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10 vinos del Priorat que deberías probar al menos una vez en la vida

Al principio les llamaron locos a aquellos que se plantearon obtener el mejor vino del mundo a partir de unas tierras pobres y abandonadas en el Priorat, una pequeña región perdida en la zona montañosa, en pleno corazón de Tarragona (Cataluña).

Ahí el vino llegó en el siglo XII gracias a un grupo de monjes franceses que establecieron su priorato y construyeron la cartuja de Scala Dei, que lleva dicho nombre gracias a la leyenda que explica que dos caballeros, por mandato del rey, recorrían el país para buscar un sitio idóneo para que los monjes cartujos se instalasen. Al llegar a los pies de la sierra de Montsant se sorprendieron al ver tanta belleza y preguntaron a un pastor local sobre dónde se encontraban. El pastor les dio la información que buscaban y también les explicó que en el corazón de aquel valle, en el pino más alto, aparecía una escalera que los ángeles utilizaban para subir y descender (Scala Dei, escalera de Dios)

En ese punto exacto, los ángeles bajaron tocando con un halo de misticismo y misterio aquella tierra abrupta que hoy en día es la cuna de algunos de los mejores y más buscados vinos del mundo: nació la magia del Priorat.

Aquel grupo de “hippies locos”, encabezados por dos grandes nombres de la vitivinicultura, René Barbier y Álvaro Palacios, transformaron aquella fama de rudos e imbebibles que tenían los vinos del Priorat, en vinos de paisaje, elegantes, sedosos, sensuales… y son, hoy en día, algunos de los vinos más exquisitos y buscados del mundo.

A continuación te dejamos una lista con 10 grandes vinos del Priorat que deberías probar al menos una vez en la vida.

1.- L’Ermita

No se puede hablar del Priorat sin hablar de L’Ermita, la obra maestra de Álvaro Palacios. El seductor chico de la moto y la guitarra ¡lo consiguió!: elaborar uno de los mejores vinos de España (y del mundo) en aquel recóndito lugar donde los vinos que ahí nacían eran conocidos por su rústica aspereza. 

Álvaro Palacios dejó la bodega familiar en Rioja, para seguir a René Barbier en la búsqueda del vino perfecto y se encontró con el viñedo donde nace L’Ermita: 1,4 hectáreas donde crece en pendiente un hermoso jardín de viñas centenarias de garnacha. L’Ermita es, sin duda, un vino de culto, con toda la sutil elegancia de la garnacha y el carácter de la pizarra del Priorat, del que solo se elaboran, como mucho, 2 mil botellas que están al alcance de muy pocos. Si eres uno de los afortunados, no desaproveches la oportunidad de probarlo.

2.- Clos Mogador

A René Barbier tenemos que dar gracias por su espíritu libre y rebelde, por la utopía hecha realidad, por su obsesión por la expresión del terroir y su gran amor a la naturaleza. René Barbier es, sin duda, el profeta del Priorat y Clos Mogador es su vino insignia. Un coupage de garnacha, cariñena, syrah y cabernet sauvignon que provienen de viñedos que nacen vertiginosas pendientes que se cultivan con el máximo respeto al entorno. Un vino de paisaje, fresco y elegante. Sin duda, uno de los mejores vinos del Priorat.

3.- Clos Martinet

Josep Lluís Pérez es uno de los “5 magníficos del Priorat”, otro de los artífices de la transformación de la que era la comarca con más depresión económica de Cataluña. Biólogo de formación, dejó una cómoda vida para irse a vivir con toda la familia a uno de los rincones más recónditos del mundo. La aventura comenzó con Clos Martinet, el vino de los años 80, de los que creyeron en el Priorat. Un vino de culto que nace a partir de un coupage de diferentes variedades y que es fiel reflejo del Priorat más clásico y reconocible. Profundidad, calidez y elegancia incomparables.

4.- Laurel

En el grupo conocido como “los 5 magníficos del Priorat” había una mujer, la suiza Daphne Glorian, que conoció a René Barbier y a Álvaro Palacios en Estados Unidos, quienes la invitaron a unirse al grupo que se establecería en Priorat. Daphne Glorian fue la primera en conseguir los 100 puntos Parker para un vino del Priorat, el Clos Erasmus 2004, logro que repitió con la añada 2005. Con Laurel nos abre la puerta a la exclusividad del Priorat, un vino imperdible, mucho más accesible que el Clos Erasmus, pero que expresa todo el carácter y elegancia que se espera de un vino de clase mundial.

