Descubriendo a Verónica Ortega, la enóloga andaluza enamorada del Bierzo
Se le conoce como Verónica a una suerte en el toreo que se lleva a cabo sujetando el capote con las dos manos, de frente al toro, cuyo nombre se inspira en la manera en que Verónica, la santa, ofreció a Cristo un lienzo para que enjugara el sudor y la sangre durante el Viacrucis.
Mejor nombre no puede tener Verónica Ortega, hija del gran torero español Rafael Ortega, recordado y reconocido por la pureza y verdad de su toreo. A Verónica le admiramos y reconocemos también la pureza y verdad de sus vinos. Esta joven andaluza es una de las enólogas más prometedoras del panorama vinícola mundial. Lleva en las venas con orgullo la sangre del torero y, sin saberlo, con cada gesto homenajea a su padre. Sin miedo, “coge el toro por los cuernos” y se lanza a la aventura de elaborar algunos de los vinos más vibrantes y finos en Castilla y León (España). Conozcamos un poco más sobre Verónica Ortega, la enóloga andaluza enamorada de la mencía y del Bierzo.
- Verónica, naciste en Cádiz (Andalucía) donde los vinos del Marco de Jerez, el flamenco y las corridas de toros se dan un abrazo. ¿Tienes algún recuerdo de infancia relacionado con la presencia del vino en casa? ¿O fue más tarde cuando se te despertó el interés por el vino y su mundo?
Es cierto que en Cádiz la imagen del jerez está siempre muy presente. En casa, cuando yo era pequeña, siempre que había algún festejo era catavino en mano, pero no me crie en una casa con una gran cultura de vinos. Fue más tarde, tras estudiar enología, en mi primera vendimia en el Priorato cuando el interés por el vino despertó.
- Tu padre fue Rafael Ortega, un admirado torero español y un gran referente para ti. A pesar de no pertenecer a una familia de arraigo vinícola, ¿cuál dirías que es el legado de tu padre que a día de hoy continúas aplicando a tu vida personal y profesional?
Mi padre era un hombre de grandes principios y profundamente enamorado de su profesión, del campo y de su familia. De él puedo decir que heredé el amor al campo, y algo que considero una suerte en mi vida; una pasión o una vocación que hace que todos los esfuerzos se vean recompensados.
- Luego de estudiar enología tuviste la fortuna de experimentar tu primera vendimia en el Priorat, de la mano de Álvaro Palacios y Daphne Glorian. ¿La experiencia del trabajo de campo en el viñedo fue definitiva? ¿Qué fue lo que encontraste en el Priorat o en la viña?
Cuando llegué a Priorat recién había acabado mis estudios en enología, pero fue sin duda el trabajar con ellos lo que me contagió de unas ganas inmensas de aprender, de viajar a trabajar en distintos sitios y formarme para vivir esta profesión como ellos lo hacían, con total entrega y emoción.
- Luego de trabajar en un templo del vino como lo es el Domaine de la Romanée-Conti y pudiendo elaborar tus propios vinos en cualquier parte del mundo, ¿qué fue lo que te hizo volver a España? Y, ¿por qué elegiste el Bierzo, cuando muchos sueñan con hacer vino en el Marco de Jerez, tu tierra natal?
Mis años fuera de España fueron maravillosos, pero mi ilusión siempre fue volver algún día a España y establecerme como elaboradora, soñaba con elaborar mis propios vinos y desarrollar mi proyecto desde cero… Bierzo fue el lugar que elegí por muchas virtudes que encontré en esta región para ello: su viñedo viejísimo, su clima, su cultura vitícola tan arraigada y popular, pero sobre todo por el perfil de sus vinos, eso fue lo que realmente me hizo tenerlo claro al apostar por establecerme aquí.
