Fernando Mora MW y fundador de Bodegas Frontonio
Flechazos hay de muchos tipos, pero el de Fernando Mora fue de auténtica película. Todo empezó con
una experiencia enoturística y, desde ese mismo fin de semana, lo tuvo claro; lo dejaría todo para
dedicarse al mundo del vino. Y la verdad es que no le fue nada mal porque además de crear su propia
bodega, Frontonio, se ha convertido en un claro referente de la garnacha y en el primer Master of Wine
(MW) en su tierra. Todo un enamorado del vino que ha sabido como nadie convertir una afición en toda
una profesión.
- Siendo ingeniero especializado en motor y energías renovables, ¿qué fue concretamente lo que te llevó
a cambiar del día a la noche de profesión?
Lo que me hizo cambiar de profesión simplemente fue descubrir que en el mundo del vino no solamente
la técnica era importante, sino que había otros factores más sensibles y artísticos que entraban en juego.
Y yo siempre digo que al final, desde una copa de vino en el origen, que es el campo, se nos olvida que el vino
es un producto agrícola y esa es la belleza; el poder reflejar un sitio, una añada, un paraje concreto dentro
de una botella de vino es una expresión preciosa de elaborar vino.
- Aunque tu familia no viene del mundo del vino, ¿tienes alguna referencia que te haya apoyado con sus
consejos o directrices en tus proyectos vinícolas?
Mis padres no proceden del mundo del vino, pero siempre me han apoyado en cualquiera de las aventuras
en mi vida y se centraron en darme una buena educación, siempre alentándome a perseguir mis sueños.
Creo que esto es algo básico, aunque no sea específicamente hablando de vino. Y por otro lado, otra de
las personas que me cambió mucho fue la persona que me enseñó a trabajar; mi primer jefe, Juan José
Ortega. A posteriori ya en el mundo del vino, he podido visitar, conocer, trabajar o ayudar en muchas
bodegas de diferentes partes del mundo, creando así algunos de mis referentes del mundo del vino.
Algunas de esas personas seguramente son María José López de Heredia y su marido José Luis Ripa, amigos
que me ha apoyado desde el principio. Ricard Rofes, de Scala Dei, fue quien me enseñó mucho a entender
el arraigo a la tierra y cómo mejorar mis garnachas. Otras personas me han influido mucho en otros
aspectos del vino: Giuseppe Rinaldi me cambió la manera de entender la crianza del vino; Marcelo Retamal
me dio la visión de vendimiar más temprano; Derek Mossman, de Garage Wine, me enseñó a repensar las
cosas y a cómo realmente atreverme a hacer un field blend; Álvaro Palacios, quien siempre desde el
principio confió en mí, me ayudó mucho y me dio grandes consejos. Además mis amigos de Comando G,
Envínate, Roc Gramona, Javi Revert y muchos otros que siempre me han guiado y ayudado a que poco a
poco nuestros vinos, los de Mario y míos, hayan mejorado.
- Los zaragozanos tienen fama de tozudos. En tu caso parece que te va al pelo porque, desde que decidiste
cambiar de vida, te has mantenido firme hasta conseguir tu objetivo ¿Es verdad que empezaste a hacer
vino en la bañera de tu casa?
Siempre me hace mucha gracia que de todas las cosas que he hecho, la que más le guste a la gente sea la
de hacer vino en la bañera de casa. Realmente lo que sucedió es que decidí empezar a hacer vino cuando
vivía en un piso. Entonces el único sitio donde podía hacerlo era en una de las habitaciones del mismo. Así
que monté una microbodega con muy pocos medios dentro de una habitación. Cuando las temperaturas
de fermentación eran más altas de lo que quería, metía los depósitos pequeños de plástico que usaba en
la bañera, la cual llenaba de agua y hielo, y así podía termorregular la fermentación. Esto luego derivó en
que la gente decía que empecé haciendo vino en la bañera y ese es el origen de la leyenda.
- San Frontonio es el patrón de Épila (Valdejalón) cuya cabeza decapitada fue tirada al Ebro y
milagrosamente remontó los ríos Ebro y Jalón, hasta llegar a Épila. Aunque es verdad que tus vinos
hacen levitar, ¿por qué razón se te ocurrió bautizar la bodega con el nombre del santo del pueblo?
