Borgo Imperiale Prosecco

Desde 1921 la familia Decordi elaboraba vinos artesanales desde su pequeña bodega en Solarolo Monasterolo, un pueblo de la provincia de Cremona, en Lombardía. Lo que era algo producido a pequeña escala se terminó convirtiendo en un proyecto mucho mayor en el que quisieron plasmar y recoger toda la esencia del norte italiano. Para ello qué mejor forma de hacerlo que rindiendo homenaje a su zona, bautizando sus vinos con el nombre de corvi (cuervo en italiano), el ave típica de la zona. Sin embargo, el tiempo y la simbología se encargaron de demostrar que aquello no era una buena idea, ya que, habitualmente, el cuervo se identifica con el mal augurio o la mala suerte. Por este motivo la familia decidió rebautizar sus vinos como Borgo Imperiale.

Tras más de 50 años de trabajo, a día de hoy, esta familia está formada por 29 vinos típicos del norte italiano, donde no podía faltar Borgo Imperiale Prosecco, un espumoso seco elaborado en la D.O.C. Prosecco. Como no podía ser de otra manera en esta denominación, la uva utilizada es la glera, variedad típica de la zona que ha sido siempre la base de sus vinos. El trabajo y el esfuerzo han sido las notas predominantes en este negocio que hunde sus raíces en 1921 cuando Quirico Decordi regentaba una pequeña posada donde servía algunos vasos de vino que eran elaborados por él. Su interés fue creciendo; su fama también, hasta convertir ese negocio en uno de los mayores productores de vinos típicos de la zona que se ha convertido en todo un referente.

A día de hoy la bodega de Borgo Imperiale cuenta con equipamientos de última tecnología. En sus instalaciones solo se procesan los mejores racimos, cuidando en todo momento la calidad en cada una de las fases de la elaboración. El primer paso sería la fermentación. Este proceso, donde el vino adquiere gran parte de sus aromas, durará entre 15 y 20 días a una temperatura máxima de 18º C. En el caso de los Prosecco Spumantes, será necesaria una segunda fermentación natural que se realizará según el método italiano (también conocido como método Martinotti). Este proceso se realiza en las autoclaves, grandes cámaras a presión, donde el vino adquirirá sus características burbujas. Finalmente, hacía el día 30, se baja la temperatura para terminar con la fermentación, quedando Borgo Imperiale Prosecco listo para embotellar y convertirse en el mejor homenaje posible al norte italiano.