Nuevos aires para el vino español
Despunta una nueva generación de jóvenes viticultores españoles que tiene como objetivo transmitir a través de sus elaboraciones la singularidad de sus viñedos y, sobre todo, la del paisaje que les cobija.
En el mundo del vino, como en cualquier sector, hay tendencias que surgen con el paso del tiempo y, sobre todo, con el cambio de generación. Jóvenes enólogos encargados de dibujar el presente y el futuro de los vinos de España y que son la consecuencia directa de los cambios sociales, climáticos y culturales que vive el país y el mundo en general. Se trata de todo un relevo generacional que aporta creatividad, frescura y autenticidad y, que sin duda, suponen todo un incentivo para impulsar el consumo del vino y ponerlo en valor. Lo cierto es que las jóvenes promesas suben muy bien preparadas y eso se nota tanto en el campo como en la bodega. Enólogos, biólogos, químicos, agrónomos,… la nueva generación de viticultores españoles saben lo que hacen y eso se nota en sus vinos.
Pasión por el terroir
El relevo generación ha crecido asumiendo que terroir es un concepto que va más allá de una referencia directa del suelo. Se trata de un conjunto de factores que definen una determinada zona vitivinícola, y que otorga a sus vinos una personalidad única.
En España existe una gran variabilidad de terruños y de climas. Pequeñas parcelas que, a través de estudio, respeto y paciencia, han sabido interpretar para entender qué es lo que necesita cada una de ellas. La composición del suelo, las horas de sol, el contraste térmico entre el día y la noche, la pendiente de la superficie, la media de lluvia anual, el tipo de viento… Teniendo en cuenta cada uno de estos factores se puede determinar el carácter final de un vino. Todo un trabajo que ha permitido recuperar viejas parcelas olvidadas y poner en valor viñedos singulares para conseguir vinos con personalidad propia y con un carácter diferenciador.
En busca de variedades olvidadas
De la mano de esta pasión por el terroir va acompañado todo un esfuerzo por recuperar variedades autóctonas, muchas de ellas en peligro de extinción. Un trabajo exhaustivo que no ha sido para nada fácil en un mercado dominado por las uvas nobles de siempre. En Galicia la caiño y sousón, en Valencia la mandó, en Cataluña la trepat y el sumoll, en Andalucía la tintilla de Rota, en Mallorca la callet y la giró, en Canarias la vijariego…. La lista es larga y no deja de aumentar.
Sin embargo, esta apuesta por la autenticidad muchas veces choca con las leyes reguladoras que determina una Denominación de Origen. Variedades que, al ser recuperadas, no están inscritas en el reglamento y que, por esta razón no son permitidas. Motivo por el que algunos de estos vinos elaborados por esta nueva generación de viticultores no pertenecen a ninguna D.O.
Respetuosos con el entorno
Si de algo son muy conscientes los nuevos viñerones españoles es de la problemática mundial del cambio climático y de cómo afecta en sus viñedos. Como respuesta a esta subida de temperaturas se busca, por un lado, variedades que puedan afrontar temperaturas diferentes a las habituales y, por el otro, el uso de técnicas y tratamientos que pueden manejar la vegetación del viñedo y controlar nuevas plagas y enfermedades que se producen frente a este nuevo escenario.
En realidad, cada día son más los jóvenes que trabajan bajo los principios de una agricultura sostenible, sin uso de productos químicos y que, a través de prácticas orgánicas, ecológicas y biodinámicas, contribuyen al cuidado del medio ambiente. Técnicas y tratamientos muchas veces recuperados de antaño que, sin duda, favorecen el equilibrio natural del suelo y que permiten potenciar las particularidades concretas de un terroir. Algo que, en un mundo globalizado como el nuestro en el que los vinos tienden a parecer iguales, se agradece profundamente.
Elaboraciones artesanales
El concepto de bodega supertecnológica ha quedado atrás. En la actualidad, los nuevos viticultores comprenden las elaboraciones como facilitadoras de la expresión de la variedad, del suelo, del clima y del trabajo bien hecho en la viña. Auténticos artesanos en bodega que hacen uso mínimo de productos enológicos que puedan maquillar el resultado final del vino. Para ello, por lo general, cuentan con instalaciones pequeñas, sencillas y completamente funcionales que se adecuan a la perfección a unas producciones limitadas y sostenibles.
Igualmente, hay una tendencia por explorar constantemente con depósitos de diferentes materiales y texturas que favorezcan elaborar vinos con la mínima intervención y conseguir así la máxima expresión del terroir.
Vinos fáciles y de imagen rejuvenecida
Otra de las características que define al relevo generacional en el sector del vino español y, como consecuencia directa de todo lo anterior explicado, es el tipo de vino que hacen. Por lo general, se trata de elaboraciones más naturales, menos dulces y menos alcohólicas. Unos vinos disfrutables, accesibles y que pueden ser consumidos en ocasiones cotidianas.
Igualmente, teniendo en cuenta la gran competencia que hay en el mercado, saben de sobras que “una imagen vale más que mil palabras”. Los nuevos viñerones ponen especial hincapié en las botellas que visten sus vinos, tanto en la imagen como en el naming que los define. Diseños frescos, jóvenes y modernos que huyen de la etiqueta clásica de siempre y que son, sin duda, más acordes a nuestros tiempos.
Visto lo visto, os mencionamos aquí una pequeña muestra de los jóvenes viticultores que, con su trabajo y esfuerzo están empezando a definir una nueva era para el vino español:
5 Viñerones españoles de nueva era
Verónica Ortega (Bierzo)
Tras aprender de grandes bodegas de prestigio internacional, esta inquieta enóloga gaditana se quedó prendada del Bierzo y decidió montar su proyecto personal en la población de Valtuille de Abajo (Castilla-León). Un trabajo meticuloso que destaca por la recuperación de parcelas olvidadas, una apuesta por variedades locales y una vinificación del todo artesanal.
Javier Revert (Valencia)
Instalado en Valencia, este joven viticultor inicia su proyecto recuperando una viña plantada por su bisabuelo. Una zona agreste de vírgenes paisajes en donde comienza una tarea de exploración. El trabajo manual de los viñedos, las variedades locales y la mínima intervención en los vinos son las señas de identidad de este sugerente proyecto.
Alvar de Dios (Toro)
Descendiente de familia de viticultores y ubicado en la D.O. Toro, este joven viticultor trabaja de forma ecológica los viñedos que su abuelo le dejó en Zamora (Castilla-León). Un trabajo artesanal y preciso del que obtiene como resultado unos vinos de perfil moderno pero manteniendo el carácter propio de los vinos de la zona.
Mario Rovira (Bierzo, Alella y Cádiz)
Incansable viticultor catalán, lleva al mismo tiempo tres proyectos en distintas zonas del territorio español. Por un lado en Alella (Cataluña), por otro en el Bierzo (Castilla-León) y por último en Cádiz (Andalucía). Un triángulo curioso que sigue una misma pauta: la búsqueda de suelos cualitativos y viñedos viejos en zonas de montaña.
- Imagen de Mario Rovira en sus viñedos del Bierzo.
Julia Casado (Jumilla)
Julia es una auténtica ninja de la monastrell. Ni corta ni perezosa, aterriza en Bullas, Murcia para sacar lo mejor de esta variedad, conocida por los lugareños como “la del terreno”, uva que ha sabido trabajar con artesanía y respeto para conseguir elaborar vinos sinceros, auténticos y con personalidad propia.
Ahora que ya conoces un poco más sobre la nueva horneada de enólogos españoles solo falta ponerlos a prueba. Es muy fácil, únicamente tienes que probar sus vinos ;).