlot y Cabernet se obtienen vinos más especiados, para los cuales normalmente se utiliza el método de elaboración de sangrado para que no extraiga los compuestos más tánicos.
La primavera y el verano es un momento perfecto para poder apreciar todos los matices que pueden tener los diferentes vinos rosados. Os hemos preparado una variada selección para que los podáis disfrutar.