Descubriendo a Delfí Sanahuja, director técnico y enólogo en Perelada
Delfí Sanahuja es, desde hace 30 vendimias, el estimado enólogo de Perelada, una reconocida bodega del Empordà que este año cumple 100 de vida y que estrena unas espectaculares instalaciones convirtiéndose en la primera bodega de Europa con certificado LEED GOLD de sostenibilidad. Bajo la guía de Delfí Sanahuja, los viñedos de Perelada han florecido, dando lugar a vinos que son un testimonio de artesanía y perfección.
Más allá de su habilidad excepcional como enólogo, Delfí Sanahuja es una persona de mirada tranquila que, sin llamar apenas la atención, destina el protagonismo a la uva y a la viña a través de su compromiso inquebrantable con la calidad, creando vinos donde la pasión y la precisión convergen; vinos que no solo deleitan al paladar, sino que también tocan el alma.
Conozcamos un poco más sobre Delfí Sanahuja, enólogo y director técnico de Bodega Perelada.
- ¿Tienes algún recuerdo especial relacionado con el vino que te haya marcado y que quieras compartir con nosotros?
Hay tres momentos importantes que han marcado mi trayectoria profesional: el primero, cuando presentamos en 2005 Finca Garbet, un vino de muy alta gama de Perelada que iniciamos en 2001 y cuyo objetivo era reflejar el fantástico paisaje de la finca; el segundo momento icónico fue en mayo de 2022, cuando inauguramos la bodega nueva en la cual llevábamos 20 años trabajando. Y por último, la celebración del centenario de Perelada, un homenaje a los 100 años de historia de la bodega en la que hemos querido acercarnos al público con actividades originales y catas inmersivas.
- Vienes de Tarragona, una zona de gran arraigo vinícola. ¿Siempre tuviste claro que querías dedicarte al vino? O ¿cuándo fue que se despertó en ti esta pasión por el vino y la viña?
Ya con 17 años iba a vendimiar la uva y despertó en mí el interés por este mundo tan versátil. Lo que más me gusto de este trabajo es que no caes en la rutina. En un mismo día tocas disciplinas tan distintas como enología, biología o comunicación. Tanto puedes estar solo en la viña por la mañana como estar presentando un vino en sociedad pro la tarde. Al combinar tantas disciplinas al mismo tiempo, no me deja caer en la monotonía. Lo cierto es que soy un curioso por naturaleza y me gusta ir aprendiendo cosas nuevas cada día.
- Sabemos que sientes profunda admiración por Josep Lluís Pérez (Mas Martinet) quien fue tu maestro y mentor y quien además es uno de los principales impulsores de la revolución del Priorat. ¿Qué influencia ha ejercido en tu trayectoria y cuáles de sus enseñanzas continúas poniendo en práctica?
Josep Lluís Pérez era asesor en Perelada y aprendí mucho de él. Persona curiosa, inquieta e investigadora, lo que más me ha influido de sus enseñanzas es toda la parte de investigación. Tal y como él me decía siempre: “para poder demostrar si algo funciona, debe ser antes probado”. Todo mi trabajo se basa en la experiencia y la observación práctica y, para ello, me apoyo mucho en el I+D (Investigación y Desarrollo) que me permiten adquirir nuevos conocimientos y desarrollar nuevas tecnologías o productos.
- Y entonces llegó Perelada… ¿Amor a primera vista? ¿Qué encontraste en Perelada que te ha llevado a permanecer alrededor de 30 vendimias con ellos?
Me siento muy a gusto en Perelada. Si por algo estoy bien es gracias a la confianza que deposita en mí Javier Suqué, presidente del Grupo Peralada. Siempre me da libertad de movimiento para poder experimentar y nunca me ha puesto trabas. Tal y como digo “no hay creatividad, si no hay libertad”. Y yo aquí la encuentro.
- Perelada se encuentra en un momento de esplendor. Celebra cien años de vida estrenando una espectacular bodega, la única en Europa reconocida con el certificado LEED GOLD de sostenibilidad. ¿Has contribuido de alguna manera al diseño de la bodega? ¿Cuáles son las ventajas de contar con una certificación tan importante y que influencia tendrá en los vinos que ahí se elaboren?
Desde 2003 que estamos trabajando en la creación y construcción de la nueva bodega. Para ello hemos visitado muchas bodegas y le hemos dado mil vueltas con el objetivo de encontrar la mejor fusión entre enología y arquitectura. Yo me he encargado, sobre todo, del tema funcional, para que cada uno de los espacios de la bodega, además de sostenible, sea totalmente funcional en beneficio de la elaboración del vino.
