Cata del Barrio de la Estación 2016
El viernes 16 de septiembre nos acercamos al barrio de la estación de Haro a la cata organizada por las seis bodegas que forman parte del barrio. Uno de los epicentros de los vinos de Rioja e incluso del panorama vitivinícola español, con más de 150 años de historia desde que se decidió crear la estación de ferrocarriles de Haro en 1859. Llegaron los franceses con necesidad de comprar vino debido a las plagas de Mildiu y filoxera y el tren hizo de comunicador perfecto para poder transportarlo. La instauración de las bodegas fue la siguiente:
– 1877: R López de Heredia
– 1886: Compañía Vinícola del Norte (CUNE)
– 1890: La Rioja Alta
– 1901: Bodegas Bilbaínas
– 1970: Muga
– 1987: RODA
El evento se basaba en ir recorriendo a pie las diferentes bodegas e ir probando las nuevas añadas. Nosotros realizamos el siguiente recorrido:
CVNE: tenían sus tres diferentes bodegas-marcas representadas de las cuales destacaríamos la gama Imperial por su representación fiel del estilo clásico de los reservas de la Rioja. Viña Real crianza, con un estilo más Garnachero y con menos presencia de madera, y Contino, con su Contino Reserva y sus monovarietales de Garnacha y Graciano
Muga: pudimos probar sus vinos en la sala Torre Muga donde la nueva añada de Prado Enea 2009 sigue con la línea de los grandes clásicos de la zona.
Gómez Cruzado: esta bodega ha realizado un cambio de rumbo que nos ha gustado mucho hacia vinos parcelarios y con menos presencia de madera nueva. En la gama de vinos de ensamblaje, Vendimia seleccionada 2015 con un 50% Tempranillo y 50% Garnacha y con cinco meses de crianza en madera, ha recuperado un espíritu afrutado y fresco. Pancrudo, una parcela de Garnacha situada en la sierra de la demanda en una zona fría que está vinificada en barricas y huevos de cemento, es para nosotros el gran vino de la casa.
Rioja Alta: una de las bodegas junto con Tondonia que lleva el clasicismo a todos sus vinos. Las nuevas añadas de toda la gama que probamos nos resultaron muy buenas, destacando el Viña Alberdi y 904 Gran Reserva 2007.
R. López de Heredia: las nuevas añadas siguen por su estilo clásico de largas crianzas en barricas viejas. Resalta su Viña Bosconia 2005.
Roda: en la moderna sala de barricas de la bodega pudimos probar toda la gama de vinos. Destacar el Roda I Reserva por su gran equilibrio, complejidad de fruta y la crianza.
Bodegas Bilbaínas: nos ha llamado mucho la atención los vinos singulares que están elaborando. Los monovarietales de Graciano y Tempranillo Blanco son vinos que auguran un buen futuro. Como vino de paraje sobresale el Viña Pomal Alto de la Caseta , un Tempranillo de altura. Se nota que este joven equipo de Bodegas Bilbaínas están con ganas de elaborar vinos diferentes.
Por último, asistimos a la «master class» organizada por Pedro Ballesteros, en la cual tuvimos la oportunidad de realizar los coupages tan característicos y típicos del barrio. Cada bodega presentó vinos en diferentes fases de crianza y se trataba de elaborar un vino final. Un ejercicio muy práctico para entender la filosofía de las bodegas.
Después de haber estado todo el día probando los vinos de las bodegas de la estación, hemos llegado a la conclusión de que algo se está moviendo. Los monovarietales de Tempranillo no son la panacea, con la ayuda de la Garnacha, sobre todo en los más jóvenes, los vinos son más refrescantes y afrutados. De la misma forma, el aporte de madera nueva cada vez es menor en este tipo de vinos. Con respecto a los clásicos de largas crianzas, son los coupages, los aromas terciarios y los colores delicados que le aporta el paso del tiempo, los baluartes del Barrio de la Estación.