Cádiz y sus jereces es una asignatura pendiente, que espero algún día poder cumplir, quizás cuando me retire, aunque solo sea por placer, tendré una solerita de amontillado viejo…
- En el Bierzo, esta modesta zona de Castilla y León, se está viviendo toda una revolución vinícola que sitúa a la denominación de origen a la altura de grandes regiones vinícolas del mundo. ¿Cuál crees que está siendo el secreto de su éxito?
Bueno, creo que en España encontramos en general varias zonas que están siendo reconocidas en el panorama vitícola internacional por la calidad de sus vinos y el posicionamiento que están tomando… En Bierzo contamos con varios factores que sin duda ayudan a que sea una de las zonas con más dinamismo. Una gran riqueza vitícola y un buen enfoque han sido claves para esta revolución.
- Según la DO. Bierzo, en Valtuille de Abajo hay 9 bodegas, incluida la tuya, que comparten territorio con 101 habitantes (según datos del censo 2022), muchos de ellos son gente mayor que se ha dedicado a trabajar en sus viñedos desde hace generaciones. ¿Cómo fue tu llegada? ¿Te enfrentaste a muchas dificultades o te facilitaron el trabajo?
Siempre se me ayudó en mis comienzos en el Bierzo, no solo en Valtuille, en otras bodegas donde también vinifiqué, embotellé o alquilaba espacios antes de tener el mío propio. Para muchos, ¡era sorprendente que viniera sola y a dedicarme al vino!
¡Tengo muchas anécdotas!
- Llegar además a un sitio donde la práctica de la viticultura es tan arraigada y donde se aplican técnicas que han pasado de generación en generación, debe suponer todo un reto para alguien a quien le guste aprender de la tradición, pero aportando conocimientos de vanguardia. ¿Cómo ha sido la llegada de una mujer joven intentando implementar nuevos patrones de trabajo a los que los viticultores no estaban acostumbrados?
Una de las grandezas del Bierzo son sus viticultores, que han mantenido este viñedo cuidándolo durante más de un siglo, ellos entienden mejor que nadie su territorio, a la vez que están abiertos y dispuestos a hacer las cosas bien.
- Y tú, ¿qué has podido aprender de ellos, que la escuela o tus experiencias en otras bodegas no te han enseñado?
En cada sitio sus viticultores tienen labores propias porque tienen distintos retos o adversidades. En Bierzo además hay una costumbre muy popular de hacer vino en casa para consumo propio y los viticultores te cuentan prácticas que hacían en la bodeguita familiar, que no te enseñarán probablemente en ninguna bodega, ¡con sorprendentes resultados!
- ¿Qué nos puedes decir de la variedad mencía, una uva aún desconocida para muchos, pero que te tiene cautivada? ¿Qué tienen sus vinos que enamoran?
Es una variedad noble, que bien trabajada puede dar vinos de increíble finura, complejidad y equilibrio. Es una uva muy transparente, para lo bueno y para lo malo.
- ¿Cuál crees que está siendo tu aportación personal a los vinos del Bierzo y cómo los describirías para alguien que aún no los conozca?
Para bien o para mal, la mía es una interpretación muy personal de la zona, de la mencía y de los distintos perfiles de Bierzo.
- Cal era uno de tus vinos insignia, un extraordinario vino blanco de la variedad godello que provenía de una parcela muy especial y que ahora ya no se elabora. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo llevas esa pérdida?
Cal era un vino con un perfil muy especial que se elaboraba con una finca que ya no trabajamos, con un suelo calcáreo, como sabéis, muy raro en Bierzo, pero estoy muy contenta porque siguiendo esa beta hemos encontrado otra viña de godello con la que elaboramos Tormenta y mantiene ese perfil tan mineral y afilado que le otorga el suelo y estamos plantando también godello en esa zona que interpreta tan bien esta variedad.
- Luego de tanto trabajo, ¿te sobra tiempo libre? ¿A qué te gusta dedicarlo?
Poco. Me encanta el mar, y es lo que más echo de menos, si tengo tiempo libre me escapo sin duda a Galicia, donde me siento como en casa.