Somos la primera bodega en Europa con la certificación LEED GOLD, un sistema de certificación reconocido internacionalmente que evalúa y reconoce la sostenibilidad y eficiencia de edificios y proyectos en diversas categorías, como la eficiencia energética, la gestión del agua, la calidad del aire interior, la selección de materiales y el diseño innovador. Esta adopción de prácticas y tecnologías innovadoras en la elaboración de vinos se transmite positivamente en la calidad y la producción de los vinos y es acorde con nuestra manera de trabajar y ver la vida.
- En Perelada no solamente se hace muy buen vino, también es un motor que impulsa el arte, la gastronomía y el enoturismo. Según tu punto de vista, ¿de qué manera influyen todas estas áreas para poder acercar el vino a más personas y de la manera más accesible posible? ¿Sabemos comunicar el vino o aún nos queda mucho por hacer?
Aunque pequeño, Peralada es un pueblo muy complejo en el que puedes disfrutar del arte, la cultura y la gastronomía. El Empordà presenta un gran abanico de posibilidades en donde el vino hace de hilo conductor y nos permite tener una visión más amplia de mundo del vino.
Sin embargo, si es verdad que gracias a los festivales, restaurantes, museos o deportes somos más accesibles a los consumidores, lo cierto es que todavía nos queda un largo recorrido para llegar al consumidor final. El vino todavía se ve como elitista y todavía hay mucha gente que tiene miedo a no saber suficiente o en hacer el ridículo. El vino es para disfrutar y tenemos que ponérselo fácil a la gente para que pierdan el miedo a probar y a opinar. Menos tecnicismos y más en contacto con la viña y el paisaje es una buena manera de llegar a nuestro consumidor.
- Y, hablando de enoturismo y viticultura, ¿cómo definirías la riqueza que ofrece el Empordà? ¿Qué distingue a sus vinos del resto de zonas de Cataluña y España?
Empordà es paisaje. Una denominación de origen que, aunque pequeña, es muy diversa. En ella conviven la playa, la montaña, la viña... Con una amplia variedad de terrenos distintos y 20 variedades de uva diferentes, podemos ofrecer vinos intensos, equilibrados y con personalidad que se desmarcan del resto.
- Con todo este despliegue de recursos y con la importancia y reputación de Perelada, que elabora alrededor de 100 vinos en distintas denominaciones de origen, ¿cómo lo haces? Solamente en Empordà elaboráis alrededor de 30 vinos, ¡es para volverse loco!
Para no volverte loco, primero de todo, has de tener muy claro qué es lo que quieres hacer y marcar una dirección. Hay que tener en cuenta que llevo 30 años trabajando en Perelada y, lo cierto, es que me conozco muy bien cada uno de los vinos que elaboramos aquí. Aunque es complicado, lo tengo todo en mi cabeza. La experiencia es un grado.
- Todo vino lleva un gran trabajo detrás, desde los más sencillos hasta los que resultan excepcionales. ¿Cómo tiene que ser un gran vino? ¿Cuál es la dificultad en la elaboración de vinos de entrada de gama, para que resulten ser vinos de disfrute sin sacrificar calidad?
Para conseguir un gran vino tiene que ser intenso, que tenga de todo. Equilibrado, que no sobresalga nada. Con personalidad, que lo haga único. Y, por último, con gran capacidad de guarda, para ir disfrutando de su evolución en el tiempo.
A la hora de crear un vino de entrada de gama, lo importante es conseguir un vino sabroso, redondo, equilibrado y fácil de beber. Un vino que cuando lo describas no tenga ningún adjetivo negativo, sino que sea amable.
- De entre todos los vinos de Perelada, hay alguno que sea “la niña de tus ojos”. ¿Nos cuentas un poco?
Acaba de salir Centenari Perelada 2020 para conmemorar los 100 años de la bodega y, la verdad, es que ha requerido de mucho trabajo y muchos esfuerzos. Se trata de un vino de muy alta gama del que solamente hay 1070 botellas y en el que he querido reflejar el carácter y personalidad de Javier Suqué, alma mater de Perelada. Algo que todavía nunca había hecho y que, aunque ha sido muy difícil, al mismo tiempo, ha sido muy gratificante.
- Eres un elaborador magistral de grandes vinos. ¿Te falta algo por hacer? ¿Tienes algún vino en mente que te gustaría firmar?
Con Centenari Perelada me siento muy satisfecho. He llegado a elaborar lo que tenía en mente. Sin embargo, nunca se toca techo. Nunca puedes decir que has hecho el mejor vino. Siempre hay que tener la ilusión de poder mejorar.
- Para ser un gran elaborador también hay que ser un gran catador. ¿Compartirías con nosotros ese último vino que hayas probado y que consiguió emocionarte y por qué?
En el mundo del vino tengo muchos amigos que hacen muy buenos vinos, así que no nombraré ninguno para evitarme dejarme alguno. De Perelada, lo cierto es que estoy muy contento de la primera añada en la nueva bodega. 2020 ha sido un gran año y estamos muy orgullosos de los vinos que hemos conseguido.