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Vendimiando en Comando G : Vinos finos/trabajo de alta joyería

01/10/2018 Bodegas

Nos hemos dirigido a la sierra de Gredos a vendimiar unos días con Fer y Dani, componentes de Comando G y Daniel Landi una bodega dedicada a realizar trabajos de joyería fina. Vinos de garnacha sobre parajes impresionantes, llenos de diferentes microclimas, suelos y exposiciones. Un caleidoscopio de variables que buscan obtener un fruto en su punto justo de madurez capaz de otorgar una larga vida y finura al vino.

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Todo el trabajo realizado durante todo el año en la viña se decide en estos meses de septiembre y octubre. Así que son tiempos de muestreos y observación. En bodega los trabajos son minuciosos. Mucha mano de obra humana en la selección de los mejores racimos y uvas, depósitos bien seleccionados de cemento y madera para buscar diferentes propiedades y escasa maquinaria. Todo ello para que el trabajo con la uva sea lo más artesanal posible.

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El trabajo se planifica la tarde anterior realizando muestreos de diferentes parcelas para organizar las cuadrillas de vendimiadores. Esa tarde nos acercamos a los viñedos de Rozas junto con Fernando, mientras Dani se fue dirección Ávila a muestrear las parcelas de Cantos del Diablo y Fin del Mundo. Nuestro recorrido se enfocó en analizar los pequeños viñedos que componen Rozas 1 Cru. Una vuelta para conocer el estado general del viñedo y recoger muestras para analizar en bodega. Cuando caía la tarde nos dirigimos al Grand Cru Las Umbrías, el atardecer regalaba los últimos rayos de sol a las viñas. Un paraje mágico, en altura, rodeado de olivos y castaños. Suelo compuesto de granito degradado, con algo de arcilla y cuarzo. Soledad y naturaleza en estado puro. El viñedo estaba en un estado sanitaria perfecto, aunque todavía le faltaba algo de madurez. La lenta evolución de la uva es perfecta para que desarrolle unos componentes aromáticos más complejos y también ganar complejidad en boca.

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De vuelta a la bodega se analizan todas las muestras, análisis químico y organoléptico. Catan todas las uvas de las diferentes parcelas y sus mostos para poder evaluar de una manera científica y sensorial el conjunto del viñedo. Todo ello para vendimiar el el momento perfecto y solo tener que acompañar a la uva en su proceso para que se convierta en un gran vino.

Con los resultados obtenidos saltó la alarma, tocaba vendimiar al día siguiente Cantos del Diablo, un Grand Cru de Dani Landi. Emoción y dolor de barriga por lo que nos esperaba al día siguiente. En la cena nos bebimos la añada 2016 de Cantos para poder imaginar las intenciones y el objetivo que tienen para exprimir al máximo esta parcela. Rectitud, una ligera estructura y tintes de grandes vinos clásicos que emulan a los viñadores Borgoñones.

El despertador sonó a las 6:30 de la mañana, todavía en la oscuridad recorremos varios valles y comunidades, Madrid, Ávila y Toledo en unos 35 min de trayecto. El corazón de Gredos se divide fácilmente entre estas 3 comunidades. Llegamos en la oscuridad al viñedo ubicado en el valle de Tietar, con los primeros rayos de sol comenzamos a vendimiar. Momentos de concentración para no fallar y buen ambiente debido al perfecto estado sanitario con el que se vendimio el paraje.Mientras íbamos cortando, las cajas llenas se transportaban hasta la bodega para una minuciosa selección. La selección duró 12 horas, durante la tarde poco a poco se iba llenando en tino que Dani lo iba pisando a medida que se llenaba, los trabajos en bodega proseguian mientras Fer y Dani volvían al ritual de los muestreos y de escuchar los diferentes parajes. La jornada acabó sobre las 22:00 de la noche introduciendo las últimas cajas de Cantos del Diablo.

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Ritmo frenético y apasionante el que se respira en épocas de vendimia en Cadalso. Muchas variables, muchas piezas que se deben de juntar para que cada día cuadre el trabajo de campo con el bodega. Idas y venidas por los diferentes valles que componen Gredos que culminan con una buena cena con todo el equipo abriendo botellas, haciendo familia para afrontar otro día. Paso a paso buscando elaborar las mejores garnachas a nivel mundial.