¿Qué es un vino mineral?
En los últimos años, describir los vinos en términos de mineralidad parece que se ha convertido en toda una tendencia. La mineralidad, esa característica del vino siempre ambigua y no demasiado rigurosamente definida, de cambiantes matices y recuerdos en función de la persona que cata el vino, pero que sin embargo la mayoría percibimos.
En el artículo de hoy, nos hemos decidido a hablaros un poco más de la mineralidad en el vino. A lo largo del post intentaremos explicar sus orígenes y las características que mejor parecen definirla. Además te propondremos tres ejemplos de vino mineral de algunas de las Denominaciones de Origen más célebres de nuestro país. ¡Prepara el sacacorchos!
Suelos de licorella en el Priorat. Imagen por Maria Rosa Ferre (CC BY-SA 2.0)
La sensación de mineralidad en el vino se supone como una serie de atributos procedentes de las rocas y suelos del viñedo, que son absorbidos por las raíces de las vides. De esta forma, se piensa que esas características se ven transportadas a los frutos y de ahí, a nuestras copas, aunque por desgracia, parece que no son pocos los estudios científicos que lo desmienten.
A estas alturas, parece claro que los aromas minerales del vino no tienen como origen exacto la raíz de la planta. De hecho, está demostrada la incapacidad de la raíz para transmitir esos minerales al fruto.
Para acabar de complicarlo todo, el origen del término “mineral” en enología es de por sí curioso, puesto que no empezó a hablarse de este concepto hasta mediados de los años 80 cuando Robert Parker lo incluyó en sus notas de cata.
¿Pero es que entonces la mineralidad en el vino no existe?
Quizás la mineralidad no exista desde el punto de vista empírico, en términos de cantidad de minerales específicos en una copa de vino, aunque sí es innegable que existen vinos con más o menos sensación de mineralidad.
Además, lo que sí está comprobado científicamente que el estrés que sufren ciertas vides plantadas en suelos muy pobres, a mucha altura, o con mucho contraste térmico, da lugar a la aparición de compuestos volátiles que podrían interpretrse como aromas o gustos minerales.
Por nuestra parte, y más allá de debates, tenemos claro que seguiremos disfrutando de algunos vinos minerales como los que te proponemos a continuación. No te los pierdas:
Salanques. Si hablamos de mineralidad en los vinos españoles y no destacamos ningún vino de la DOCa Priorat, es señal de que algo no hemos hecho bien. Y es que el Priorato, tierra pizarrosa, nos ofrece algunos de los mejores ejemplo de mineralidad del mundo. Este Salanques 2012 es un magnífico exponente. Poderoso y elegante.
Guímaro. La Denominación de Origen Ribeira Sacra, además de ser una de las más interesantes, y con mayor potencial, de nuestro país, también se considera una de las más que mayor aporte de mineralidad dota a sus vinos. Este Guímaro 2014 ofrece una sutil nariz de frutillos rojos maduros que da paso a fragantes notas florales, especiados y una delicada mineralidad que poco a poco se abre paso en la copa. Fantástico vino a un precio imbatible.
4 Monos Tinto. Y finalmente, viajamos hasta la Sierra de Gredos para rendir tributos a sus fantásticas garnachas, siempre llenas de esa tan especial mineralidad. De esta DO os recomendamos 4 Monos, un vino de autor que refleja perfectamente las características de la zona, elaborado con el máximo respeto al entorno.
¿A qué esperas para probarlos? ¡Te van a encantar!