Cómo se sirve el vino

A la hora de servir un vino, el protocolo a seguir no es para nada gratuito. Se trata de todo un ritual de servicio que, a parte de proporcionar unas connotaciones psicológicas de exaltación al vino sirve, sobre todo, para poder disfrutarlo en todo su esplendor. Si quieres servir los vinos adquiridos en Decántalo como un auténtico profesional lo tienes muy fácil. En todos nuestros vinos encontrarás nuestras recomendaciones de temperatura, de decantación y maridaje. Pero si además quieres parecer un auténtico winelover sigue estos pasos que aquí te presentamos.

El orden del vino

En cualquier convite que se precie, los vinos deben seguir un orden de servicio. Del mismo modo que en un menú los platos van ganando en intensidad, los vinos deben ser buenos compañeros en este aumento de sabor para compensar el maridaje. De esta manera, la degustación de los distintos vinos deben seguir un orden creciente de sensaciones. Es decir, a medida que se van sirviendo los distintos platos, va aumentando en el vino la persistencia aromática, la riqueza en azúcar y el grado alcohólico. 

Por regla general, los vinos blancos van antes que los tintos, los jóvenes antes que los viejos, los más secos antes que los más dulces y los más modestos antes que los más nobles. Sin embargo, en el mundo del vino no todo está escrito. Lo importante es saber que es lo que realmente va a potenciar las características de cada uno de los platos que se sirven.

Temperatura del vino

Antes de abrir cualquier botella, es indispensable tener en cuenta la temperatura correcta de servicio para poder disfrutar perfectamente de las características propias de cada vino. 

Aromas, azúcar, acidez, taninos, grado alcohólico, crianza… son las propiedades encargadas de decidir cuál es la temperatura ideal de servicio. Teniendo en cuenta que el frío reduce las sensaciones de dulce y alcohol y aumenta la tanicidad y acidez, en líneas generales en los tintos jóvenes se recomienda una temperatura de entre 12 y 16ºC, y en los tintos con crianza un servicio de entre 17 y 18ºC.  En el caso de los blancos jóvenes agradecen servirse entre los 7 y 10ºC y en los blancos con fermentación y rosados aumenta el margen entre los 9 y 12ºC. Por último, los más frescos, los espumosos suelen rondar los 7ºC. Hay que tener en cuenta que por encima o por debajo de estos niveles, los vinos pierden propiedades, pueden enmascarar grandes cualidades e incluso convertirse en desagradables.

Pero tan  importante es cuidar la temperatura de servicio a la hora de abrir la botella, como conservarla a lo largo de todo el consumo. Para estos casos, en épocas de calor, las cubiteras o las bolsas enfriadoras son un buen aliado. Igualmente, hay que tener en cuenta que una vez servido el vino en la copa puede aumentar entre 1 y 2ºC la temperatura, por lo que si se sirve el vino con un par de grados más fríos, en pocos minutos conseguirá su temperatura ideal.

Descorche del vino

Descorchar correctamente un vino no es complicado pero tiene su protocolo. Primero de todo hay que retirar la cápsula de la botella. Se trata del envoltorio que cubre parte del cuello para proteger el tapón y garantizar que no ha sido abierto anteriormente. Se corta, con un corta cápsulas o pequeño cuchillo, por debajo del anillo del gollete. Es decir, por el saliente que se encuentra por debajo de la boca de la botella. De esta manera se evita que el vino entre en contacto con este material que con el tiempo se ha podido oxidar o enmohecer. Cuando ya tenemos el corcho descubierto, se introduce el sacacorchos en el centro del cocho y se va girando sin mover la botella evitando que el tirabuzón lo traspase completamente. Si a la hora de extraer el corcho desgraciadamente se parte en dos, con cuidado se introduce de nuevo el sacacorcho de forma transversal y se vuelve a tirar evitando que caigan en el interior virutas de corcho.

Una vez descorchado, un buen aliado para saber el estado del vino es el propio corcho. Si éste desprende aroma a vino es buena señal, pero si en cambio huele a corcho o tierra mojada seguramente nos encontramos frente a un vino defectuoso. Solo hace falta acabarlo de confirmar con la degustación.

Servicio del vino

La mayoría de los vinos pueden servirse directamente de la botella. Sin embargo, en los vinos viejos se recomienda trasvasarlos en un jarro de cristal o decantador para separar los posibles posos o lías de la crianza. Además, a través de esta decantación el vino se oxigena y favorece la exaltación de todas sus virtudes.

A la hora de servir, la botella debe cogerse por la parte más alejada del cuello y siempre mostrando la etiqueta. Se sirve suavemente por el lado derecho del comensal, con un chorro continuo y controlado y sin tocar la copa. Se llena solo dos dedos en tintos y un poco más en rosados, blancos y espumosos y, seguidamente, se gira la botella en el sentido de las aguas del reloj para que la última gota no caiga en el mantel. 

En una mesa con distintos comensales, primero se ofrece una pequeña cata al anfitrión y, una vez  aprobada por éste, se sirve primero a las mujeres, de mayor a menor edad y seguidamente se sirve a los caballeros por el mismo orden. Por último, se acaba de servir al anfitrión. Sin embargo, en la actualidad el protocolo se ha modernizado en este aspecto y tras dar a probar al anfitrión es de lo más correcto servir a todos los de la mesa siguiendo las agujas del reloj.

Ahora que ya sabes un poco más sobre el protocolo del vino, solo falta ponerlo en práctica. Para ayudarte, en Decántalo, además de una amplia y variada gama de vinos, te ofrecemos accesorios para el vino que te facilitarán el servicio, exaltarán el vino y te harán quedar como un auténtico profesional  ante tus invitados. Sin duda, ¡triunfo garantizado!