Para responder a esta pregunta tengo que primero hablar de otra gran persona, Jesús Solanas, sumiller y
pintor, y mi mentor en la parte primigenia de mi vida vitícola. Él realmente me enseñó a entender lo que
era el vino fino y la unión entre el arte y la cultura, siendo esto un elemento muy importante. Cuando le
di a probar el primer Frontonio que entonces no tenía nombre, él creo que se quedó fascinado por lo que
había dentro de esa botella. Yo recuerdo decirle que no tenía ni idea de cuanto podía valer, ni de cómo
llamarlo. Entonces no sabíamos con certeza cuál era nuestro futuro dentro del vino. Queríamos
despedirnos del mismo haciendo el mejor vino que pudiésemos. Nos imaginamos a nosotros mismos
como los músicos del Titanic que siguen tocando mientras se hunde el barco. Y realmente él nos ayudó a
encontrar esa unión histórica entre el vino y el territorio, pero sobre todo una historia que era muy nuestra
en la que nadamos a contracorriente. En un mundo en el que los vinos son cada vez más industriales,
vamos a volver a hacer las cosas artesanas, mirando a todo lo que tenía sentido en el pasado y usando el
conocimiento que hoy tenemos para buscar un futuro mejor y lograr así un gran vino.
- Alguna vez has dicho que para ti la garnacha es el Pinot Noir del sur de Europa. ¿Qué es lo que tiene la
garnacha que no tenga otra variedad?
Para mí la garnacha es la variedad de “las mil caras de un diamante”, es decir, es muy sensible al
microentorno que en el que se encuentra. Las variaciones de altitud, de suelos o de orientaciones hacen
que la garnacha se comporte de manera diferente y lo que expresa en su baya, varía dependiendo de su
microentorno. Por ello, al elaborar vinos de garnacha, se puede apreciar grandes diferencias entre vinos
de garnacha de un sitio muy concreto con otros de otro. Hay otras variedades que yo creo que son menos
plásticas y más rígidas; yo considero la garnacha como un ”terroir translator”, una variedad capaz de
mostrar muy nítidamente el sitio del que procede, y creo que eso es precioso. Creo que la pinot noir es
una variedad que también tiene puntos comunes con esto, siendo una variedad muy diferente a la
garnacha. Las variedades garnacha y pinot noir comparten ciertas características: piel fina, perfiles
frutales, florales y herbales similares. Pero estructuralmente hablando, son diferentes en cuanto a
adaptabilidad de climas, lugares de plantación o concentración de azúcares.
- Microcósmico, Supersónico, Telescópico, Psicodélico... Aunque cada uno de tus vinos es distinto, todos
te teletransportan a una experiencia cósmica. ¿Cuál crees que es el secreto de tu éxito?
A mí me parece muy difícil definir qué es éxito. Yo pienso que en relación con el proyecto de Bodegas
Frontonio, el éxito reside en poder elaborar los vinos que nos apasionan, recuperando viñas que nos
apasionan y compartiéndolo con gente que nos apasiona. Al final yo creo que esa es la clave, que cuando
tienes pasión por algo, el trabajo se convierte en placer y sobre todo, ir cumpliendo poco a poco el sueño
de elaborar un gran vino. Y sobre todo poder vivir con libertad.
- Además de crear tus propios vinos, te has convertido en el primer aragonés en recibir el título de Master
of Wine (MW), la máxima distinción que existe en el mundo del vino. ¿Por qué decidiste presentarte y
qué fue lo que más quebraderos de cabeza te dio para superarlo con éxito?
Al final ser Master of Wine no estaba en mi radar hasta que por diferentes razones acabé yendo a una
masterclass impartida en La Rioja. Cuando vi en lo que consistía y la gente que lo formaba, me interesó y
decidí que quería intentarlo. Obstáculos hubo muchos, el primero mi barrera lingüística; el segundo una
barrera económica clara, en paralelo estaba empezando con el proyecto de Frontonio y mis medios
económicos eran muy ajustados; y la tercera, el asimilar todo el conocimiento necesario y practicar lo
suficiente para poder realmente alcanzar el nivel requerido. Estos fueron mis mayores obstáculos. Por otro
lado, creo que mi mayor potencial eran las ganas que tenía de aprender y lograr obtener el título y el poder
orientar toda mi vida para conseguir este objetivo.
