Descubriendo a Tim Atkin, Master of Wine y uno de los mayores gurús del vino
Master of Wine, periodista, fotógrafo, crítico y jurado, Tim Atkin es una de las figuras más reconocidas del mundo del vino internacional. Por la coherencia de sus apreciaciones, por captar la esencia de los paisajes y de sus protagonistas y por saber transmitir el mensaje de las bodegas, sus famosos "Informes Atkin" son los más esperados y consultados a nivel mundial. Así que, que nos dedique su apreciado tiempo a contestar nuestro cuestionario es una muy buena ocasión para conocer más de su persona. Una oportunidad que no podíamos dejar escapar...
Nacido en 1961 en Dartford (Inglaterra), la ciudad natal de Mick Jagger, parece que allí las representaciones artísticas y conciertos de música en vivo triunfan más que el vino, ¿cómo es, entonces, que te dio por el mundo del vino? ¿Había en tu entorno familiar alguna figura que propiciase esta pasión? ¿Recuerdas tu primer contacto con el vino?
Me encantaría decir que me crié bebiendo Grands Crus de Borgoña, pero no fue así. Mis padres bebían vino, pero sobre todo vinos bastante comerciales como Mateus Rosé o Blue Nun. Cuando cumplí los dieciocho (probablemente antes, para ser sincero), empecé a beber cerveza, no vino, porque Kent, donde me crié, es conocido por el lúpulo, y me gustaba ir a los pubs. No empecé a interesarme por el vino hasta que me fui a vivir a Francia, en 1982, e incluso entonces lo que me gustaba era beberlo, no leer sobre el tema.
- ¿Un Master of Wine nace o se hace? ¿Desde siempre tuviste claro que querías dedicarte al mundo del vino? Y, en caso negativo, ¿qué te llevó a optar por esta vocación y convertirte en un experto de talla mundial?
Definitivamente se hace. Creo que nos sentimos atraídos hacia las cosas que se nos dan bien por naturaleza (en mi caso, catar y escribir), pero nadie se convierte en un Master of Wine sin esfuerzo. Siempre había querido ser periodista, como mi padre, pero pensaba que acabaría escribiendo sobre deporte o política. Tuve un golpe de suerte cuando me ofrecieron un trabajo en una revista llamada Wine & Spirit. Así que se podría decir que el vino me eligió a mí, y no al revés.
- “Master of Wine” (MW) es una titulación de origen británico, y, aunque actualmente es accesible a cualquier experto en vinos, solo unos pocos logran pasar sus duras pruebas. ¿Qué fue para ti el ejercicio más difícil y cómo conseguiste superarlo con éxito?
Lo que me resultó más difícil fue la química. Tanto en el colegio como en la universidad estudié humanidades, así que tuve que esforzarme mucho para sonar convincente al hablar del modo en que se hace el vino. Olvidé un montón de datos sobre los gases inertes y esa clase de cosas en cuanto salí de la sala del examen. Algunas pruebas fueron divertidas, la verdad, sobre todo la cata a ciegas, que es el tipo de reto que me gusta.
- Con más de treinta años de experiencia, a día de hoy escribes en importantes publicaciones internacionales de gran prestigio y realizas minuciosos informes anuales en diferentes Denominaciones de Origen. ¿Qué es lo que te lleva a escribir sobre un lugar en concreto?
Me tienen que gustar los vinos, claro está, pero es más que eso. La mayoría son lugares preciosos en los que también me gusta la gente. Y donde la política, la historia y la economía son interesantes. También me gusta escribir sobre lugares en los que creo que puedo mejorar la situación, para que mi trabajo pueda provocar algún tipo de cambio. A todos nos gusta que nos escuchen. ¡Espero que no suene arrogante!
- Además de ser un reconocido periodista y uno de los críticos de vinos más relevantes del mundo, tienes otra gran pasión: la fotografía. Está claro que se te da muy bien y así se refleja en cada uno de tus informes. Actualmente, la fotografía se ha convertido en una herramienta imprescindible en tu trabajo. ¿Cómo te ayuda a la hora de analizar una región vitivinícola?
La fotografía hace que siempre mire a mi alrededor, en lugar de pensar solo en la próxima botella de vino. También me gusta mucho hacer fotos de personas, conseguir que se relajen en mi compañía para poder captar algo de su personalidad en una fotografía. Comprender a las personas te ayuda a entender mejor los vinos que elaboran.
- En tus informes, además de hacer un análisis minucioso de las particulares del lugar (terroir, clima, viñedo, etc.), visitas numerosas bodegas y pruebas sus vinos. ¿Cómo se hace para poder catar más de 1000 vinos en muy poco tiempo y conservar la capacidad de analizarlos y calificarlos?
¡Con mucho aguante! En serio, intento mantenerme en forma, dormir mucho y asegurarme de no deshidratarme. Estoy acostumbrado a catar muchos vinos y es una habilidad que se desarrolla con el tiempo, como cualquier otra. Se trata sobre todo de practicar, practicar y practicar.
- Teniendo en cuenta que tus puntuaciones influyen considerablemente a los consumidores, los coleccionistas y los inversores a la hora de decidir qué vino comprar o en cuál invertir, ser objetivo debe ser imprescindible pero, al mismo tiempo, muy difícil. ¿Cómo consigues mantenerte imparcial a la hora de puntuar vinos? ¿Haces uso de algún método o práctica especial?
Utilizo el sistema de cien puntos, no porque me guste, sino porque es el sistema de referencia para los críticos. Siempre me esfuerzo por ser sincero con la gente, aunque sean productores que también son mis amigos, y espero que lo respeten. Le digo a la gente que es solo mi opinión, pero, si ven que te esfuerzas y eres educado, puntual y profesional, espero que me traten como yo intento tratar a los demás.
