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Desmitificando los mitos más comunes del vino

16/08/2023 Actualidad

El mundo del vino está lleno de encanto y misterio, pero también de mitos y leyendas urbanas que pueden influir en nuestras percepciones y experiencias.  Es hora de desenmascarar estos conceptos erróneos, que además carecen de todo fundamento científico, y descubrir la verdad que se esconde detrás de cada uno de ellos.

¿Te apuntas?

5 falsos mitos sobre el vino

Mito 1:

Introducir una cuchara en la botella de un espumoso conservará su efervescencia.

Seguramente habrás visto en alguna nevera una botella de espumoso abierta, pero con una cucharilla introducida en la boca. En España es una costumbre muy arraigada, pues se cree que la cuchara de metal se enfría rápidamente y el metal frío, al emitir aire más frío a su alrededor, dificulta la salida del gas. 

Hay quien también piensa que el metal en contacto con el líquido hace que las burbujas se adhieran a la cuchara, en lugar de salir de la botella. Sin embargo, este truco no tiene ningún fundamento científico. Lo mejor es conseguir un buen tapón hermético especial para espumosos y alargar la vida de tus burbujas favoritas unos días más o, definitivamente, acabarte la botella en buena compañía.

Mito 2:

El vino tinto se sirve a temperatura ambiente y nunca se debe enfriar.

Primero que nada, ¿qué entendemos por temperatura ambiente? Si tomáramos en cuenta la temperatura global y obtuviéramos el promedio entre los distintos climas existentes en el mundo, los cálculos nos dan como resultado un valor global de unos 14 °C (que, por desgracia, va subiendo)

En realidad, la temperatura ambiente resulta ser más fría de lo que pensamos y no es común para todos los habitantes de la Tierra ni para todas las estaciones del año. La temperatura ideal recomendada para consumir vinos tintos va de los 13 °C a los 18 °C (la temperatura media global entra en este rango) a eso nos referimos con “temperatura ambiente”.

Por lo tanto, si en casa no cuentas con una nevera que te permita mantener tus vinos tintos dentro de este rango de temperatura ideal de consumo, te recomendamos refrescarlos un poco antes de servirlos. Dales unos 20 minutos de nevera y, mientras los sirves y bebes, se encontrarán en su temperatura ideal para apreciarlos como se debe. Incluso hay vinos más ligeros y frutales, que en verano se disfrutan más con un ligero toque de frío.

Mito 3: 

Si es vino blanco, que sea del año, porque los blancos no envejecen bien.

Si hay quien aún crea en esta afirmación, seguramente se ha perdido de grandes botellas y de míticos vinos blancos de larga crianza, como el Viña Tondonia Blanco Gran Reserva, un vino tan buscado, que siempre está agotado.

Si bien es cierto, no todos los vinos blancos (pero tampoco los tintos) están hechos para largas crianzas o prolongados envejecimientos. Hay factores que contribuyen a que un vino pueda contar con extraordinaria longevidad. Hoy en día podemos encontrar vinos blancos que se dejan reposar o que tienen un paso por barrica cuyo envejecimiento les aporta complejidad y cremosidad. Si aún no los conoces, déjate aconsejar, prueba alguno y comprobarás que la corta vida de los vinos blancos no es más que un mito.

Mito 4:

La regla de oro: los vinos blancos para el pescado y los tintos para las carnes y los quesos.

En el mito anterior hablamos de los vinos blancos con crianza, lo cual nos sirve de pretexto para desmitificar la arraigada creencia del maridaje por excelencia: vinos blancos con pescados y vinos tintos con carnes. Precisamente los vinos blancos con crianza nos ofrecen un cuerpo y complejidad tan interesantes que son capaces de acompañar un guiso contundente con o sin carne. Y además, pese a lo que siempre se ha creído, son los vinos blancos con crianza los mejores acompañantes para los quesos. ¿Lo sabías?

Por otra parte, hay vinos tintos que por su delicadeza no son los más adecuados para acompañar carnes en guisos muy contundentes o especiados. La fuerza del plato queda por encima de la sutileza del vino y nos opaca su presencia. Sin embargo, son vinos que pueden acompañar a la perfección un buen pescado. ¿Te animas a probar?

Mito 5:

Los vinos cuanto más viejos, mejores.

No todos los vinos mejoran con la edad. Hay vinos que están hechos para su disfrute inmediato y están destinados a beberse jóvenes y frescos, mientras que otros pueden beneficiarse de una crianza adecuada.

Además, no es lo mismo un envejecimiento controlado por los expertos en una bodega: en barrica o botella y en condiciones ideales de temperatura y humedad, que el que podamos dar en casa. Es decir, no basta con guardar un vino por mucho tiempo para que mejore su calidad.

Además, los vinos son como las personas, están vivos y evolucionan, cada uno de distinta manera, por lo que un vino bien conservado puede envejecer bien y darnos una agradable sorpresa, o bien, puede evolucionar de una manera poco favorable que perjudique a sus propiedades organolépticas.

Una buena herramienta para disfrutar de la evolución paulatina de un buen vino es el coravin, que nos permite extraer una pequeña cantidad de líquido sin tener que descorchar la botella, permitiendo alargar su vida durante semanas, meses o incluso años y así poder comprobar el punto que más te agrade para descorchar la botella.

Es increíble cómo en la actualidad continúan existiendo reglas y estereotipos en torno al vino, que no siempre son universales ni absolutos. 

Así que, ¡es hora de separar la verdad de la ficción y romper antiguos mitos para disfrutar plenamente del fascinante mundo del vino! ¡No te arrepentirás!