Conociendo a Marta Casas, enóloga de Parés Baltà
De pequeña soñaba con ser la mujer del tiempo, pero su reticencia por la física la llevó a estudiar farmacia. Y aunque las hierbas medicinales han estado siempre a la orden del día, poco imaginaba entonces que la física, la química y, sobre todo, la meteorología serían claves en su vida. Todo comenzó cuando, al enamorarse de su marido, se sumergió casi sin quererlo en el mundo del vino. Con una visión actual y, sobre todo, sostenible, cada una de sus creaciones se inspiran en el respeto por la biodiversidad y el patrimonio natural. Toda una pasión y saber hacer que Tim Atkin ha reconocido al nombrarla Enóloga del Año 2024.
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1- ¿Cuál es tu primer recuerdo con el vino?
Yo no había estado vinculada al mundo del vino hasta que conocí a mi marido. Sin embargo, recuerdo claramente que el primer día que entré a la bodega de su familia, ese aroma tan característico me transportó de inmediato a la casa de mis abuelos en Vilanova. Fue en ese momento cuando me di cuenta de algo que nunca había sido consciente: en mi propia familia también se había elaborado vino.
2- ¿Cuándo decidiste involucrarte de lleno en este mundo?
Aunque este mundo me apasiona, lo cierto es que llegué aquí por un cúmulo de coincidencias. Estudié farmacia, pero mientras hacía las prácticas en una farmacia, me puse a estudiar enología por las tardes. No era algo vocacional, pero rodeada de tanta familia bodeguera (mi suegro, mi marido, mi cuñado, mi cuñada, los amigos…) no quería sentirme apartada de sus conversaciones sobre el tema. Pero una vez tuve que hacer las prácticas, mi suegro me invitó a realizarlas en su bodega y, desde entonces, que aquí estoy.
3- En este proceso de cambio profesional, ¿quién ha sido tu gran referente y qué lección clave te ha transmitido?
El abuelo de mi marido, Joan Cusiné Hill, fue sin duda un gran referente y un verdadero visionario. Recuerdo cómo se escandalizaba al saber que mi cuñada y yo (las enólogas de la 3º generación Parés Baltà) éramos una química y una farmacéutica; él insistía en que todo debía ser completamente natural, sin artificios químicos. Así que, aunque nuestra bodega está certificada como ecológica desde 2003, siempre se ha trabajado de forma orgánica, siguiendo esos principios que él defendía. Además, su visión iba más allá: en el año 2000 él no hablaba del término cambio climático, pero, pensando que venía tiempo de sequía, ya tuvo la idea de plantar en la montaña, apostando por cultivos en altura. Su manera de adelantarse a los retos del futuro es algo que siempre me ha inspirado profundamente.
4- La segunda generación, liderada por tu suegro Joan Cusiné Cusiné, introdujo una línea de vinos jóvenes y frescos que marcó un antes y después en la bodega. ¿Cuáles son los cambios cuando la tercera generación tomáis el mando?
La llegada de la tercera generación trajo una explosión de innovación. Por un lado, desarrollamos la gama Micro Cuvée, con vinos monovarietales y elaboraciones de parcelas específicas que reflejan la esencia del terruño. Por otro lado, introdujimos la línea R-evolution, enfocada en vinos de mínima intervención y máximo respeto por el entorno, consolidando nuestro compromiso con la sostenibilidad y la autenticidad.
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5- Con estudios en farmacia, enología, y en biodinámica, ¿cómo enfrentas el cambio climático?
El cambio climático es una realidad, pero también debemos considerar los ciclos astronómicos. Los antiguos, sin libros ni estudios, observaban el cielo y seguían los ritmos marcados por los planetas y las constelaciones para cuidar los cultivos. Estos ciclos, junto con nuestra capacidad de observación, siguen siendo clave. La naturaleza es inteligente, y nosotros debemos actuar como directores de orquesta: observar, planificar y tomar decisiones conscientes para guiar nuestros viñedos y nuestras granjas en armonía con ella. Nuestros actos son esenciales para el buen equilibrio de la naturaleza.
6- ¿Creéis que el vino puede formar parte de un estilo de vida saludable?
Sí, especialmente dentro de la cultura mediterránea, donde el pan, el vino y el aceite son pilares de la dieta. La clave está en el equilibrio: en comer, beber y organizar nuestra vida de manera consciente. Cuando mantenemos ese balance, no debería haber problemas. Sin embargo, los excesos, las adicciones o los malos hábitos nos llevan a desequilibrios que afectan nuestra salud, ya sea por el alcohol, la comida u otros factores. El equilibrio es fundamental, y debería inculcarse desde pequeños para entender mejor nuestro cuerpo y nuestra mente.
7- Si el vino es cultura, ¿cómo hacemos para integrarlo en las nuevas generaciones?
Por desgracia, hemos perdido esa conexión con los más jóvenes. El abuso, la falta de educación o la desinformación son factores que han influido en esto. El vino no puede perder su valor cultural, y debemos educar a los jóvenes para que comprendan que cada bebida tiene su momento y su contexto, sin despreciarlas por su contenido de alcohol o azúcar. La clave está en acercarnos a ellos y enseñarles el valor de la cultura gastronómica, el buen gusto y el respeto por las tradiciones.
8- Si miramos hacia adelante, ¿qué proyectos nuevos hay en la bandeja?
En los últimos años estamos apostando por los vinos sin sulfitos, por la recuperación de variedades autóctonas y la aplicación del método ancestral. Además, hemos empezado a experimentar con vinos de muy baja graduación elaborados con base de agua y plantas. Por ejemplo, estamos experimentando con un espumoso de rosas elaborado como un pet-nat que tan solo tiene un grado y medio de alcohol y un poco de azúcar residual.
9- ¿Qué vinos de Parés Baltà recomendarías a alguien que quiere iniciarse en el mundo del vino y por qué?
Nuestro cava Gran Reserva Rosa Cusiné, un espumoso rosado de guarda superior dedicado a la abuela de Parés Baltà. Sin duda, una mujer fundamental en la historia de la bodega. Un vino que no solo destaca por su sabor, sino también por el simbolismo que lleva consigo: reivindicar el rol de las mujeres que, aunque trabajaban en el viñedo y en la bodega, solían estar invisibilizadas. Además, refleja nuestra filosofía de cultivo ecológico, algo que el abuelo de la familia impulsó, buscando crear vinos placenteros sin productos químicos. Un ejemplo perfecto de vino orgánico, saludable y delicioso, que refleja el equilibrio entre tradición, calidad y respeto por el entorno.
10- Teniendo en cuenta que eres una apasionada de tu trabajo, ¿tienes alguna otra afición?
Además de seguir formándome, como ahora que estoy terminando el diploma WSET, tengo un club de lectura con once mujeres de mi pueblo, Pacs. Cada mes leemos un libro y nos reunimos en casa de alguna para cenar, comentar el libro y divertirnos. Es una forma genial de desconectar y disfrutar con amigas.
11- Por último, ¿Nos podrías indicar algún vino que te haya sorprendido recientemente?
Ethèric Blanc de Noirs de Finca Olivardots, una bodega joven dirigida por una madre y su hija en el Alt Empordà. Un vino que me impresionó por la combinación de cariñena blanca y tinta, con un toque de pieles. La frescura y acidez me parecieron fantásticas. Además, esta variedad tiene mucho futuro con el cambio climático, pues tiene un ciclo largo y no desarrolla mucha azúcar, lo que preserva la acidez y la capacidad de envejecimiento. ¡Un hallazgo interesante!