Acústic Rosat, un gran rosado muy diferente

Esta semana, hemos probado un vino que nos ha sorprendido a todos. Un vino muy distinto, lleno de contrastes, con un paso por boca que no nos esperábamos. Un vino que tan solo por su elaboración tan especial, por sus variedades y por el hecho de que se trata de una apuesta muy personal y hasta un punto arriesgada de nuestro amigo Albert Jané, sabíamos que iba a ser toda una experiencia. Y sobrepasó lo que habíamos pensado de antemano. Hablamos del Acústic Rosat, un vino muy diferente, potente, complejo, con mucho cuerpo, que nos recuerda mucho a un vino tinto.

Es la primera añada de este vino, elaborado a partir de viñas viejas de Garnacha Negra (40%), Garnacha Roja (40%) y Cariñena (20%). Las mismas con las que se elaboran los vinos tintos de Acústic, el gran Auditori o el intenso Braó. Una parte de este vino fermenta en roble francés y reposa unos seis meses con sus lías.
Su impresionante color fresa madura muy brillante, muy limpio y con una fina lágrima glicérica, ya nos avanza un poco cómo será.
En la nariz, la primera sorpresa: esperábamos un gran golpe de fruta roja y no. Es intenso, pero no potente y con mucha fruta roja pero matizada, mezclada con notas especiadas (destacada vainilla) y herbáceos aromáticos. Después de agitar la copa y con el tiempo, vemos que la fruta se vuelve golosina, aparecen flores rojas, notas cremosas,… Y es en este momento, cuando todos comentamos que, a pesar de ser un vino rosado, es necesario decantarlo. Su evolución en copa es impresionante y necesita algo de tiempo. Y los 14º de momento, ¡no se notan!
Todos nos preguntamos ¿cómo será en boca? Ataque potente, muy potente. Una potencia que nos acompaña durante todo el recorrido, acompañada de un amargor marcado pero muy agradable. Muy untuoso, con la fruta expresiva, con algún apunte cítrico, con una textura muy cremosa, con mucho cuerpo,… y los 14º continúan sin aparecer. Acidez viva, muy fresca y un final muy, muy persistente.

¿Y con qué lo maridamos? Gran pregunta. Desde luego, con platos contundentes: carnes asadas, aves (como un pollo asado con hierbas, con salsa), unas codornices, con verduras asadas o cocinadas (como una musaka). Unos sabrosos risottos. También nos sugiere unas truchas de río… Perfecto. ¿Y con unos quesos azules como un gorgonzola? También. Y con muchas más opciones.

Hay quien comenta que le gusta mucho el contraste entre la nariz y la boca. También se comenta que no habían degustado un vino rosado con tanto cuerpo y tan potente. Se destaca que su matiz amargo está al final tan integrado que no imaginamos este vino sin él. Un vino rosado del Montsant muy diferente, arriesgado, complejo.

Probadlo y preparaos para una gran sorpresa. Y si quieres coméntanos con qué lo has degustado.

¡Hasta pronto!