Barbadillo Manzanilla Arboledilla Poniente

Para los maestros bodegueros de la D.O. Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda es fundamental para su trabajo estar pendientes del tiempo. Los fines de semana, especialmente en otoño, invierno y primavera, es de vital importancia saber si lloverá o no durante los dos días de descanso. Lógicamente, hay que dejarlo todo bien preparado para la lluvia. Dependiendo de esto no hay que extrañarse si los operarios, antes de dar carpetazo a la jornada laboral los viernes, se marchan y dejan las ventanas abiertas, con las cortinas de esparto recogidas. Sí, sí, tal y como se lee. Lejos de guardar y proteger recelosamente el vino, en el sur de Andalucía se busca la humedad (tan favorable para el velo en flor). En parte, dicha humedad, llega gracias al Poniente, un viento frío y húmedo que llega del Atlántico y que junto al Levante (otro viento mucho más cálido), forman la pareja perfecta donde se encuentra el equilibrio. 

Dependiendo de que viento predomine ese año, las manzanillas tendrán caracteres totalmente distintos. Esto mismo es lo que ocurre en La Arboledilla. En las grandes dimensiones de esta bodega, donde Barbadillo  guarda 1.500 botas, hay sitio para todo y en función de la orientación nacen vinos únicos. Así ocurre con Barbadillo Manzanilla Arboledilla Poniente, una manzanilla en rama de una selección de botas que se encuentran situadas en la parte oeste de la bodega, orientadas al mar y bajo la influencia del Poniente y las brisas marinas. Este vino va de la mano de Barbadillo Manzanilla Arboledilla Levante, su contrario que se encuentra en la zona este de la bodega, en un rincón más oscuro y amparado por el Levante. Entre ambas ubicaciones apenas existe un kilómetro de distancia (no más de 180 metros); pero es sorprendente apreciar el contraste entre las dos manzanillas. El origen es idéntico. Ambas parten del mismo mosto; pero los matices son totalmente distintos: toques mucho más frescos, finos y elegantes se revelan en Barbadillo Manzanilla Arboledilla Poniente. Montse Molina,  enóloga de Barbadillo, es la especialista y quien maneja cada uno de estos matices y particularidades.

Barbadillo Manzanilla Arboledilla Poniente se elabora con palomino fino, la uva típica de la zona, que crece sobre la albariza. Este suelo, de carácter calcáreo y poroso, retiene con gran facilidad las precipitaciones de la zona que caen abundantemente entre octubre y abril. El resto del año, donde hay que hacer frente a veranos calurosos y secos, estas reservas de agua garantizan la supervivencia de las cepas (que también se refrescan con los vientos de Poniente y las brisas marinas). En concreto Barbadillo posee a día de hoy 500 hectáreas de viñedo propio.

En bodega, la uva se recepciona y se procesa. De ahí va directamente al prensado, una parte muy importante del proceso de vinificación de la manzanilla, ya que dependiendo de su calidad el mosto se destinará a uno u otro tipo de crianza. El primer volumen de prensa -conocido como mosto flor y que representa el 65% del volumen total- se reservará para la crianza biológica, la segunda partida, llamado Segunda Yema, representa el 23% del total, se obtiene con mayores presiones y se destina a la crianza oxidativa. Barbadillo Manzanilla Arboledilla Poniente se encuentra en el primer grupo, pasando a las botas donde permanecerá 5 años en reposo. En este tiempo estará bajo la protección e influencia del velo en flor, un fenómeno único en el mundo y que solo se da en la zona del marco jerezano. Esta capa de levaduras, que aparece en la parte superior del vino, lo aislará del ambiente (evitando su oxidación) a la misma vez que irá consumiendo sustancias del vino. Por último Barbadillo Manzanilla Arboledilla Poniente se embotella sin filtrar ni clarificar.

Nota: se recomienza catar Barbadillo Manzanilla Arboledilla Poniente en contraste con Barbadillo Manzanilla Arboledilla Levante