- Con vinos elaborados en varias zonas vitivinícolas como son Valdejalón, Calatayud o Campo de Borja,
¿te ves probando suerte en alguna otra zona con futuras posibilidades? ¿El cambio climático te lleva a
plantear nuevas zonas de cultivo?
Para mi Aragón es mi casa, es el sitio donde yo nací, y elaborar vinos en la provincia de Zaragoza, en las
Sierras del Jalón, más concretamente en Alpartir (donde vivo), es mi vida. Recuperar viñedos viejos de
montaña de garnacha en altitud y con ello demostrar que con ello se puede hacer una de las mejores
garnachas del mundo, es un objetivo vital difícil de conseguir. ¿Elaborar vinos en otros sitios? Me seduce
cuando se trata de hacer proyectos o creaciones con amigos, porque creo que lo bonito es aprender y
cuando dejas de aprender la vida es aburrida. Disfruto mucho al crear cosas con amigos en otros sitios, se
trata de compartir, aprender ambas partes, y esto es lo bonito de todo esto, el poder compartir. Más allá
de esto no está en mis planes elaborar vinos en otras zonas.
- Influencer dentro y fuera de la red, tus directos en Instagram se han convertido en punto de encuentro
para profesionales y aficionados del sector, ¿Crees que las redes sociales están ayudando a democratizar
el mundo del vino? ¿Ves algún inconveniente en ello?
No me consideraría técnicamente un “influencer”, creo que más allá del éxito que tuviesen esas charlas
que hicimos, ya que no las hice yo, sino las hicimos yo y toda la gente que quiso aportar su granito de
arena, pienso que las redes sociales son una bonita herramienta cuando se utilizan adecuadamente. Las
redes sociales te permiten acercar realmente al consumidor o a la persona que quiere beber vino, al
“winelover”. Y además muestran qué hay detrás de una botella de vino; todo el trabajo, las diferentes
maneras de hacer un vino, las diferentes filosofías de un productor, las diferentes corrientes en viticultura.
Hacen más transparente un mundo que es sin duda opaco.
- ¿Con qué personaje (vivo o muerto) te gustaría compartir una copa de tus vinos? ¿Qué vino elegirías y
por qué?
Es muy complicado, porque creo que hay muchas personas, vivas o muertas, con las que querría compartir
una copa de vino. ¿Cómo no compartir una copa de vino con gente interesante? Si realmente tuviera que
elegir a alguien, pensaría en dos personas que siempre me han fascinado, Leonardo da Vinci; una persona
con una visión artística descomunal, con una capacidad técnica extraordinaria, pero, sobre todo, con una
destreza para soñar e inventar única. Y lo juntaría a Maria Thun, una mujer concienzuda y precisa cuyos
experimentos dieron sentido a algunas preguntas sobre la agricultura biodinámica y creadora de “su”
calendario biodinámico que hoy continúa su descendencia. Siempre he pensado en la belleza de compartir
una copa de vino con gente que sueña despierta y que se atreve a dejar que la mente fluya sin ningún
complejo. Abriría una botella de El Jardín de las Iguales con ambos, probablemente la añada 2021, que
tiene muchas cosas que enseñar. Sería increíble escucharlos debatir, pura fantasía.
- Por último, ¿nos podrías confesar algún nuevo descubrimiento vinícola que haya sido para ti un
auténtico flechazo?
Las cosas en el vino van más rápidas que nunca y por lo tanto, la verdad es que casi cada semana descubro
algo que me gusta mucho. Si tuviera que elegir, me decantaría por lo que está haciendo Arnot-Roberts en
USA o Timo Mayer en Australia, ambos buscan pureza y precisión en zonas que anteriormente eran peso
y dulzor. Arpepe es uno de los proyectos vitícolas que más me seducen, ya sé que no es ningún
descubrimiento, pero intento guardar todas las botellas que puedo, porque pronto, sus vinos serán
imposibles de conseguir. Y por supuesto, en mi casa, no podría olvidarme de Envínate, donde no os
descubro nada, pero cada vez hacen vinos más grandes que sin duda se encuentran en la cresta de los
vinos de nuestro país.