- Desde que te dedicas a fondo a visitar zonas vinícolas de todo el mundo y conocer sus paisajes, sus vinos y su gente, ¿hay alguna que te haya cautivado especialmente y donde hayas visto una perlita en bruto? Y, ya que estamos, ¿crees que existe alguna zona vinícola que esté a punto de darnos una gran sorpresa o a la que vale la pena no perder la pista?
Me gustan todas las regiones y todos los países sobre los que escribo. Los que tienen más potencial por explotar están sobre todo en España. Rías Baixas es uno de esos lugares (sobre todo para los tintos), pero también La Rioja. Es curioso que La Rioja sea tan famosa, pero que, después de todo este tiempo, sea ahora cuando está empezando a creer en sí misma como una región de buenos vinos. En Argentina, la Patagonia también es una zona con mucho potencial. Y también Itata, en Chile. También creo que Sudáfrica en su conjunto no recibe el reconocimiento que merece.
- El calentamiento global es un problema. Cada vez son más las vendimias que se adelantan mientras el sector busca cómo combatir el cambio climático. En tu opinión, ¿has empezado a notar sus efectos en algunas variedades o vinos? ¿Cómo podemos afrontar este gran reto?
Sí, en casi todas partes. Todos tenemos que pensar en nuestra huella de carbono, y lo digo como alguien que vuela a regiones vinícolas del extranjero. Hay algunas regiones que se benefician del cambio climático, sobre todo si antes eran zonas marginales, pero para la mayoría, sobre todo para muchas de las regiones "clásicas", es un verdadero reto. Los productores pueden hacer muchas cosas, como utilizar menos agua, plantar uvas que soporten mejor el calor y la sequía, crear viñedos en lugares más frescos... Pero no creo que el mundo del vino esté abordando el calentamiento global y el cambio climático con la urgencia que debería.
- Otro de los grandes desafíos a los que se enfrenta el mundo del vino es la captación de las nuevas generaciones. Durante años, los jóvenes han vivido de espaldas al vino y lo han considerado como una bebida que no iba con ellos, lo consideraban para gente mayor. ¿Crees que esta percepción está cambiando? Si no es así, ¿Cómo crees que podemos despertar su curiosidad?
No es fácil, sobre todo en países productores de vino, como España. Creo que los más jóvenes quieren relacionarse y conectar con personas e historias, con vinos que estén unidos a un lugar. Las etiquetas llamativas también ayudan. Pero lo más importante es no hablarles con desprecio.
- El vino sin aditivos añadidos y que crece de manera sostenible siempre ha existido. Sin embargo, es ahora cuando se ha puesto de moda. ¿Cuál es el secreto de su éxito? ¿Es a causa de esta fama que, en contra de muchos, crees que acabará ciñéndose a certificaciones y etiquetados que garanticen su vinificación natural?
Soy la peor persona a la que hacerle esa pregunta, ya que no bebo muchos vinos naturales, en parte porque el término me parece un poco engañoso. Prefiero llamarlos "de baja intervención". Creo que a algunas personas les gusta el lado ligeramente rebelde de estos vinos, la sensación de que van más allá de lo tradicional. Pero algunos vinos naturales representan una vuelta al pasado, cuando el vino era menos estable, más "peculiar", por llamarlo de alguna manera. Desde luego, creo que hace falta una definición más precisa de los vinos naturales. Para mí, la sostenibilidad es más importante porque afecta a la forma en que se cultiva, se elabora y se vende el vino.
- Muchos reconocidos Master of Wine han aprovechado para elaborar sus propios vinos, como el caso de Fernando Mora, reconocido Master of Wine español que elabora vinos en Aragón. ¿Alguna vez has pensado en la posibilidad de elaborar tu propio vino? De ser así, ¿tienes algún paisaje preferido donde te gustaría hacerlo realidad?
¡Creo que se lo dejaré a los profesionales! En serio, ya tengo bastante con escribir y catar vinos. Pero una vez, cuando estaba un poco borracho, hablé con mi amiga, la maestra sumiller Isa Bal, sobre la posibilidad de elaborar un vino tinto de Saperavi, en Georgia. ¡Nunca se sabe!
- Gracias a tu trabajo, seguro que has tenido la oportunidad de conocer numerosas figuras importantes que pertenecen o no al mundo vinícola. Si tuvieras la oportunidad, ¿a quién elegirías para compartir una botella de vino y qué vino o espumoso sería el que te gustaría descorchar y por qué?
En efecto, he conocido a mucha gente estupenda y a veces a famosos gracias al vino. La persona que me hubiera gustado conocer, y que no conocí, es Nelson Mandela. Creo que habría estado bien compartir una botella de Swartland Chenin Blanc con él.
- Ya sabemos que la fotografía es tu otra gran pasión, pero ¿tienes alguna otra afición que te motive tanto? ¿Es compatible con el mundo del vino o, por el contrario, no tiene nada que ver?
Me encanta leer; también voy al gimnasio, corro, juego al golf y escucho música. Y también me encanta cantar y bailar. Pero mi mayor placer es comer y beber con mis amigos y mi familia. Mi padre tiene ahora 91 años y valoro mucho cada botella que comparto con él.
- Por último, con todos los vinos que has probado en la vida, ¿nos podrías confesar alguno que te sorprendiera hasta el punto de hacerte llorar de emoción?
No lloro con facilidad, pero los grandes vinos me inspiran asombro e introspección. No podría elegir solo un gran vino entre todos los que he probado, ya que ha habido muchos, pero el que todavía me trae recuerdos especiales es el Vega Sicilia Único de 1964.