5.- Scala Dei Masdeu

Scala Dei ya existía incluso antes de la revolución del Priorat. Esta bodega, cuyo nombre hace homenaje a la historia de los monjes cartujos, que fueron quienes llevaron al Priorat los primeros conocimientos sobre la elaboración del vino, ofrece todo un viaje en el tiempo. Masdeu es un vino profundo y complejo, que intenta recuperar la esencia centenaria de los orígenes prioratinos pero vestido con una elegancia de largo recorrido. Un monovarietal de garnacha que, a diferencia de otros vinos de Priorat, no crece en suelos de licorella (pizarra) sino en parcelas en altura donde predominan los suelos arcillo-calcáreos. Un tinto que es, sin duda, una escalera para subir y tocar el cielo.

6.- Clos Figueres

Christopher Cannan, fundador de la compañía de exportación de vinos Europvin, fue quien presentó los vinos del Priorat a Robert Parker, que no tardó en manifestar su entusiasmo por lo que estaba sucediendo en este remoto lugar de Cataluña. Años después creó su propia bodega, Clos Figueras, donde actualmente y con el apoyo incondicional de su hija, la enóloga Anne Cannan, elabora algunos de los vinos más destacados del Priorat. Clos Figueres es su vino más representativo. Un expresivo coupage de garnacha y cariñena, las uvas reinas del Priorat, que destaca por su elegancia, complejidad y frescura.

7.- Vall Llach Finca Mas de la Rosa

Lluís Llach, un conocido cantautor catalán, heredó la casa que su madre dejó al morir, en Porrera, uno de los nueve pueblos que conforman el Priorat. Si bien “los cinco magníficos” llegaron para llevar a cabo la revolución enológica en el Priorat, Lluís Llach y su amigo, el notario Enric Costa, llegaron a Porrera para hacer vino y con ello comenzar una revolución social que permitiera a los agricultores cobrar precios justos de acuerdo a la calidad de sus uvas. Así nació Vall Llach. 

Finca Mas de la Rosa es su vino más especial. Nace en un viñedo centenario que se encuentra plantado en un terreno con 80% de pendiente, sobre suelos de pizarra. Muy pocas botellas de este monovarietal de cariñena, uno de los tres únicos vinos Gran Vinya Classificada de la DOQ Priorat, elegante, expresivo, sincero y con mucha personalidad.

8.- Les Manyes

Dominik Huber terminó sus estudios de Económicas y Marketing en Londres, pero mientras aún estudiaba consiguió su primera estadía de prácticas en la bodega Mas Martinet, con Sara Pérez, en Priorat. Pocos años después repitió experiencia donde conoció a Eben Sadie, un reputado enólogo sudafricano, y ambos decidieron iniciar en el año 2001 su propia bodega, Terroir al Límit, toda una declaración de intenciones. Esta relativamente joven bodega elabora vinos extraordinariamente finos, donde el paisaje se expresa con pureza, como en el vino Les Manyes, una garnacha tinta de edición limitada, prácticamente etérea, cuya delicadeza ha sido reconocida en su añada 2016 con 100 Puntos Parker. 

9.- Els Escurçons 

Sara Pérez es la pantera del Priorat. Recorre con elegancia felina cada uno de los viñedos que cuida con mimo y que transforma con solo mirarlos. Carácter y mano firme, pero también entendimiento y respeto por esta tierra, de la que siendo niña renegaba, de la que quería escapar cuando su padre, Josep Lluís Pérez, se unió al grupo de los “cinco magníficos” y tuvo que mudarse a Gratallops con toda la familia. El magnetismo del Priorat conquistó a Sara, quien no es que haya recogido el legado de su padre, en Mas Martinet, sino que muestra con voz propia y consciente lo que es capaz de hacer con el fruto de este fantástico terroir. Con Els Escurçons nos ofrece una garnacha tinta elegante, fresca y sensual, enigmática como Sara, cautivadora como el Priorat.

10.- Pedra de Guix 

Priorat no solamente es tierra de grandes tintos. De un tiempo a la fecha, la elaboración de grandes vinos blancos, para nuestra fortuna, sigue creciendo. Pedra de Guix es uno de los exquisitos ejemplares que vale la pena descubrir y probar, al menos una vez en la vida. Elaborado por Terroir al Límit, se elabora con macabeo, garnacha blanca y pedro ximénez, tres variedades que conviven en una perfecta armonía y que hacen de Pedra de Guix un vino blanco con un elegante paso por barrica, mineral y ligeramente salino, que nos ofrece un guiño a la Borgoña pero con todo el carácter del Priorat.

Aquí tienes 10 vinos que son en sí mismos, toda una experiencia que, si tienes oportunidad, has de vivirla en primera persona. Por suerte, la DOQ Priorat está llena de sorpresas. Atrévete a recorrer sus espectaculares paisajes empinados de viñedos imposibles y descubre ese magnetismo del que todos hablan, ¡te conquistarán!.

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